No sé muy bien si se
trata de un trivium o de un cuadrivium. Ciertamente no es binomio. Quiero decir
que junto al discípulo amado está Pedro, por una parte, y Judas por el otro. Y
María Magdalena, para completar el cuadro si se admiten figuras femeninas.
Pero Pedro, ay Pedro,
no termina de entrar en el juego y requiere un intermediario. Lo que me extraña
es que fuera precisamente él quien recibiera el encargo de ser piedra.
Claro que también
pudo ocurrir que otros hicieran el trabajo sin exhibir títulos ni requerir encomiendas.
Siempre me quedará la
duda sobre Judas. Con toda seguridad era el mejor dotado. ¿Se le cruzaron los
cables o se sintió defraudado?
¡Más le hubiera
valido acercarse a Jesús y dejarle intimar! Estoy convencido de que si llega a
comerse el trozo de pan untando, tras un paseo a la luz de la luna, hubiera
vuelto al grupo a terminar de cenar.
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