Hablan por ahí de
cambio de época, y sus razones tienen. Dicen que este mundo tras un tiempo ya
no va a ser reconocido, y será así. Qué suerte tienen quienes son capaces de
mirar tan a lo ancho y lo profundo. Servidor sólo sabe echar el ojo aquí cerquita. Y
lo que veo me disgusta, pero tiene un qué.
Ese qué es el cambio
en personas que conozco… que empiezo a desconocerlas. El cambio está dándose.
Veo a A venir a coger macarrones, porque
hoy tiene ese plan en la cocina. El que se jactaba de burlar a las alturas, porque
era montador de grúas, y mirar con altivez y altanería a quienes sólo pisábamos
por abajo, ahora no tiene vergüenza, ni la siente, en ceñirse el mandil y
colocarse la cofia, porque él es ama de casa neonata.
A JC le veo y no le veo. ¿Cómo
entenderlo haciendo las labores, acarreando nietos al cole, haciendo la cola
del pescao y preguntando si el arroz se echa antes o después en la cazuela de
encender el fuego en la cocina; él, que era el mejor y más rápido destajista de echar el hormigón y poner cimientos a diestro y siniestro? Pues ahí está.
De MC lo esperaba todo, menos que fuera
el hombre de la casa, ella tan femenina y dependiente, tan poca cosa y sin
estilo. Pues ver para creer.
¿Treinta tíos
reunidos (y alguna tía, a la que pidieron amablemente que volviera a sus
obligaciones) y ni un sólo chiste verde, ni siquiera picaruelo? Hablando de cómo
lavar y planchar, de cómo está la cesta de la compra, de si esa noche se pasó
en vela acunando al bebé de la nuera, para que esta descansara de tanto darle
al escobón por las calles; al fin y al cabo consiguió durante un tiempo entrar
en el servicio de limpieza y es la única que ingresa.
Y lo que más me
sorprendió: “Pero coño, ¡esta vez no hay sopa, ni harina, ni fideos! Oye, míguel,
¿quién organiza estos envíos? ¡No tiene ni puta idea de lo que se come en nuestras
casas! ¡Seguro que se lo dan todo hecho o come siempre en restaurantes de postín!”
Por pudor, y también
para evitar disgustos, no tomé ni una sola foto del compacto y abigarrado grupo
de hombretones, transformados por estas circunstancias de la vida en
hacendados, preocupados y ocupados amos de casa.
Sí algo está
empezando a moverse… Y no es para mal, precisamente.
Una última cosica.
Que nadie se lleve a engaño; no han perdido ni un ápice de energía, aunque
lleven si pisar la obra años y años. Los paquetes volaban como si fueran de
papel, y el camión no lo metieron dentro porque tenía dueño y había que
devolverlo.
Tras la declaración
del pasado día once, corrido un tupido velo sobre lo acontecido en el tiempo
transcurrido hasta el día de autos, el mejor remate a la faena, en mi opinión,
habría sido salir usando las sandalias o en su lugar el transporte público.
Del mismo modo podría
haber empleado el tiempo breve, pero intenso de apenas quince días largos, para
lanzar al viento las verdades del barquero, ya que él era el timonel.
Incluso si hubiera
intentado desmantelar siquiera un poco, tan sólo levemente, el sinedrio; entonces
tal vez las habría considerado como lágrimas, no de arrepentimiento (tampoco
era necesario tanto), sólo de disculpa. Ser humano, sólo humano.
Este no es mi pedro.
Está nevando, hace
frío. Intento que mis dedos entumecidos pedaleen sobre el teclado, pero se
resisten.
Dentro de poco
conectarán todos los medios para ofrecer la magna despedida. Será urbi et orbe.
No quiero ser malo, no deseo que suene walkürenritt; esto
no es el apocalipsis, tampoco se acaba el mundo. Y mucho menos aún está en mi
intención que se armen de ardor guerrero precisamente los que están de más, y sin
embargo siguen, siguen, siguen…
Era de un curso más
que yo, y también más alto. Y a lo que se ve, más listo. Es del mismo pueblo
que mi abuela materna, Becilla de Valderaduey. Le perdí la pista cuando me
marché a estudiar a Madrid. Luego supe que había colaborado en la traducción de
algún libro de la Biblia en el equipo de Alonso Schökel, porque era versado en
lenguas.
Tras muchos años sin
saber nada, nos encontramos en un funeral, el del padre de la médica de mis
padres. Resultó que eran parientes. Apenas nos saludamos, y eso que jugamos
mucho a baloncesto; él de ala pivot y yo de base. Es un decir, lo que entonces
hacíamos era poco más que pasar y tirar al aro. A pesar de todo, cuando
coincidíamos en el mismo bando, aprovechaba bien mis pases.
Ahora me entero que
le han nombrado nada menos y nada más que director del secretariado de la
comisión episcopal para la doctrina de la fe. Y no sé si alegrarme por él o
darle el pésame.
Por supuesto que se
trata de mucho honor recibir esa encomienda. Sin embargo, alguien que desde
hace más de treinta años se viene dedicando a la enseñanza y a la
investigación, pasar a ser el vigilante de la playa, con derecho o algo
parecido sobre el pensamiento y su expresión de otras personas de su misma o
parecida valía, es una carga que cambia a cualquiera, si no es que ya está
cambiado por completo.
La foto que publican
de Agustín del Agua le representa sonriendo. Que conserves esa sonrisa el mayor
tiempo posible. Ese es mi deseo.
–Don Enrique, dicen
los albañiles que están dispuestos a hacer la obra a cambio de la nave lateral,
que no tiene uso y a ellos le viene bien de encerradero.
–Mira, Miguel Ángel,
el dinero es sólo dinero, y esa nave algún día os hará falta, y no tendréis que
echarla en falta.
Así o parecido fue
aquel diálogo que mantuve con el ecónomo diocesano cuando tuvimos que
enfrentarnos a construir una iglesia a partir de una vieja nave industrial.
Como no teníamos ni una perra, el ofrecimiento de los constructores nos pareció
un milagro y la mejor solución. Pero don Enrique, que era más viejo y astuto,
nos disuadió. Así que hicimos la obra con nuestros medios, que fueron llegando
pocos a pocos y terminaron siendo enteros; antes de inaugurarla ya estaba todo
pagado. Y la parte que quedó sin reconstruir, porque incluirla habría aumentado
la capacidad del templo pero habría disparado el coste en progresión no
aritmética sino geométrica,estuvo
vacante durante un cierto tiempo, pero no demasiado, porque ese mismo verano el
Banco de Alimentos de Valladolid nos pidió que le almacenáramos todos sus
productos, porque ellos no tenían dónde hacerlo.
Desde entonces acá
ese espacio se ha llenado, se ha vaciado, se ha mediado, y se ha vuelto a vaciar
infinidad de veces. Desde muebles y ropa hasta libros y alimentos. Sin olvidar
coches de niño, sillas de ruedas, muletas, televisores y ordenadores, máquinas
de escribir, de coser, ajuares completos de casas que se deshacían por traslado
o fallecimiento, artilugios de cocina y hasta herramientas y similares. Todo
entraba, y todo ha salido.
Anoche estaba vacía
del todo, y ahora no está llena. ¡Ojala lo estuviera! Tres viajes, treinta
palés, veinte minutos cada descarga, una treintena de tiarrones desfogando sus
ansias de sentirse útiles y vivos, sus mujeres haciendo las labores en casas
ajenas con morriña de no poder estar colaborando, y quince toneladas largas
de aceite, leche, pasta, lentejas, arroz y demás. Eso ha sido todo en esta mañana.
–Por supuesto, tú, y
tu nieta, y yo… Pero eso no va a ocurrir ya, sino cuando sea.
Lola estaba acostada
y con la mascarilla del oxígeno aplicada a la cara, de modo que su voz sonaba
como llegada del fondo de una bodega, con sordina. Le indiqué que estaba
deseando estar junta a ella rezando para que su enfermedad fuera más llevadera,
incluso retrocediera, porque no iban a estar solos los médicos, que había que
echarles alguna o las dos manos, si fuera preciso. Y accedió. Estuvimos los
dos, mano a mano; el resto de la familia, el marido, el hijo, la nuera, la
nieta, no se acercaron, pero no se perdieron nada desde algún lugar de la casa.
Tampoco yo les pedí que asistieran, y ahora me arrepiento.
Recitó conmigo las
oraciones rituales, ofreció su frente y sus manos para que se las ungiera, y
rubricamos el acto sacramental juntos con el padrenuestro.
Al terminar entraron
todos, y al salir de su casa me abrazaron cariñosamente.
Esto fue el viernes.
Hoy, domingo, se han pasado Lola y Juan la tarde entera viendo corridas de
toros enlatadas. ¡Y sin la mascarilla!
No hay ningún
milagro. O sí, según se mire. La vida es fuerte, incluso hasta el último
suspiro. Pero en tanto éste llega, cualquier ayuda es buena, en especial si se
desea, se acoge y se agradece. Y Lola es así de natural.
Volverá a pasar por
urgencias, y tras unos apaños regresará de nuevo a casa a seguir al cuidado de
los suyos. Ciertamente ya no nos cruzaremos paseando en las mañanas, nosotros
volviendo y ellos iendo, o viceversa. Nos veremos en su hogar, sentada o
acostada; con ganas de parlar o adormilada. Y me preguntará qué tal estoy
muchas más veces aún, porque Lola tiene cuerda para rato. Hasta que le
abandonen las fuerzas… o se rompa de golpe.
Para un día como éste,
segundo de cuaresma, Cortés ha aderezado en su reflexión a Samuel Aranda, World
Press Photo Winner 2011, con un texto preciso, que no precioso, duro de roer y
malo de digerir.
Hay quien dice que
esta foto es La Pietà del siglo XXI. Su autor tuvo que mirar en Internet,
porque no le sonaba; él está a otras cosas.
Yo pongo ambas, y
termino con las palabras escritas de José Luis Cortés, aunque no rimen. Pegan,
vaya si pegan.
Fátima al-Qaws acunando a su hijo Zayed. Samuel Aranda, World Press Photo Winner 2011
La Pietà. Miguel Angel (1498-1499). Vaticano
“Cada día se nos
muestra la gloria de Dios, pero no en resplandores, sino allá donde estalla la
misericordia, la justicia, la verdad, el cariño. Identificamos «gloria» con
resplandores, con magnificencia y tromperío, con grandes acciones que, en teoría,
conmueven al mundo; con personajes famosos, ricos, bellos, poderosos; con
riquezas ostentosas; con la astucia que logra lo que no logran los justos;
gloria como sinónimo de éxito. No sabemos lo que decimos. Tenemos que revisar
esos criterios.”
Esta tercera foto la
coloco por mi cuenta; al fin y al cabo uno es hijo de su tierra y deudor de sus
raíces.
La Quinta Angustia (Gregorio Fernández, 1625), es la imagen titular de la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad de Valladolid
Le gusta lavar los
platos, como a mí; hace deporte, como yo; y practica el trikin (trekking), en
tanto que a mí me gusta andar, caminar, subir y bajar, pasear, mirar los campos…
en fin en esto somos diferentes. He querido pillarle, pero se me escapa; lo busco
en Chile, y está en Méjico; dicen que vivió diez años entre mapuches sin lograr
aprender a hablar como ellos (el mapudungun), también a mí se me dan muy mal
los idiomas.
En fin, que tiene
barba, o la tenía; es jesuita, o lo era; y es muy joven, o lo fue.
Pero Luis García
Huidobro no viene acá porque sea simpático o conservador, o alto o bajo. Ni
siquiera porque use gorra tipo béisbol y se lo ponga a derechas sobre la
cabeza. Está aquí porque él firma este texto que yo encuentro fresco, natural y
sabrosón.
No tiene por qué
gustar a todo el mundo. Basta que me guste a mí. Aunque espero que otras muchas
personas lo encuentren por lo menos interesante.
Nos llegan lejanas noticias de ti. Dicen que te
bajaste de la cruz, que no seguiste el ejemplo de Juan Pablo II, que quiso ser “signo”
de que la Iglesia no se gobierna con fuerzas humanas sino con el Espíritu
Santo. Pero también nos llegan noticias de que el Espíritu Santo se las ha
tenido que ver estos últimos años con rencillas de poder que agotan a cualquiera.
Debe haber sido duro todo eso. Acá a veces nos peleamos por quién lava los
platos o limpia el baño, y nos hacemos harto daño con la competencia entre
nosotros, cómo será allá que tienen cosas más importantes por las que pelearse.
Te escribimos para hacerte presente nuestra solidaridad.
Por acá no nos preocupa quién será tu sucesor. No
habíamos oído hablar de ninguno de los papábiles (nuestra candidata sería la
hermana Lupita, pero le preocupa que si se va no hay quien sepa cómo funciona
la cocina).
Hemos leído que lo que están peleando en la próxima
elección es si continúa tu “operación limpieza” de la corrupción en la curia o
si los poderes de las tinieblas pueden más. Nos resulta lejana esa disputa,
pero importante, así es que solidarizamos con tu lucha contra la corrupción.
Echamos de menos en esta elección una disputa a
nivel teológico y pastoral, pero no nos extraña. Nos dicen nuestros mayores que
fuiste tú quien sacaste de los seminarios, universidades y publicaciones católicas
los temas teológicos y pastorales que se discutían cuando eras teólogo. Nos
dicen nuestros viejos también que pretendiste acabar con el más evangélico de
los frutos de la Iglesia en los últimos siglos: el compromiso de la Iglesia
Latinoamericana con la liberación de nuestros pueblos, el 40 % de los católicos
del mundo. Pero no te tenemos rencor, todo lo contrario. Lejos de los
seminarios y universidades nuestros viejos han seguido enseñándonos a leer el
evangelio. Dicen que crees que “restauraste” la antigua Iglesia inmutable,
porque en el cónclave que viene no será tema la implementación del Concilio
Vaticano II ni la teología de la liberación. Parece que todo es tan distinto
por allá. Acá en América Latina también hay gente de Iglesia que cree que la
teología de la liberación está muerta.
Hoy dices que te faltan fuerzas espirituales para
gobernar la Iglesia. Eso acá lo llamamos desolación, sequedad, y por eso
queremos animarte.
Te escribimos para contarte que hay gente en la
Iglesia que se siente llena de fuerza del espíritu, fuerza porque ser débil es
una manera de ser fuerte: religios@s y laic@s que atienden migrantes y le hacen
frente al crimen organizado, laicas que forman cooperativas de cafeteras,
frijoleras, tejedoras o lo que sea para sacar adelante juntas a sus hijos.
Obispos y curas que comparten el día a día de la autonomía indígena y la
resistencia a la invasión capitalista. Catequistas y seminaristas que sacaron
la parroquia a la calle para descubrir el evangelio entre jóvenes drogadictos.
Algunos curas más osados que se atrevieron a entrar a los prostíbulos con la
frente en alto (porque no iban a saciar con sexo pagado sus propias
frustraciones, sino a consolar las penas de las trabajadoras sexuales).
Instituciones de Iglesia que reparten condones a mujeres que no son dueñas de
su cuerpo. Otros compas indignados desde la calle y las barricadas. Diáconos
que acompañan parejas que no se pueden casar y comulgar “como Dios manda”, etcétera.
Esa Iglesia no está falta de fuerza espiritual. Está
fuerte, pero no hace mucho ruido, no sale mucho en la tele ni en los diarios, y
eso que no son pocos. Y te cuento una cosa: siguen alimentando su fe con la
teología de la liberación, que no está muerta, andaba de parranda. Es verdad
que no se enseña en los seminarios y universidades, pero se susurra en favelas,
en comunidades indígenas, en cumbres ecuménicas, en patios carcelarios, en
clases de religión de colegios sin nombre de santo. En noviciados de
congregaciones religiosas, en colectivos de estudiantes “ultrones” y en barrios
de migrantes por todo el continente. Se difunde en blogs donde la inquisición
no llega, en Facebook y en radios comunitarias.
Hermano Papa: te animamos en este paso al lado que
estás dando. Leemos en el diario que es un gesto de valentía, aunque no terminamos
de entender porque no nos hemos dado el tiempo para leer el libro sobre los Vatileaks.
Rezaremos para que todo salga bien en la curia. Tennos a nosotros también en
tus oraciones. No hemos desertado de la Iglesia, acá estamos, sintiéndonos
hermanos y sintiéndote hermano en el Señor Jesús, queriendo compartir contigo
las fuerzas de su Espíritu.
Te saludamos desde cualquier lugar de América
Latina.
PD: Te dedicamos un poema de un compa que expresa mucho
mejor esta solidaridad que queremos hacerte sentir:
Quousque tandem
abuterent patientia nostra? Suena a tomadura de pelo, mas en realidad es
engaño, claro y manifiesto. Escarmentado por la casi segura inocentada del
vídeo que coloqué en la entrada anterior, he tratado de ver qué hay de verdad
en el asunto del documento secreto que tres cardenales -Tomko, Herranz y De Giorgi- entregaron al papa hace
unos días, y cuyo contenido parece que ya es vox populi. ¿Cómo ha sido posible
su filtración?
Parece que no ha existido
nunca, y todo lo que ha salido en los MCS sobre su contenido no es más que una
especulación dramatizada publicada inicialmente en Panorama y copiada luego por
Republica, en Italia; en España por El País, El Mundo y repetido a mogollón por
los medios televisivos.
Con esto, en
principio, producen desinformación, desconcierto y malestar en el público;
pero, como antes se pilla al mentiroso que al cojo, no tardando termina el
engaño por descubrirse, y provocan tal desconfianza en quienes pretenden
torticeramente contraponer (o indisponer), que vamos a determinar no leer, no
ver, no oír nada de lo que digan.
Es un vídeo que ha hecho el cantante Macaco con
trabajadores y pacientes de la planta 8ª (oncología) del hospital infantil de
San Juan de Dios en Barcelona para recoger fondos para la investigación del
cáncer. Cada vez que abras el vídeo entrarán 5 céntimos para la causa así que
espero que lo abráis y que lo reenviéis a todos vuestros amigos. Es una buena
causa.
Dra. Ester Banús i Gasol
Adjunt Servei d'Anestesiologia
Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona
Tel. 936009791 Fax 932532149
!!!!!! PASALO !!!!!!!
¡Cómo desatender esta
petición! A mayores, en youtube está puesto este texto que completa el de más
arriba:
La música
puede servir para lanzar un mensaje social... Para concienciar a la gente... Un
grupo de pacientes de los servicios de oncología y hematología, sus familias,
profesionales y voluntarios del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona han
grabado un videoclip con el cantante Macaco, para sensibilizar a la población
sobre la necesidad de financiar la investigación del cáncer infantil.
La iniciativa
surgió de Paula, una paciente del Hospital de 12 años de edad, que quería hacer
un videoclip en el que todos los niños del servicio de oncología cantaran y
bailaran para mostrar a la sociedad que aunque están enfermos tienen esperanza
y alegría, a la vez que para animar a la población a hacer donaciones que
permitan avanzar en la investigación y descubrir nuevos tratamientos contra el
cáncer infantil.
Gracias Anna Jorba por tu trabajo de investigación. He re-colocado el vídeo desde la página oficial de la Obra Social de San Juan de Dios para que ningún advenedizo se aproveche de la buena fe. Este es el texto que acompaña al vídeo:
El visionado del video NO reporta ningún donativo. Haz tu donativo en http://www.obrasocialsantjoandedeu.org si quieres financiar la investigación del cáncer infantil.
Los niños y niñas de la planta de Oncología del Hospital Sant Joan de Déu, y los profesionales y voluntarios que les acompañan en el centro, cantan junto a Macaco la canción "Seguiremos", un mensaje de esperanza para concienciar sobre la importancia de la investigación en la lucha contra el cáncer infantil.
Pues sí, además de
bañador, gorro, gafas, zapatillas y toalla, a partir de hoy tengo que ir a
nadar con un candao. Y digo candao porque candado, que es lo que marca la docta
academia de la lengua española, esuna “cerradura suelta contenida en una caja de metal,
que por medio de armellas asegura puertas, ventanas, tapas de cofres, maletas, etc.”. Eso de armellas es mucho decir; y si para saber qué
significan tengo que volver al diccionario, mejor me lo ahorro y suelto a secas
lo de candao, que todo el mundo lo entiende y lo usa.
Tras el
descanso por parada técnica, las instalaciones presentaban algunas novedades
que hasta ahora nadie ha sabido explicar. Me explico. Las taquillas donde hay
que dejar la ropa, para que esté guardada mientras nadamos, tenían hasta ahora
una cerradura que con una moneda de euro se cerraba y liberaba la llave. Más o
menos como hacemos con los carritos de los supermercados. Ahora ya no. Han
colocado una especie de aro por el que bloquear la puerta de cada taquilla. Eso
lo he visto en muchos sitios. Yo mismo lo uso en estas dependencias que vigilo
y cuido. Con un simple palito por el interior del aro, ya no hay puerta,
portillo o puertezuela que se abra. Claro que cualquiera puede quitar el palito
y abrirla. Por eso se supone que se ha instalado para que los usuarios y
usuarias pongamos un candao y nuestra ropa esté a buen recaudo.
El
segundo día me presenté con mi candao y su llave correspondiente. Por más que
forcejeé, no conseguí que el cacharrillo entrara por el aro. Estaba tan a ras,
que me fue imposible introducir el ganchito por el agujero. Así que mañana debo
llevar otro candao, quizás más pequeño, tal vez con un ganchito más delgado.
Aunque si me lo permiten, llevo un simple palito y lo introduzco por el aro
para que la puerta de marras permanezca cerrada. Total para la ropa que gasto
no voy a gastarme euros de más en cadaos.
El caso
es que nadie ha sabido sacarme de mi ignorancia. ¿Tantas llaves se han perdido
y tantas cerraduras se han atascado? ¿Alguien se ha quejado de que le hayan
robado con la llave maestra que tal vez esté en manos del acomodador? ¿Nos
conceden a los usuarios y usuarias el derecho a apropiarnos de una de esas
taquillas a perpetuidad? Si pierdo mi llave ¿a quién pido auxilio, a quién
reclamo? ¿Llegaremos a tener que llevar agua caliente de casa para nadar
siquiera un rato?
Ahorita
mismo se me viene a la mente un chistecillo tonto que se decía en mi juventud: Fuego,
por favor, para encender el cigarro que me des, que tabaco no he traído.
Esta, por ejemplo, es una escalera que sirve para subir y bajar. Es muy empinada, y cuesta cuando subes, y cuando bajas casi pasas miedo. Sin embargo, suelo usarla una docena de veces, o dos, al cabo del día. Esa es la manera de que tenga un corazón sanote y unas piernas que ni las siento.
Esta escalera es otra cosa. Está en los museos vaticanos. Y no es una, son dos. Chulas, ¿verdad? Una sólo sirve para subir y la otra sólo para bajar. Así no hay choques ni encontronazos.
No sé qué podría hacer Gumi en la escalera de arriba. Esta la sube de dos en dos, y puede estar p'arriba p'abajo por ella toda la mañana, sólo para hacerme rabiar.
Sit transit gloria mundi. Para subir o para bajar sólo hace falta una escalera que cumpla su función, es decir, que sirva. O como dice la canción, para subir al cielo hace falta una escalera, pero que sea larga; las cortas no sirven. La otra cosita… qué será, será. ¿Tal vez otra escalera que baje?
Lo tenían todo cogido
y encontré un hueco de pura chiripa para dejar el corsa con los tres prendas
dentro. El partido contra el atlético de madrid había hecho de parquesol casi
un parque ministerial. El caso es que a la salida caí en la cuenta del asunto
al oír como un rugido bestial que venía del norte. ¿Habrá sido un gol? En
efecto, el segundo. Luego caería el tercero. El primero, bajo el agua, me fue
imposible escucharlo.
Medio madrid en
pucela, y casi media españa en madrid. Allí debió ocurrir lo del atosigamiento
a la chica de la juventud socialista y al ex ministro que la acompañaba. ¡Qué
cosas!
Un domingo raro este
que ahora termina. No he notado nada especial, aunque estemos en números rojos
hasta más arriba de las cejas, con un ya no papa en el vaticano, un gobierno
que insiste en que vamos pa’lante cuando todo hace ver que vamos para atrás,
una casa real que hace aguas justamente por la parte de mallorca como antes lo
hizo por la de soria y ya sólo falta que también empiecen a notarse humedades
por la zona de las asturias.Pero
en mi barrio, a la salida de misa, el personal hizo bajar a Sola a la calle
para que se exhibiera. Y el animalito, dócilmente bajó y pasó entre la concurrencia.
Tras la pasarela llegaron los elogios, pero ella entró en mi casa sin hacer
ostentación ni manifestar sorpresa. Se ve que está acostumbrada. Ya digo, ¡qué
cosas!
Ahora está echada a
mis pies, respira sonoramente y no espera nada. Salvo que me levante.
Por la tarde he
tenido el tiempo justo de pasar la vista sobre un montón de documentos y
noticias que tratan del asunto vaticano. Cada quien opina conforme y según su
propia circunstancia. Nada a destacar, lo que se esperaba. Una cosa me ha
llamado la atención: ratzinger seguirá en el vaticano de por vida, para
asegurarla precisamente. No para cuidarle mejor que lo puedan hacer en su
germania natal, sino para que mantenga su condición de aforado y no le lluevan
denuncias ni demandas por sus acciones u omisiones pasadas. Esto empieza a
sonarme conocido. Allá por el siglo xiii un papa encarceló al anterior, que
también había renunciado. Y vuelvo a pensar para mí, qué cosas tiene la vida
que parece que vamos avanzando y en realidad no hacemos otra cosa que
repetirnos.
Sin embargo, el mejor
momento fue durante la eucaristía. Se me ocurrió decir que no pensaran que las
tentaciones son siempre malas, que a veces está muy bien caer en ellas. Y puse
un ejemplo: comerse un cocido castellano. La gente sonreía, pero no sabía que,
en efecto, hoy es eso precisamente lo que tenía para comer. A pesar de las
sonrisas, una cosa quedó bien clara para todos: tenemos que saber apreciar lo
importante, para no confundirlo con lo accesorio. Y los que estábamos allí
sabemos, o deberíamos saber, distinguirlos perfectamente.
Eso es lo que estaban
haciendo ante el televisor cuando entré en su casa: colocando sus respectivos
pastilleros para toda la semana. A él le di la comunión y a ella una caricia,
había estado en misa porque la llevó una hija. Vivir la vida, mientras se
pueda, ya llueva o caigan chuzos de punta, lo mejor y más dignamente posible.
Lo demás, totalmente accesorio.
Y ahora, cuando me
levante para irme a dormir bajo las sábanas, a ver si consigo que Sola no me
siga, porque de lo contrario no sé qué va a ser de mí esta noche…
«Esta expresión,
consagrada a través de los siglos, puede sonarte mal; incluso despiadada. Sin
embargo, la vida sigue, los lutos no son buenos, y alguien tiene que seguir
haciendo las cosas porque este mundo no se para. Y tú, Gumi, que ya no eres un
cachorrillo, tienes que ir acostumbrándote; las personas, los animales y las
cosas no pueden durar para siempre y hay que acomodarse a las nuevas
situaciones que se nos van presentando. Ahora va a ser así, aunque te parezca
extraño».
Esto fue lo que
ayer tarde mi amo me dijo durante el paseo, son sus mismas palabras. No le
entendí absolutamente nada. Pero como él me habla tantas cosas que no
comprendo, y sin embargo sigue jugando conmigo y dándome cachos de pan y
galletitas ricas, mientras me siga sacando de paseo… a mi plim.
Sólo sé una
cosa: somos los que somos, y aquí la fiesta continúa. De modo que para que se
sepa en todo el mundo mundial voy a presentar en público a esta individua que
no sé de dónde habrá salido, pero ha aparecido y parece que va a quedarse.
La llaman Sola,
es enorme y ocupa casi toda la casa. Es tranquila y de momento no ha dicho que
quiera jugar conmigo. ¿Seré capaz de enredarla?
He buscado en
los archivos y he encontrado estas fotos de mi primer cumpleaños. Como Sola
lleva ya aquí un día, lo incluyo todo en un mismo lote y lo expongo.
Algo más, para
la historia. Sola vivió no sé cuánto tiempo abandonada en el pinar de
Tordesillas. Un día el Jefe le dijo ven, y vino a él. Y desde entonces está.
Durante un tiempo ha habitado en piso, con calefacción y muchas escaleras, en
el centro de la capital. No ha corrido, pues, como yo que lo hago a diario; así
que viene fofa y floja. Me voy a encargar de ponerla en forma. Dentro de unos
días la vuelvo a traer aquí para que se vea la diferencia. Y si no se nota, es
que alguien tiene que ir al oculista.
Y nada más.
Berto sigue en las nubes, y de vez en cuando le atosigo, le apechugo y le
mordisqueo, pero no consigo sacar de él ningún partido. Si Sola se aviene a
jugar conmigo dejará de estarlo; aunque el nombre habrá que mantenerlo, porque
no tiene edad para volver a renombrarla.
«¿A quién compararte en tu grandeza? Mira: a un cedro del Líbano de espléndido ramaje, de fronda de amplia sombra y de talla elevada. Entre las nubes despuntaba su copa. Las aguas le hicieron crecer, el abismo le hizo subir, derramando sus aguas en torno a su plantación, enviando sus acequias a todos los árboles del campo. Por eso su tronco superaba en altura a todos los árboles del campo, sus ramas se multiplicaban, se alargaba su ramaje, por la abundancia de agua que le hacía brotar. En sus ramas anidaban todos los pájaros del cielo, bajo su fronda parían todas las bestias del campo, a su sombra se sentaban numerosas naciones. Era hermoso por su talle, por la amplitud de su ramaje, porque sus raíces se hundían en aguas abundantes. No le igualaban los demás cedros en el jardín de Dios, los cipreses no podían competir con su ramaje, los plátanos no tenían ramas como las suyas. Ningún árbol, en el jardín de Dios, le igualaba en belleza. Yo le había embellecido con follaje abundante, y le envidiaban todos los árboles de Edén, los del jardín de Dios».
(Ez 31, 2-9)
Tempus fugit, es decir, el tiempo corre veloz como una liebre…
Ricardo Cantalapiedra
Marana tha
Para escuchar, presiona en la punta de flecha de la izquierda; si quieres silencio, presiona en ‖ o 1▢
El Cabo de Gata
-
No está en el fin del mundo, pero lo parece. Llegar hasta allá supone
atravesar valles y desiertos, llanuras y perdidos, pasar pueblos y rodear
montañas...