
Ha muerto Eluana mientras el Senado italiano debatía la ley con la que pretendía evitarlo. Eran las ocho y diez de la tarde de hoy lunes, día 9 de febrero de 2009.
Será una fecha para la historia personal de mi humilde persona.
Chorros de tintas, en muy poco tiempo, se han vertido. Ni siquiera sospecho la cantidad que aún se ha de verter en los próximos días. Aquí todo el mundo ha lanzado su opinión, algunos honestamente, la mayoría como arma mortífera teñida de moral y autoritarismo, y, lo que es peor, entrando vergonzosamente en la intimidad de la conciencia de quien era el único responsable: ella, Eluana.
Pero “Dios escribe como escribe aunque los renglones se los pongan otros” y afortunadamente Eluana se dejó ir en los brazos del “equilibrista” sin que consintiera que le colocaran la red, para qué, si ella estaba confiada…
Ciertamente no existen los milagros, son imposibles para nuestra mentalidad postmoderna.
Pero alguna vez…, ¿qué será, será…?