Aparqué a la puerta,
en una calle en la que cualquier otro día no se encuentra plaza ni tocando el
tamboril. Casi sale a recibirme el policía que atendía el lugar. Me saludaron cordialmente
el presidente de la mesa y sus adláteres, y casi hasta me dejan introducir el
sobre. Avié el asunto en poco más de cinco minutos.
El ascensor a la altura de la calle |
Aproveché para dar
una vuelta por casa y de paso estrenar el ascensor remozado. Está quedando
chupi. Ahora le hace falta al señor alcalde no levantar más la calle para que
no tenga que bajar al entrar en el portal.
Me fui a nadar unas
brazadas y disfruté durante tres cuartos de hora de una calle para mí solito.
Tras el baño di un
paseo por el parque con Gumi y Berto. Y, como por allí arriba abundan los
conejos, mal me vi para sujetarlos. Como estoy en forma, no consiguieron
desestabilizarme.
A la vuelta me preparé
la cena de costumbre, y mientras la ingería comprobé que había ganado las
elecciones europeas.
Acerté al coger la
papela.
Sí, podemos, claro
que podemos. Se van a enterar…
Ahora mismo me voy a
la cama con Mafalda. Me explico: me he descargado la serie completa de las
tiras de Quino y estoy volviendo a releerlas. Es una gozada sonreír antes de
plegar.
¡Buenas noches!