Que conste que me
refiero al patio/jardín de esta parroquia. Lo tienen tomado los gatos del
vecindario, que, dada la época del año, están en celo. Y no sólo ocupan los
silencios con sus lloros tipo recién nacido, sino que enervan a mis amigos
perrunos. Así que de día mal, pero de noche mucho peor.
Anteanoche tuve que
encerrarlos conmigo en el dormitorio. Fue la única manera de pasar una noche
tranquila, tras varias en las que fue difícil conciliar el sueño.
El caso es que tengo
entendido que hay perros y gatos que conviven sin mayor problema. ¿Cómo lo
harán? Me lo pregunto muchas veces.
Sí, hay que ver cómo
está mi patio.