Si sería el
montecristo que me zumbé el domingo, si los calores tempraneros de abril, si
los preparativos de semana santa, si tal vez la lectura de la pasión entera por cuatriplicado, el caso es que con la tensión disparada hasta
los 179/94, –no importa que la media de este mes vaya por 139/82– el miedo me
ha llevado hasta la farmacia del barrio a recoger mi primera dosis de
ramipril/hidroclorotiazida 2,5/12,5 mg. Te la tomas a primera hora del día, me advirtió mi
médica de cabecera favorita al firmarme la receta. Y, aunque me había dado la
oportunidad de suspender cautelarmente la toma a expensas del análisis
correspondiente, cuya prueba está en plena gestación, he querido adelantarme a
los acontecimientos y prevenir para no tener que curar. Los riesgos de esa
hipertensión son ictus cerebral, infarto, angina de pecho… entre otras
lindezas.
No estoy en
condiciones de asumir tanta incertidumbre. Demasiado pa mi cuerpo. Y decisivo fue lo del MIR experimentado: A partir de 14, pastilla.
1 comentario:
Amigo Miguel Angel, empiezan las goteras, aunque nada que no tenga remedio, como bien dices con la prevención.
Te diría que no abusaras de la sal, del café o del té, que evitaras las situaciones de stréss... ahora que Julia no me ve, que cuidado con el tabaco.
Cuídate mucho y este comentario, para no levantar malos entendidos con Julia, ya que la cito, no lo publiques si no quieres.Recuerdo que en una ocasión tuve un ligero rifi-rafe y nos eliminaste de comentarios.
Pero aguas pasadas no mueven....
Besos
Publicar un comentario