Si estando en la cama
te encuentras en posición cuasi fetal, tal y como antes de nacer, y no hay forma de
aguantar que las rodillas se toquen, no te alarmes ni corras al traumatólogo.
Es algo propio de la edad, y se soluciona con una almohada pequeñita. También
vale un oso de peluche.
Si la cosa va a más, entonces sí, vete
al médico.
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