Ya puedo decir con
toda propiedad, no he podido gestionar aquel asunto tuyo porque he tenido a
los pintores en casa, y claro, como puedes suponer, todo ha estado manga por
hombro. Pero ya mañana mismo me meto con ello.
Se han ido por fin
los pintores (en realidad sólo he dejado la brocha y he agarrado el trapo del polvo) y toda mi casa pinta como siempre, sólo que mucho más blanca. He
intentado introducir algún cambio, pero tras darle todas las vueltas posibles
lo he dejado tal y como estaba. No en vano se vive en un lugar durante más de
treinta años; al final las cosas están donde mejor acomodo han encontrado. Así
que un mes entero sólo ha servido para darle la vuelta a todo para dejarlo
después exactamente igual. Sólo que, y me repito, mucho más blanco. Un blanco
deslumbrante.
Bueno, ejem. Blanco
sí ha quedado todo. Bien pintado… exactamente no. Más parece una cueva con sus
estalactitas en techos y paredes. La pintura plástica que he empleado, antes
siempre pinté con colamina, resultó demasiado espesa para mis artes pictóricas,
y no logré dar al conjunto la lisura que correspondía. Pero todo el mundo que
lo ha visto dice que está muy bien, y yo se lo agradezco. Aunque no me lo crea.
Me he llevado alguna
sorpresilla, ya lo apunté anteriormente. Cosas que se ocultaban unas debajo de
otras, que ya tenía olvidadas y que de repente, al aparecer, traen el recuerdo
de otros momentos, buenos momentos.
Es el caso de un taco
de fotografías que alguien hizo y me entregó para que estuvieran junto a las
demás. Pero las aparqué y las olvidé. Ya están con todo el conjunto en su lugar
en internet y esta sirve de prueba:
Cayo abre camino hacia el lago de Sanabria. Ese mastín se ofreció de guía
Se trata del
Campamento en Trefacio de Sanabria, año 1990. Las fotos recuperadas se refieren
a una excursión que hicimos a Puebla de Sanabria y al Lago, con su
correspondiente baño.
Otras cosas no
merecen la pena citarlas, y algunas son de asunto reservado. Pero aviso que he
acondicionado una caja enorme con todo un batiburrillo de enseres y papeles,
que cuando los ojee poco a poco, puede que depare nuevas, y ojalá que sean también buenas, sorpresas.
1 comentario:
Bueno, se acabó el desbarajuste, tanto el tuyo como el mío. Las fotos que lo demuestran, las mías, te las mandaré por la vía que toca. Nos alegramos, pues de que se acabe el lío; la paciencia tiene un límite, la mía, en cada reforma que he hecho, la he "tasado" en el tiempo que me dijeron que tardarían y así fue. A partir de ese momento no hubiera aguantado sin bramar en hebreo ni un minuto más. Cuestión de mentalización: esto durará unas tres semanas. Dicho y hecho, cuando se va acercando el día D, yo ya me noto hasta el moño de gente apareciendo por casa para hacer su tarea, ya necesito quedarme a solas conmigo misma, limpiar, ordenar y disponer de mi tiempo a mi antojo. Y por fin ya llegó ese momento la semana pasada. Ahora voy limpiando cada habitación a fondo para dejarla lista para otro invierno.
Lo dicho, nos alegramos de encontrar nuestras respectivas moradas como los chorros "del loro" (broma repetida durante la reforma de mi cocina por quien me ha hecho la obra) y ahora... a otra cosa, mariposa.
Besos y a disfrutar de casa limpia.
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