Sin agobiarnos, pero
sin descuidarnos tampoco, tenemos a gala que el templo y los demás lugares que
componen los locales parroquiales gocen de buena salud y tenga el esplendor que
se merecen. Es decir, que los cuidamos y los mantenemos limpios. Por eso no nos
disgusta ni nos sorprende que cuando alguien de fuera viene a lo que sea diga
¡uy, cómo brilla este suelo!
Pero no todo es oro
reluciente. Hay algunos lugares, justo donde se apoyan los pies durante más
tiempo, es decir, debajo de los bancos, que aparecen oscuros. En un principio
pensamos que el suelo estuviera rayado. Coincide con los sitios donde se suelen
ubicar personas muy mayores, de esas que van arrastrando lo pies al andar.
Por temor a
estropearlo más, en esas manchas pasamos la fregona o la mopa con mucha
suavidad. Esa precaución esta tarde ha quedado desvirtuada.
A escondidas de mis
feligresas que lo cuidan con primor, esta tarde he vertido lejía sobre una
baldosa y tras un rato de espera, he pasado un cepillo de esparto con energía;
de esta manera no tenía por qué deteriorarse la porcelana. Al poco rato he
comprobando que iba saliendo una cosa negra que desaparecía conforme lo
aclaraba con agua.
Eureka, me dije, no
hace falta ni lejía; basta con saber que es goma de suela de zapatillas. Sí,
ese calzado que usan las señoras muy ancianas, no pueden rayar el piso, sólo
tiznarlo de negro.
Así que hecho este
descubrimiento, habrá que dar las indicaciones oportunas para que, en los
lugares donde creíamos que había rayaduras, se aplique jabón y goma de borrar.
Es negro inofensivo,
pura cera, simplemente mierda.
Mea maxima culpa por
no haberlo descubierto antes.
P.D. Ahora está limpio, y por eso aparece en la foto la baldosa más clara que el resto, pero está tan rayada que ha perdido todo el brillo. Definitivamente hay suelas de goma de zapatillas de ancianas que muelen el gres más duro que se fabrica en este país.
Las cosas hechas de noche, en la mañana se ven…
1 comentario:
O sea, que lo que tocaba era simplemente "marta regina" que dice mi hermana mayor, arremangarse y frotar. Pues hala, a la tarea, una baldosa por día y así hasta que se acabe. Suerte y que os sea leve (a quien le toque).
Besos
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