Y por tus palabras
cuando estés con los demás».
Esta frase, atribuida
a Epicteto, me ha acompañado durante todo el día de ayer, desde que de madrugada el taco me lo dejó en el buzón de correos. De tal manera que,
por ejemplo, durante la mañana mientras segaba la hierba que cubre la zona
libre del patio parroquial con una hoz de hace mil años, pensaba en si
merecería la pena tener ese aparato eléctrico que se cepilla la broza en un
santiamén, y que cuesta muy pocos euros. Total, me contestaba, para un rato que
le das a la hoz enseguida piensas en abreviar y tirar por el camino del medio;
¡si sólo es media hora cada dos meses!
Así que enseguida me
he puesto a hacer otra cosa, pero no he dejado de pensar en la desbrozadora.
Luego, por la tarde,
mientras las señoras hacían sus labores en el hogar, entré para reparar una
silla que tenía el asiento desportillado. ¡Hay culos y culos! Y algunos
consiguen desmontar el mundo entero en sus cimientos. Tú siempre trabajando, me
dijo alguien. Quiá, es sólo para entretenerme. Pero me callé que antes había
pasado revista a los retretes y los había provisto de papel higiénico. Hay
cosas que fuera de casa no se cuidan.
Así que me callé
algunas cosas y lo que dije tampoco comprometió a nadie.
Luego, al final del
día, dándole a la braza y al crowl, pensando me pasé de vueltas y tuve que
frenarme para no ser echado fuera por la bocina. ¿Cuántas he hecho? ¡Ni idea! Mañana cumplo nueve años de piscina. Decididamente soy muy terco y un pesao. ¡Y cómo lo disfruto!
En lo que no pensé ni
un segundo fue en la peli “Un Dios prohibido”, a cuya premier estaba invitado
por ser vos quien sois. No quise ir. No me apetecía nada volver al tema, aunque
fuera en plan bien.
Sí, ayer fue un día
de pensamientos desbocados y palabras medidas. ¡Vaya con Epicteto!
El taco es el taco del calendario del Corazón de Jesús, de la editorial Mensajero. Y Epicteto fue un sabio griego que vivió hace casi dos mil años, exactamente nació en el año 55. En cuanto a Un Dios prohibido es una película a punto de estrenarse que relata el martirio de un grupo de religiosos nada más estallar la guerra incivil. De la silla a reparar creo que no debo dar ninguna explicación, sobran las palabras.
2 comentarios:
Por dios, por dios, Míguel, cómprate el aparato dichoso ese que ya no estamos para andar segando con la hoz, es una postura muy forzada. Y, total, si con la hoz es media hora con el cortador en diez minutos lo tienes hecho. Mira, precisamente en esas anda el portero de la finca hoy, segando el césped, con una máquina que hace un ruido más que molesto, enervante. El ruido no me gusta nada, nada, de manera que cada vez que corta el césped o recorta los setos, cierro todo a cal y canto hasta que acaba.
Vaya con los pensamientos reincidentes, eso significa que la desbrozadora debe ser adquirida, puedes rentabilizar su uso y disfrute prestándola a los vecinos que tengan dónde usarla, digo yo, por aquello de compartir.
Bueno ya contarás que has decidido.
Besos
Acabo de estrenar la desbrozadora. Por veinte euros ¡quién me manda andar encorvado segando hierba! Tienes toda la razón, como de costumbre.
Besos
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