Terror teníamos en mi pueblo a las
avecillas del cielo que por estas fechas hacían auténtica limpia de los frutos
del campo a punto de entrar en sazón. No sólo eran los nublados y el pedrisco,
también los pajaritos, los muy perillanes, acababan con el trigo y la cebada,
los tomates y los pepinos, las calabazas y los melones, las cerezas y los
perucos que en los campos y en los huertos empezaban a madurar.
¡Anda mamá, cántame
otra vez lo de los pajaritos! Y mamá entonaba una vez más esta canción:
Ahora, que ya soy
mayorcito y viajo por internet, no consigo recordar del todo la letra. Y hasta
me altero al comprobar que, por mucho que los tiempos cambien, este ritmo
mejicano en mi pueblo no lo usábamos:
Vuelvo a mis fuentes
de siempre, a lo seguro, y agarrándome al maestro Joaquín Díaz doy por buena la
que sigue:
Divino,
glorioso Antonio,
suplícale
a Dios inmenso
que
con su gracia divina,
alumbre
mi entendimiento,
para
que mi lengua
refiera
el milagro
que
en el huerto obraste
de
edad de ocho años.
Su
padre era un caballero,
cristiano,
honrado y prudente
que
mantenía su casa
con
el sudor de su frente
y
tenía un huerto
donde
recogía
cosechas
del fruto
que
el tiempo traía.
Y
una mañana, un domingo,
como
siempre acostumbraba,
se
marchó su padre a misa,
diciéndole
estas palabras:
“Antonio
querido,
ven
aquí, hijo amado,
escucha
que tengo
que
darte un recado.
Mientras
tanto yo esté en misa,
gran
cuidado has de tener
mira
que los pajarcitos,
todo
lo echan a perder.
Entran
en el huerto,
pican
el sembrado;
por
eso te pido
que
tengas cuidado”.
El
padre se fue a la iglesia
a
oír misa con devoción;
Antonio
quedó cuidando
y
a los pájaros llamó:
“Venid,
pajarcitos,
dejad
el sembrado,
que
mi padre ha dicho
que
tenga cuidado”.
Por
aquella cercanía,
ningún
pájaro quedó
porque
todos acudieron
donde
Antonio los llamó.
Lleno
de alegría
San
Antonio estaba,
y
los pajarcitos
alegres
cantaban.
Al
ver venir a su padre,
luego
los mandó callar.
Llegó
su padre a la puerta
y
le empezó a preguntar:
“Dime
tú, hijo amado;
dime
tú, Antoñito,
¿tuviste
cuidado
con
los pajarcitos?”
El
hijo le contestó:
“Padre,
no esté preocupado
que
para que no hagan daño,
todos
los tengo encerrados”.
El
padre que vio
milagro
tan grande
al
señor obispo
trató
de avisarle.
Acudió
el señor obispo
con
grande acompañamiento;
quedaron
todos confusos
al
ver tan grande portento.
Abrieron
ventanas,
puertas
a la par,
por
ver si las aves
querían
marchar.
Antonio
les dijo a todos:
“Señores,
nadie se alarme;
los
pajarcitos no salen
mientras
yo no se lo mande”
Se
puso a la puerta
y
les dijo así:
“Volad
pajarcitos,
ya
podéis salir.
Salgan
cigüeñas con orden,
águilas,
grullas y garzas,
gavilanes
y mochuelos,
verderones
y avutardas;
salgan
las urracas,
tórtolas, perdices,
tórtolas, perdices,
palomas,
gorriones
y
las codornices”.
Cuando
acaban de salir,
todos
juntitos se ponen,
aguardando
a San Antonio,
para
ver lo que dispone,
y
Antonio les dice,
“No
entréis en sembrado,
iros
por los montes
y
los ricos prados”.
Al
tiempo de alzar el vuelo,
cantan
con dulce alegría
despidiéndose
de Antonio
y
toda la compañía.
El
señor obispo,
al
ver tal milagro
por
todas las partes,
mandó
publicarlo.
Árbol
de grandiosidades,
fuente
de la caridad
depósito
de bondades,
padre
de inmensa piedad,
Antonio
divino,
por
tu intercesión
merezcamos
todos
la eterna mansión.
¡Mucha devoción
teníamos a San Antonio! Claro que eso de perseguidor me lo saltaría, digo yo, y
sólo atendería a la retahíla de avecillas que surcaban los cielos de mi Tierra,
que conocía bien por sus nombres y hasta por sus apellidos.
Muy tierno era San
Antonio para mí, y mucho me gustaba que mi mamá me cantara esta canción de los
pajaritos, que ya casi nadie recordará. Pertenece a mi acerbo cultural, y de mi
infancia ha quedado para siempre como recuerdo tierno y refrescante.
En el día de San
Antonio bendito, y en honor de quienes habitan nuestros pueblos y cuidan de su
entorno para que volver a ellos sea reencontrarnos.
Justo antes de entrar
en prensa este artículo, me encuentro con O a la salida de la piscina y le
pregunté qué tal las vísperas del santo. No tenemos. Mañana es al completo.
Cantaréis la canción. La toca uno con dulzaina. Te la mando por correo y la
fotocopias. No, que no se la saben. Para el año que viene.
Pues eso, que la
escucharán y a lo mejor algún día, la cantan.
7 comentarios:
He puesto la versión recogida por Joaquín Díaz, porque me fío del concienzudo trabajo de recogida que ha realizado este experimentado investigador de nuestro folclore. Sin embargo, echo de menos dos estrofas que me parecen interesantes.
Una es la entrada en el cuarto de todas las aves:
"Para que mejor yo pueda cumplir
con mi obligación
voy a encerraros a todos
dentro de esta habitación”.
Y a los pajaritos
entrar les mandaba
y ellos muy humildes
en el cuarto entraban.
Otra es la segunda colección de pajaritos que fueron saliendo a la voz de San Antonio:
"Salga el cuco y el milano,
zorzal, patos y andarríos,
canarios y ruiseñores,
tordos, jilgueros y mirlos.
Salgan verderones
y las cardelinas,
también cojugadas
y las golondrinas".
Cardelina es otro de los nombres para citar al jilguero o colorín.
Cojugada cantábamos, pero es cogujada, alondra o similar.
Pues ahora se entiende mejor porque al principio yo pensé ¿y cuando han entrado en el cuarto en cuestión? pero, claro, en este tipo de cancioncillas, (dicho sea sin ningún afán peyorativo, ¡dios me libre!), a veces hay que sobrentender, que no era el caso como acabas de explicar. Es verdad que Joaquín Díaz tiene la fama porque se la ha ganado a base de un trabajo muy concienzudo durante muchos años pero... hasta el mejor escritor echa un borrón. Bien hecho, Míguel, ¡lo que a ti no se te ocurra...!
Besos
Te pusiste a leer directamente, sin escuchar. Ay, ay, ay…
La primera versión musical es la que yo recuerdo de mi infancia. La segunda, tipo corrido mejicano, me parece una pasada. Y la tercera, del culto Joaquín Díaz, es sólo para escuchar en casa o en el coche.
La popular es la primera, y es completa.
Besos
Yo la tengo en un CD del Mester de juglaría. Y me encanta.
No la recuerdo, pero ahorita mismo la busco en Internet.
He encontrado la versión de Nuevo Mester, pero también está abreviada:
http://www.esritmo.com/33191c2/el-milagro-de-san-antonio-nuevo-mester-de-juglaria.html
Sí, es esa.
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