Llevamos muchos años
encontrándonos diariamente en la madrugada. Y por estas fechas, florece. Más
conocida como jara pringosa, resulta rara verla por aquí. Ni pizarroso ni
granítico, sino suelo arenoso; aunque conviva con encinas y pinos. Sí, es
extraño, pero ahí está, diciéndome “hola, buenos días”, “adiós, hasta mañana”
un día sí y otro también.
Quise fotografiarla
el día de San Juan, cuando abrieron sus flores, pero me olvidé de la máquina, y
ha tenido que ser al día siguiente, ayer.
Curiosamente a la ida
el sol aún estaba bajo y no le llegaba, pero a la vuelta sí, de modo que las
flores estaban abriéndose a su luz a pesar de que el aire del norte era frío
más de marzo que de junio. Fue entonces cuando tiré de máquina, y esto es lo
que me traje:
De paso también vino
conmigo el sendero que Sola ya conoce perfectamente, tras recorrerlo durante
más de cuatro meses. Está resequido, porque aquí la lluvia, aunque sea
abundante, deja poco rastro y enseguida el terreno se vuelve seco y secante.
Pero a la vista está que ha estado frondoso el paisaje, y que si no se ha
comido la pequeña senda algo tendremos nosotros que ver, que vamos por ella en
procesión tanto al ir como al venir.
Y los cicloturistas,
que ya han vuelto a aparecer por aquí con sus equipos todoterreno y sus
máquinas buldózeres en orden de batalla.
Volviendo a la jara,
he de decir que al contrario de las que he visto por tierras más del sur,
Ávila, Salamanca y Cáceres por ejemplo, esta no pringa; es posible que el
diferente clima no le permita aquí tener ese como aceite que recubre sus hojas
y embadurna todo lo que se le aproxima. Yo se lo agradezco, porque así no tuve
que alejar el sendero de su lado cuando lo comencé a abrir hace casi quince
años. Y también porque, a pesar de ello, su presencia evoca mis paseos por la
vertiente sur de Gredos, senda del emperador incluida, el Valle del Jerte, la
Vera, las Hurdes, la sierra de Gata y la sierra de Guadalupe.
Por cierto, si usted,
amable persona lectora, gusta de la miel, pásese por Las Mestas y llame en
cualquier puerta, le invitarán a degustar la mejor del mundo.
1 comentario:
Acabo de enterarme y creo que estoy equivocado al llamar a esta planta jara pringosa. Debe tratarse, con toda probabilidad, de la cistus populifolius, jara cervuna o jara macho. Habita en los mismos lugares que la cistus ladanifer, es de menor tamaño y ocupa los lugares más umbríos (por ser especie menos heliófila) y más frescos. Sus hojas son simples, opuestas, largamente pecioladas, estrechadas en la punta y acorazonadas en la base, de manera que se pueden asemejar a las del álamo (Pópulus spp.). Las flores nacen en largos pedúnculos en forma de corimbos y son blancas y muy vistosas por lo que, a veces se cultiva esta planta como ornamental.
En cuanto a Las Mestas, pertenece a Cáceres y es la primera villa que uno se encuentra al pasar de Salamanca a Extremadura tras visitar la Sierra de Francia y el coqueto valle de Las Batuecas. Las Mestas es la puerta de entrada a las Hurdes. ¿Suena?
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