«Cuando veis subir una nube por el
poniente, decís enseguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla
el sur decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede. Hipócritas: sabéis interpretar
el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo
presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?». (Evangelio
de Lucas 12, 54-57).
«Esta generación perversa y adúltera
exige una señal; pues no se le dará más signo que el de Jonás». (Evangelio de
Mateo 16, 2).
* * *
«No estéis agobiados por vuestra vida
pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a
vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad
los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo,
vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién
de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo:
ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba
vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y
mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros,
gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a
beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya
sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre
todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por
tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.
A cada día le basta su desgracia». (Evangelio de Mateo 6, 25-34).
* * *
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo
y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y
se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me
ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y
nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo
es llevadero y mi carga ligera». (Evangelio de Mateo 11, 25-30).
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