El grupo de 9 años es buenón. No, Pilar, al grupo ese lo han hecho bueno Rosa Mary y Roselen. Ese grupo en 7 años era tan malo como lo es ahora el de 7 años. Lo que pasa en que Roselen y Rosa Mary se complementan muy bien y lo han trabajado juntas.
Roselen y Rosa Mary son las catequistas del grupo que este año termina la catequesis de iniciación, y para mayo o así hacen la primera comunión. Roselen es la entendida, es que es profesora de E.G.B., es la que domina la técnica, la que sabe. En años anteriores siempre llegaba tarde, que tenía reunión de claustro todos los lunes. Este año se lo han puesto mejor, y llega a tiempo. Rosa Mary es otra cosa; en nuestras reuniones es la que siempre siempre da la nota… negativa. Con los chavales y chavalas se transforma: todo es cariño, sensibilidad, buenas manera, ¡un encanto! Y lleva, eso sí que sí lo sé: toda la vida en esta catequesis. Durante dos años ha bregado sola con treinta y tantos galopines más de media hora cada día. Y las dos que son bien distintas, forman un tandem que ya lo quisiera ver yo equivalente en la copa Federación de tenis.
Hoy ha sido el primer día de catequesis. Una fiesta total.
La primera en llegar fue Isabel. La pegué un achuchón de órdago. Venía no nerviosa, venía emocionada. Iba a ser catequista. La dije que si ella estaba emocionada yo estaba babeando de abuelez. Yo la di catequesis, ella encima de mis piernas, tan pequeña que era, en un grupo muy pequeño: sólo eran tres. Ella, Javi y Antonio, su primo. Eran… bueno no hablemos de años.
Ahora Isabel viene con su hijo a catequesis. La catequista es ella, por supuesto. Y es nueva, igual que Belén, otra que lo mismo, también empezó aquí. Y con Charo que es nueva en todo, en el barrio, casi en la maternidad y por supuesto en catequesis.
Llegaban con tiempo suficiente para encontrarse todo preparado en la clase, ¿cómo dices?, que voy a la clase; oye niño, si quieres ir a clase te has equivocado que esto no es el colegio. Esto es la catequesis, así que sube para arriba que te esperan. Y así uno, y otra, y todos los demás, niños y niñas.
Y todos en corro, y va el cura, y empieza a gritar, para no salir de la costumbre, y dice que aquí hay que cantar, pero muy muy fácil. Que escuchen La, la, la,… a ver ¿os parece difícil? Pues repetimos: La, la, la,… ¡Qué va!, dicen diciendo, mejor cantando, la, la, la,…
Y así, entre unas cosas y otras, en un cuarto de hora cantamos el himno de la catequesis, sin haberlo ensayado. Ni la escolanía de Montserrat lo hace mejor.
Y me despido, y salgo corriendo para otro grupo. El de Esther, Ana y Mary Ángeles. Mamás, bueno Mary Ángeles casi abuela, casi porque sus tres hijos aún no se han sabido explicar, pero ya lo harán si les damos tiempo, que mimbres ya tienen.
Y hala, aquí es yo tengo un amigo que me ama, que lo cantamos sin repartir cancioneros, porque todos se lo saben y los nuevos enseguida aprenden. Otros treinta chavales y chavalas que ya se les nota que es el segundo año y van creciendo en casi todo, bueno en unas cosas más que en otras… Este es el grupo de 8 años. Por cierto, bien lucidos, que se notan que comen y duermen como leones.
Y al terminar a ver qué tal les ha ido a las de 7 años. Sudorosas, con el rostro arrebolado, soplando, asustadas, implorando que para otro día no las dejemos solas. Que movidos, que no pueden con ellos, que qué harán sus padres, que vaya niños y niñas… Tranquilas, que es el primer día, que ya veréis cómo poco a poco las cosas se van tranquilizando, que ellos venían muy nerviosos por ser el primer día, que vosotras también por lo mismo o casi, que todo esto es normal, que no os preocupéis. Y así.
Y se van todos, y Pilar y yo a recoger las cosas. Lo normal. Cepillo, cogedor, mover mesas, quitar sillas, poner sillas, mover mesas, que mañana en la misma sala otros niños y niñas tienen su actividades.
Yo soy yo. Pilar, ¿quién es? Vaya pregunta. Bueno no es la pregunta, es la respuesta la que no es fácil de dar. Pilar lo es todo. Por eso me resulta fácil imaginarme que Dios también tiene rostro de madre. No, no es madre Pilar. Pero Pilar está en todas partes, Pilar se entera de todo, por Pilar preguntan todos, a Pilar acuden…, eso, todos. Pilar es con una chorrada de expresión el "alma mater" de esta institución parroquial. Pilar es mi amiga.
Bueno, basta, no te pases. Se empeñó en no sé qué, y me tocó vocear, cómo voceo, y discutir y hacerla ver que ella no puede hacer eso, que ella tiene que estar, coordinar, substituir, orientar, mirar, observar, en fin, eso, estar para que todo vaya como la seda.
Ya ha tranquilizado a la jovencitas madres catequistas con que el próximo día, se da una vuelta por su grupo y mira. Y eso, eso ya está resuelto.
Primer día de catequesis. Una gozada.
Y a todo esto los papás y las mamás, las mamás y los papás, que este año no he visto mucho abuelo/a, esperando que bajaran, que la catequesis está en el piso de arriba. Y en el patio estaban ellos, aunque llovía y ya era oscurecido.
Roselen y Rosa Mary son las catequistas del grupo que este año termina la catequesis de iniciación, y para mayo o así hacen la primera comunión. Roselen es la entendida, es que es profesora de E.G.B., es la que domina la técnica, la que sabe. En años anteriores siempre llegaba tarde, que tenía reunión de claustro todos los lunes. Este año se lo han puesto mejor, y llega a tiempo. Rosa Mary es otra cosa; en nuestras reuniones es la que siempre siempre da la nota… negativa. Con los chavales y chavalas se transforma: todo es cariño, sensibilidad, buenas manera, ¡un encanto! Y lleva, eso sí que sí lo sé: toda la vida en esta catequesis. Durante dos años ha bregado sola con treinta y tantos galopines más de media hora cada día. Y las dos que son bien distintas, forman un tandem que ya lo quisiera ver yo equivalente en la copa Federación de tenis.
Hoy ha sido el primer día de catequesis. Una fiesta total.
La primera en llegar fue Isabel. La pegué un achuchón de órdago. Venía no nerviosa, venía emocionada. Iba a ser catequista. La dije que si ella estaba emocionada yo estaba babeando de abuelez. Yo la di catequesis, ella encima de mis piernas, tan pequeña que era, en un grupo muy pequeño: sólo eran tres. Ella, Javi y Antonio, su primo. Eran… bueno no hablemos de años.
Ahora Isabel viene con su hijo a catequesis. La catequista es ella, por supuesto. Y es nueva, igual que Belén, otra que lo mismo, también empezó aquí. Y con Charo que es nueva en todo, en el barrio, casi en la maternidad y por supuesto en catequesis.
Llegaban con tiempo suficiente para encontrarse todo preparado en la clase, ¿cómo dices?, que voy a la clase; oye niño, si quieres ir a clase te has equivocado que esto no es el colegio. Esto es la catequesis, así que sube para arriba que te esperan. Y así uno, y otra, y todos los demás, niños y niñas.
Y todos en corro, y va el cura, y empieza a gritar, para no salir de la costumbre, y dice que aquí hay que cantar, pero muy muy fácil. Que escuchen La, la, la,… a ver ¿os parece difícil? Pues repetimos: La, la, la,… ¡Qué va!, dicen diciendo, mejor cantando, la, la, la,…
Y así, entre unas cosas y otras, en un cuarto de hora cantamos el himno de la catequesis, sin haberlo ensayado. Ni la escolanía de Montserrat lo hace mejor.
Y me despido, y salgo corriendo para otro grupo. El de Esther, Ana y Mary Ángeles. Mamás, bueno Mary Ángeles casi abuela, casi porque sus tres hijos aún no se han sabido explicar, pero ya lo harán si les damos tiempo, que mimbres ya tienen.
Y hala, aquí es yo tengo un amigo que me ama, que lo cantamos sin repartir cancioneros, porque todos se lo saben y los nuevos enseguida aprenden. Otros treinta chavales y chavalas que ya se les nota que es el segundo año y van creciendo en casi todo, bueno en unas cosas más que en otras… Este es el grupo de 8 años. Por cierto, bien lucidos, que se notan que comen y duermen como leones.
Y al terminar a ver qué tal les ha ido a las de 7 años. Sudorosas, con el rostro arrebolado, soplando, asustadas, implorando que para otro día no las dejemos solas. Que movidos, que no pueden con ellos, que qué harán sus padres, que vaya niños y niñas… Tranquilas, que es el primer día, que ya veréis cómo poco a poco las cosas se van tranquilizando, que ellos venían muy nerviosos por ser el primer día, que vosotras también por lo mismo o casi, que todo esto es normal, que no os preocupéis. Y así.
Y se van todos, y Pilar y yo a recoger las cosas. Lo normal. Cepillo, cogedor, mover mesas, quitar sillas, poner sillas, mover mesas, que mañana en la misma sala otros niños y niñas tienen su actividades.
Yo soy yo. Pilar, ¿quién es? Vaya pregunta. Bueno no es la pregunta, es la respuesta la que no es fácil de dar. Pilar lo es todo. Por eso me resulta fácil imaginarme que Dios también tiene rostro de madre. No, no es madre Pilar. Pero Pilar está en todas partes, Pilar se entera de todo, por Pilar preguntan todos, a Pilar acuden…, eso, todos. Pilar es con una chorrada de expresión el "alma mater" de esta institución parroquial. Pilar es mi amiga.
Bueno, basta, no te pases. Se empeñó en no sé qué, y me tocó vocear, cómo voceo, y discutir y hacerla ver que ella no puede hacer eso, que ella tiene que estar, coordinar, substituir, orientar, mirar, observar, en fin, eso, estar para que todo vaya como la seda.
Ya ha tranquilizado a la jovencitas madres catequistas con que el próximo día, se da una vuelta por su grupo y mira. Y eso, eso ya está resuelto.
Primer día de catequesis. Una gozada.
Y a todo esto los papás y las mamás, las mamás y los papás, que este año no he visto mucho abuelo/a, esperando que bajaran, que la catequesis está en el piso de arriba. Y en el patio estaban ellos, aunque llovía y ya era oscurecido.
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