Aquel día, cuando llegamos al pinar a nuestro paseo matutino,
descubrimos que habían colocado un pequeño poste de piedra con una concha
pegada en su parte lateral. No debía estar demasiado sujeta, porque alguien
caprichoso se la llevó poco después. La institución que fuera, volvió a
colocarla, esta vez mucho más firme, porque debe seguir allí.
No le presté más atención, y supuse que se trataría de una de esas cosas
que se deciden porque hay un pingajo de dinero sobrante que había que gastar en
algo.
Ayer por la mañana, al ir a regar los tiestos de mi casa y revisar el
correo, si sería porque iba mirando al suelo, o porque tropecé en ese momento, caí
en la cuenta de que en mi calle, esquina a Paseo de Zorrilla, había una concha
de metal pegada a una baldosa.
La fotografié.
A la vuelta tuve la curiosidad de seguir la senda imaginaria que
jalonaban estas conchas. En cada esquina de las calles que salían a mano
derecha había una. ¿Va a ser que este paseo es camino de Santiago? Me decía a
mí mismo, mientras pedaleaba. Desde mi casa hasta el pinar, y supongo que hasta
Puente Duero, sin falta, una vieira dorada en cada bocacalle.
No tenía noticia de ello. Por eso investigué.
En efecto, Valladolid no es camino de Santiago. Está en las proximidades
de un ramal de la llamada Ruta Jacobea Madrileña. Desde Puenteduero, o desde
Simancas, a un tiro de piedra. Pero hay que desviarse. Y que yo sepa, esta
ciudad no tiene tradición de peregrinaje, ni me consta que haya sufrido
influencia especialmente reseñable por estar tan próxima a esta vía.
De modo que estas conchas que se encuentran sobre la acera de los pares
del Paseo de Zorrilla no indican otra cosa que un capricho de alguien que,
desde alguna de las administraciones públicas, decidió por su cuenta y riesgo
incorporar Valladolid ciudad a la esfera del señor Santiago.
Con todo, no deja de ilusionarme
–incluso de llenarme de cierta santidad– haber dormido durante tanto tiempo
encima casi del sendero que pudieran recorrer esforzados y piadosos caminantes
en busca quién sabe de qué en dirección a Finisterre.
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