Y prueba de ello son
los dos avisos de llegada que he recibido en el mismo día. El primero, por la
mañana, mientras estaba en el ambulatorio; lo recogí del buzón. Luego, pasado mediodía,
recibí un email notificándomelo.
El segundo, por la
tarde, estando yo tal vez ilocalizable; el papel lo he encontrado sobre mi mesa
camilla.
¿Dónde estabas? Te ha
buscado un señor que traía un paquete.
¿Dónde estuve? No
consigo recordarlo. El aviso está sellado como entregado a las 16:43; o sea, me
encontraba en algún lugar de esta “santa casa”, pero nadie consiguió dar
conmigo.
Mañana iré a la
oficina de correos a recoger el envío. No hay problema. Además, son sólo cinco
minutos.
Se adelantó lo que
tenía que llegar el día 25. Bien por Correos. Además, el señor cartero volvió
una segunda vez. Ya digo, ha llamado dos veces a mi casa. ¿Cómo dices? ¿Que eso no lo hace nunca? ¿Que lo hace siempre?
Lamento no haber
podido saludarle.
1 comentario:
Tienes suerte , los carteros en los pueblos han desaparecido, bueno no del todo; hay uno que reparte a todos los pueblos de 45km a la redonda cada pueblo tiene su horario y los que vivimos fuera del pueblo hemos tenido que comprar un buzón para que nos envíen el correo porque si no estas- en mi caso- a las 10h en el ayuntamiento no te entregan ni el correo ni el paquete.
Antes podías pegar la hebra con Tomas- el último cartero, ya jubilado-que te contaba las últimas novedades ocurridas en el pueblo, ahora como el cartero no es de aquí, dices buenos días, entregas el papel firmas el recibí te entregan la carta o el paquete y adiós muy buenas.
Tienes mucha, pero que mucha suerte.
Besos
Publicar un comentario