La Virgen con el Niño, entre San Antonio de Padua y San Roque, Tiziano. Museo del Prado |
Mi cultura rural fue
escasa siempre. Por eso va la pregunta.
A San Roque lo
escuché relacionado con un perro, y éste sin rabo. Y como nunca pregunté, nadie
me lo explicó. Así quedó la cosa hasta que pasé de sobra la mayoría de edad.
Ya mayorcito, cuando
me tocó servir a un pueblo, me extrañó que al llegar la Asunción, oyera la
expresión “La Virgen y San Roque”. Creí que se trataba de una fiesta
continuada, habida cuenta que una es el 15 y otro el 16 de agosto. Pero no. Así
que indagué.
La Virgen es la
Virgen, y San Roque es San Roque. Juntos, pero no revueltos.
Hasta que encontré
estas dos pinturas, una de Tiziano y otra de Jacques-Louis David. Supongo que
habrá otras muchas, pero no he dado con ellas.
San Roque pidiendo a la Virgen la curación de las víctimas de la peste. Jacques-Louis David, 1780. Museo Bellas Artes, Marsella |
Lo que sí está en
todas partes es San Roque peregrino, herido en una pierna y con un perro al
lado. Y digo bien, en todas partes. Porque siendo como fue un santo milagrero
en cuestiones de pestes e infecciones varias, tuvo que tener mucha aceptación
en aquellas épocas en que aquella horripilante enfermedad diezmaba las
poblaciones, tanto si era bubónica como aviar o porcina.
Al parecer el San
Roque era francés, nacido entre los siglos XIII y XIV en Montpellier. El Papa
visitó su ciudad, y a él le entraron ganas de peregrinar a Roma. En el viaje se
descubrió como curandero, capaz de sanar enfermos a quienes se dedicó
amablemente. La cosa empezó en Aquapendente, siguió luego en Roma y se esparció
por otras ciudades, como Rimini, Cesena, Mantua, Novara, y Parma, siendo Cesena
una de las más afectadas por las epidemias. Estando en Piacenza, Roque cayó
enfermo, y creyendo morir se retiró a un bosque. Pero en su ayuda acudió un perro que le llevó comida y cuidó de él hasta que, milagrosamente, se
recuperó. Roque volvió a Piacenza y curó a muchos vecinos con tan solo signar
sus frentes.
Poco se sabe de la
posterior vida del santo, ni de cuando pudo volver a Francia, quizá cayera
prisionero, acusado de espionaje, en la ciudad fronteriza de Angera y muriera
en prisión pocos años después. Dicen que ocurrió en 1327, pero no hay datos sobre los que apoyar esta afirmación. El que fuera hijo del gobernador de Montpellier, Juan, y de Libera, ambos vasallos de Jaime II de Aragón, murió sin el reconocimiento de sus conciudadanos.
Durante el concilio
ecuménico de Constanza de 1414, ciudad que vivía el asedio de la
pestilencia, los participantes rogaron públicamente por la intercesión del
santo para acabar con la plaga, y así ocurrió. En 1439 era Ferrara la que
suplicaba al santo y conseguía que la peste cesara. En 1485 las reliquias
de las curaciones del santo se trasladaban a la iglesia veneciana de San Rocco
y no sería hasta un siglo después cuando se admitiera su canonización, con el
Papa Gregorio XIII, en 1584.
San Roque y su perro Melampo. Obra del artista Victor Quintanilla, 1998. San Roque, Cádiz |
¿Y el rabo? ¿Quién se
lo cortó al perro?
Aquí como en Fuenteovejuna,
todos a una. Pero las malas lenguas siguen acusando a Ramón Ramirez de habérselo
cortado.
Parece ser que la
historia es bien diferente. A un santero se le ocurrió hacer una pócima que
luego repartió como milagrosa entre los devotos. Entre los ingredientes iban
raspaduras del rabo de la estatua del pobre cánido. Tanta pócima repartió, que
el rabo quedó en ná.
San Roque y el perro. Iglesia de Santa María, Montealegre de Campos |
1 comentario:
GUAU
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