Que equivale a
¡escoge! o ¡ahora te toca a ti elegir! de cuando nos dividíamos en dos bandos
para jugar a civiles y ladrones o simplemente a pegar patadas al balón hacia la
portería contraria, y había que elegir los miembros de cada equipo. Hacían
falta dos líderes, se dice ahora; entonces eran los dos mejores, los dos más
listos o sencillamente los que siempre mandaban y había que hacer lo que ellos
dijeran. Así fue la democracia de nuestra infancia.
Íbamos quedando para
el final los peores, los menos dotados, los más torparrones; también éramos
escogidos; pero el orden era importante, marcaba una diferencia sustancial. Y
en todo era siempre igual. Por eso ni contaba nuestra voluntad ni podíamos
elegir nunca, hacíamos lo que nos mandaban, lo que había que hacer. Eso, o no
jugar. Con ellos, los demás, en la calle, o en casa y solos.
A estos arbolitos
tampoco se les dio ocasión de elegir. Estaban en el vivero, juntos todos o cada
uno en un envase, y alguien dijo, “vosotros para Las Villas”. Y los colocaron
en fila, justo al lado de la estrecha acera que bordea el lateral de los
edificios, entre el césped que sembraron para hacer jardín lo que antes era un
parque infantil. Ahí están creciendo desde hace unos cinco años. Nadie les
pidió opinión. Ahora parece que tampoco nadie les hace caso.
Éste, por ejemplo, se
fue torciendo y, si no le enderezan pronto, terminará por caerse del todo y
habrá que sacrificarlo por inútil. Antes debieron tomarse medidas para que
resultara más fácil y con menos consecuencias. ¿Se hará ahora que aún hay
tiempo?
No sé si podré
relacionar esto con esto otro que acabo de recibir, supongo que en plan de
felicitación navideña. Es de Dolores Aleixandre, y habla de Navidad; si no se
trata propiamente de un crisma, bien puede servir de recordatorio; y como además
tiene substancia, –o sea mondongo, contenido, y no simples palabras para cubrir
el expediente y salir del paso– y sabiduría –y no precisamente porque cite en
griego– y se lee de corrido porque no es nada rebuscado aunque se trate de una
clase de teología para andar por la vida, –no sólo en casa con bata y pantuflas
o en clase con el uniforme oficial según las ordenanzas–, lo pongo aquí, que
para eso lo he encontrado en mi buzón.
TÍS TÍ ARE
Mantengan el suspense sobre el
título que lo voy a explicar después. Antes quiero decir algo sobre las dos
últimas tonterías que he visto en las vallas publicitarias: una anuncia moda: “Llega
tu otoño”; otra es sobre un coche: “De
Mii a Mío por 2 euros al día”. Las
dos coinciden en considerar a sus destinatarios, o sea nosotros, tan
irremediablemente estúpidos que sólo nos fijaremos en lo que lleve delante su
correspondiente posesivo: mi otoño, mi coche…,
misma táctica que en
mis documentos, mis
descargas, mis imágenes, mi iphone, mi ipad… Y la nueva ola de “yo cuantificado” que se
nos viene encima: mis
calorías, mis
latidos, mi
tensión, mis
sensores… Y lo malo es que la cosa no es reciente y se remonta a mi infancia: ya
entonces el devocionario que usábamos niños y niñas era el “Mi
Jesús”. No tenemos remedio.
Lo constata Rilke en uno de
sus poemas:
“No debes tener miedo, Dios. Ellos dicen
mío
a todas
esas cosas, tan pacientes.
Son como el
viento
que roza
las ramas y dicen: árbol mío.
Dicen mío y llaman su posesión
a lo que se
cierra cuando se acercan,
al modo que
un insulso charlatán
llama acaso
suyo al sol y al relámpago…
Y en medio de este pringue
pegajoso del yo, mi, me, conmigo y
para mí, emerge la “pasarela Belén”
por la que vuelven a desfilar, como cada año, unos personajes peculiares con
aire de vivir ajenos al tema de los posesivos e incapacitados para decir: mi posada, mi establo, mi pesebre, mi paja, mis pañales, mis ángeles, mis pastores… Y ahora es cuando viene lo del tís
tí are del título en griego: “quién
cogía qué” sería la traducción en bruto de lo que dice Marcos al contar que los
soldados echaron a suertes las vestiduras de Jesús. “Que cada cual coja lo que quiera o pille lo que pueda…”,
diríamos hoy.
Como si
fueran dos páginas distantes del Evangelio pero que al doblarlas coinciden, la
escena del comienzo de la vida de Jesús está ya “anticipando tendencia” de cómo
van a ser su trayectoria y su final. Ya desde el principio lo encontramos
acampado en un espacio público, abierto y a la intemperie, sin puertas,
defensas, cerrojos o alambradas. Qué acierto el del posadero al reservarse el
derecho de admisión y no dejar entrar a aquella pareja de indocumentados sin
blanca. Que esto no es Lampedusa, oiga, y yo no hago más que seguir directrices
europeas y estoy muy satisfecho de haberme adelantado a la “Jornada Mundial
contra las Migraciones Indeseables”, que debería celebrarse todos los 24-D.
Así que el
niño se quedó fuera en plan “indignadito”, precursor de los que vendrán después
y que sabrán poco de propiedad privada, ese inviolable derecho que permite a
algunos “obtener, poseer, controlar, emplear,
disponer de, y dejar en herencia tierra, capital, cosas y otras formas de propiedad”,
según la definición de Wikipedia.
Perteneció
al colectivo de los que carecen de estrategias para proteger lo suyo y no
consiguen entender las bondades de “lo privado”: desde que salió de Nazaret, no
supo ya lo que era disponer de casa propia ni de un lugar donde reclinar la
cabeza. Pescaba, dormía y cruzaba el lago en una barca de amigos; comía y bebía
donde le invitaban y, cuando fue él quien dio de comer a la gente, solo pudo
ofrecerles como asiento la hierba de un descampado. Pidió prestados el borrico
sobre el que entró en Jerusalén y la sala en la que se despidió con una cena de
los que llamaba suyos, porque él
sólo usaba los posesivos para decir “mi Padre” y “mis hermanos”.
Al morir,
echaron a suertes su túnica y volvió a estar tan desnudo como en el pesebre.
Se nos
anuncia una gran alegría: nos ha caído en suerte un Niño. Que cada uno coja de
él lo que quiera. Y que siga haciendo lo mismo que él hizo en memoria suya.
(Dolores
Aleixandre RSCJ. ALANDAR, Diciembre 2013)
Post Scriptum: Cualquier coincidencia es pura casualidad…
ElPaís.com (17/12/13; 09:39) |
2 comentarios:
Una estaca hombre, pónganle una estaca a ese pobre vegetal.
En cuanto a lo del perfil.... cuanto menos conspicuo, mejor, salvo..... problemas inherentes.
Los pronombres posesivos nos vienen de lejos, y lo curioso es que cada vez que se cambia una ley educativa se hace mas y mas énfasis a ellos y en la aritmética, dicen que es cuestión de la utilización de la lengua, de la gramática y que en el mundo de hoy hay que saber manejarse muy bien con el asunto de las sumas y de las multiplicaciones... ¡no digamos!.
Es que juntamos los "dos pilares fundamentales" de la educación y ya tenemos al depredador perfecto: "lo mío multiplicado por...añádele el número de ceros que quieras".
Lo de no tener nada y buscar posada, o comida, o cobijo, o consuelo, o..., es cosa de pobres ignorantes que no han sabido aprender lo que la sociedad les ofrece: los pilares fundamentales de la educación.
El lagarto Juancho lo tiene claro.
Besos
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