Detalle de la "Puerta de Ramos", de la Catedral Nueva de Salamanca |
Siempre pensé que en la parábola –con artículo
definido– faltaba algo. Para mí es la parábola; me refiero a la del Padre bueno, también conocida como la del Hijo
pródigo. Ahí se
echa de menos un cuarto personaje, la madre, otro hermano, o si se me apura,
una hermana. Sí, es necesario poner a la hermana. De ahí que en mi opinión tal
como nos presentan la parábola esté algo coja. Con ese cuarto elemento
familiar todo encaja mucho mejor.
Ella, como la Marta
de la otra casa, la de Betania, es la encargada de los asuntos domésticos y
familiares, la jefa podríamos decir. Aunque no figure, está y organiza y
dispone.
Cuida y atiende a los
tres varones en cuanto está en su mano. Y con la mirada observa a sus dos
hermanos; con el ojo izquierdo al pequeño, por ejemplo, y con el derecho al
mayor. También podría ser a la contraria, eso no tendría ninguna importancia,
aunque sí alguna trascendencia. Por eso mismo tal vez tuviera a uno consentido
y al otro vigilado. Satisfecha del cumplidor y silencioso, preocupada por el
inquieto y calavera. Sin embargo, como mujer, incapaz de terciar y poner
–ordeno y mando– bálsamo de paz y de concordia en aquel hogar.
Si el primogénito es
frío y distante, el menor resulta complicado de satisfacer e incapaz de
colaborar. No es culpa de ella, porque no sabe por cuál inclinarse. Participa
de las ganas del uno por vivir la vida y recorrer mundo, como del amor al orden
y el placer de las cosas bien hechas del otro. Se iría con aquel, pero se queda
junto a éste. No satisfecha, la verdad; pero no se va. Tampoco habla. Sufre,
pero no protesta. Su queja no se hace notar.
Lloraría con el padre
la salida hacia más allá de las fronteras del joven, mientras seguiría preparándole
las cosas al mayor, haciéndole aparecer como buen mozo observante y de confianza.
No le retuvo al irse,
también es verdad; pero al volver el que marchó, se alegró tanto como el padre.
Y desde luego se dio cuenta de la reacción del tercero. Por eso, tras la blanda
reconvención que este otro recibió del progenitor al fin y al cabo entrañablemente
misericordioso, a ella le correspondió llevárselo a los corrales y allá, los
dos a solas, echarle en cara más que palabras.
* * *
Es ya de todo el
mundo conocido que en la Iglesia entró el frío hace demasiado tiempo, tras
haberse abierto ventanas y puertas y luego de probar la cálida brisa que inundó
el viejo edificio. Unos se aposentaron como jefes y cerraron puertas y
ventanas. Otros se fueron marchando porque se sentían ahogar. Pero quienes
también se ahogaban pero callaron, los que estuvieron como convidados de
piedra, aquella inmensa multitud que ni se fue ni estuvo activa durante tan
gélida estación, deberían ahora empezar a decir por esa linda boquita.
Es verdad que merced
a su estar, aunque no estando, todo ha seguido en orden. Sin polvo, pero mate. Habitable,
aunque frío.
Urge sacar la caja de
la cera para darle lustre al mobiliario. Poner leña en la estufa y caldear el
ambiente. Correr visillos y cortinas para que entre luz. Colocar manteles en la
mesa y también flores frescas.
Y lo no menos importante:
decirles a los que echaron aldabas y cerrojos que no lo vuelvan a hacer; y a
los que se fueron, que tampoco.
Por su parte deben
también hacer examen de conciencia. Su responsabilidad es excusable; perdonable
por supuesto; de ninguna manera mantenible. Como hermana debe ponerse en su
puesto, el que le corresponde dentro de la familia.
* * *
Como vuelva a
repetirse en mi vida un domingo como este, palabra de honor del bueno que no
respondo de mí ni de lo que sea capaz de hacer de palabra, obra y omisión.
Ni siquiera me sirve
como excusa aducir que ha sido un mal sueño en una noche de verano.
4 comentarios:
... y los hijos de los dioses se "unieron" con las hijas de los hombres..... telita marinera.
¡Qué te ha sucedido, Míguel! andas un poco extraño, desvariado, efectivamente. Bueno ya te explicarás si te parece y si no, pues nada, tú mismo con tu mismidad.
Besos.
(Hermenegildo también va con clave de "fa", ufff!!!)
Parece que este domingo, además de misa han repicado las campanas.
No te había visto de "aquesta guisa" tan rotunda nunca.
Cuando estoy así yo lo denomino que tengo mi "mono engorilado", que también una tiene un corazoncito y algunas veces muchas castañuelas que se lo tocan, hasta que dice: señor mío ¡hasta aquí hemos llegado!.
Tod@s, Míguel, tod@s somos inocentes y humanos que cometemos torpezas, ya sé que lo sabes, pero si me permites, te lo recuerdo.
Es mi preferida, ¡sí hombre !, la parábola de la Hija Pródiga- en mi caso-y de la Madre buena.
Y luego está el misterio de Marta y María, tan a lo suyo cada una, pero tan necesarias las dos para que la contemplación y la acción se unan en la Realización.
Que estamos tod@s vola@s con esto de la Navidad, y desvariamos un montón.
Besos
El instinto más fuerte de toda madre es el de protección a sus crías, siempre lo intentará con todas sus fuerzas, cosa distinta que lo consiga, aunque porcentualmente el éxito esté asegurado.
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