Siempre he pensado
que el colegio es para estudiar, la calle para jugar y la casa para comer,
dormir y estar con la familia. Por eso mismo he dicho, incluso cuando me tocó a
mí, que los deberes escolares no deberían salir del cole. Allí, con ayuda
profesional, tendrían que salir de rechupete. Pero nadie me ha hecho caso, como
en otras cosas. Y conozco niños y padres que están todo el santo día liados con
los deberes, un curso sí y el otro también. Y lo que te rondaré morena…
A la vista de las
circunstancias, por aquel tiempo, estamos hablando de 1978, organizamos unos
estudios dirigidos, para que los escolares del barrio tuvieran un lugar con
ambiente adecuado y ayuda suficiente para realizar sus deberes diarios.
En un principio sólo
fue un pequeño local, que hacía de todo a lo largo del día y de toda la semana:
escuela de párvulos a diario, sala de actividades los sábados y capilla los
domingos por la mañana y cine o salón de baile en las tardes. Aprovechando que
al caer la noche la sala quedaba libre, estudiar allí y ayudarles a hacerlo no
fue en principio difícil. Empezó a serlo cuando el número de interesados fue en
aumento. Entonces decidimos buscar una alternativa.
La encontramos: mucho
más espacio, mejores condiciones, más medios humanos. Y durante muchos años,
casi veinte, diariamente de lunes a viernes se juntaron alrededor de cincuenta
niños y niñas con ganas de jugar y de estudiar; merendaban al tiempo que
saltaban a la cuerda o hacían malabarismos con la peonza, y luego pasaban hora
y media haciendo deberes, repasando lecciones, resolviendo problemas y
aclarando dudas. Es decir, estudiando con dirección asistida.
Es uno de mis más
gozosos recuerdos, del que me siento más gratificado y orgulloso. Imposible
decir el número de personas que tras pasar por este estudio dirigido han
accedido en estos años pasados a la universidad o han coronado su formación
profesional. De otra manera, les habría sido harto difícil conseguirlo.
Ahorita mismo leo una noticia que me hace pensar si me equivoqué, si nos equivocamos. Dice así: “Ayudarle a hacer los deberes no es ayudarle”. Y lo dice nada más y nada menos que Elpaís.com.
Me lo voy a leer todo
entero para ver qué hay en ello de verdad. No pienso borrar el tiempo pasado,
si es que resultó inútil o incluso perjudicial; pero al menos no seguiré
haciendo el mismo mal que antes practiqué.
¡Uf! Pasó el susto.
El artículo se refiere a los papás y a las mamás, naturales, putativos o como
sean, que se implican con sus hijos e hijas en las tareas escolares a partir de
su horario escolar y fuera del centro de estudios. Además de no tenerlo fácil,
parece ser que no lo realizan según las normas pedagógicas. Eso y otro montón
de cosas más que apunta el artículo de marras. Ahora la generalidad de los
padres tienen mejor formación que sus progenitores, y los domicilios familiares
constituyen un lugar más propicio que en otras épocas para trabajar los temás
escolares. Aún así, para terminar, se apuntan las siguientes
Recomendaciones con sentido común
El padre no
debe sentarse en una silla al lado del estudiante porque transmite mensajes
negativos: “No sabes hacerlo solo”, “descuida, que yo me ocupo”.
No hay que
corregir los ejercicios en casa. El objetivo no es llevarlos perfectos, sino probar
a hacerlos para ser conscientes de la dificultad. El profesor corrige mejor;
hay que oírle.
No hay que
dedicar toda la tarde a estudiar. Mejor si juega con los amigos en algún
parque; mejora la concentración al llegar a casa.
El niño tiene
que anotar en una agenda los deberes, lecciones a estudiar, trabajos a entregar
y fechas de examen.
Hay que
comenzar por una tarea breve y sencilla para calentar motores y luego hacer la
menos agradable. Reservar para el final algo liviano y entretenido.
Un reloj en
la mesa ayuda a controlar el tiempo.
Recordar que
no es posible mantener la atención ininterrumpidamente más de 40 minutos.
Es
recomendable estudiar en un lugar de la casa que no sea de uso común, con el
móvil apagado.
Hay que
comprobar que ha corregido en clase los deberes y en qué ha fallado.
No es mi (nuestro)
caso.
2 comentarios:
¡jajajajaja! la ilustración vista con detenimiento es muy acertada...Ver la cara de la maestra asomando por la puerta del fondo con expresión de horror...
Miguel Angel, lo peor al respecto creo que viene del núcleo familiar, la falta de atención que a veces los niños tienen con esos padres tan ocupados fuera de casa y eso de No ayudarles a hacer los deberes...
supongo que una actividad es orientar, hacer entender los temas, poner ejemplos...etc (que requiere tiempo) y dejar que sea cada niño quien desarrolle las soluciones....y la otra es darles los temas "comidos y masticados", para acabar pronto...a eso entiendo yo, se debe de referir.
En fin, es un tema de pedagogía en el que esa "educaion asistida" es un complemento que viene bien a los chavales en formación.Seguro que si.
No me has contestado un correo que te mandé pero espero que tengas todo el tema de phishing resuelto.
Que pases buen domingo.
Besos
Anna J R
Irán por ahí los tiros, Anna, porque en vez de hacer las cosas con alegría y como si fuera lo más normal del mundo, veo sobre todo a mamás muy preocupadas por lo de los deberes, atadas a la mesa con sus hijos durante todas la tardes. También veo que van corriendo de un lado para otro, porque su vástago/a ha de cumplir un denso programa de actividades: ballet, inglés, hípica, fútbol, que se añaden a los normales del cole. Quizás hay demasiado afán de que estén dotados de lo más posible, para que tengan luego más oportunidades.
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