No creo que esperaran ver ni por
asomo lo que en realidad se encontraron. Se trataba de una visita de inspección
para comprobar si los dineros que se pedían iban a ser destinados al objetivo
señalado y empleados adecuadamente. Pero lejos de inspeccionar, aquello fue un
continuo rosario de exclamaciones y sorpresas. ¡Anda, una silla como la que
usaba mi abuelita para hacer calceta! ¡Pues mira allá, aquella mesa camilla
tiene ya sus años! ¡Hombre, un pupitre de los de agujero para el tintero y
canalillo para la pluma! Este armario, ¿no estaba en el viejo hospital
provincial? Esa cocina, ¿de dónde la habéis traído?
Todo cuanto veían les
recordaba que fueron niños y que en la escuela o en su casa anduvieron con lo
justo, y fueron felices.
Armarios roperos
convertidos en estantes para libros; alfombras de comedor bueno transformadas
en piso cálido; apliques de tubos fluorescentes de la escuela del ayer
modificados para alumbrar unos gallineros que habían pasado a ser salas de
estudio; sillería de cine años 40 trasladada del centro hasta la periferia para
cumplir su función de siempre, servir de asiento; libros viejos colocados por
tamaño y temática con estética vanguardista; ventanas y puertas en desigual
batalla por encajar en un orden imposible… Y hasta un mostrador de mercería que
nunca abrió al público venido a ser barra para cafelitos con gotas de anís o de
coñac para los abuelos del hogar.
Aquella cochambre ya
estaba en uso, y, aunque hacía aguas en el sentido más literal de la palabra,
tenía la pretensión de encarar el tiempo venidero con ayudas o sin ellas,
siquiera por unos pocos años o para toda la vida. Pero calladamente,
esperábamos que todo cambiara y pudiéramos tener algo bueno y bonito, como
estaba ocurriendo en otros barrios. Que ya se sabía de sobra que a tal
asociación le habían pagado un edificio nuevecito, y tal otra había estrenado
una batería de ordenadores de última generación para llevar la contabilidad y
la gestión de sus actividades, y la de más allá con sueldos y gratificaciones
había dado trabajo a media juventud de aquella zona… En fin, que era el
comienzo del boom de las ongs, y había tiros para situarse y cobrar sus buenas
subvenciones.
Quiso la suerte, o la
buena voluntad, o lo que fuere, que empezamos a probar eso de disfrutar de los
dineros públicos. En principio fueron unas migajas, apenas una limosna. Era
1982 y se conoce que con lo del mundial de fútbol la ciudad tenía otros
intereses que cubrir y las cámaras de lo internacional no iban a mirar hacia
este rincón pequeño y apartado.
Pero una vez ya
puestos, continuó la secuencia en años posteriores y, no siendo mucho el
dinero, sí fue suficiente para hacer obras, adecentar el lugar y realizar
cuanto estaba en nuestra mano y en nuestro saber.
Fueron veinte años. Y
las cuentas siempre estuvieron claras. Y nos convertimos, al parecer, en “la
niña bonita”: coqueta y pequeña, donde mirarse y ufanarse.
Cuando llegó el
momento de decir ¡hasta aquí! no se lo creían. No les cabía en la cabeza que
dejáramos de pedir y de recibir.
* * * * *
Parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe
Calle Villacarralón 9
47008 Valladolid
Gerencia de Servicios Sociales
Consejería de Sanidad y Bienestar
Social
Junta de Castilla y León
Miguel Ángel Velasco, Párroco de Nuestra Señora de Guadalupe,
por este escrito pone en conocimiento de la Gerencia Territorial de Servicios
Sociales de la Junta de Castilla y León que esta Parroquia ya no va a solicitar
subvención para las actividades que realiza en materia de integración social y
desarrollo comunitario.
Durante 20 años hemos sido beneficiarios de dichas ayudas, sin
las cuales habría sido mucho más difícil llevar a cabo los objetivos en que
estamos empeñados.
Agradecemos a las personas que durante todo ese tiempo han
contemplado con benevolencia y con su criterio han apoyado cuanto desde esta
institución se ha venido realizando.
La realidad social en que desenvuelve su actividad esta
Parroquia ha evolucionado positivamente a lo largo de estos años, y creemos que
el coste que supone mantener los diversos servicios hacia la población de estos
barrios debemos asumirlo ya nosotros mismos. Al tiempo que permitimos que los
fondos que pudiéramos recibir, se dirijan hacia otras instituciones que también
lo necesiten.
Esta Parroquia continuará en la misma línea de trabajo que ha
llevado hasta ahora, en colaboración con otras Entidades (Ayuntamiento–CEAS,
Caritas Diocesana, Cruz Roja, Banco de Alimentos, etc.) y por supuesto con esa
Gerencia.
Si la decisión que ahora tomamos se viera en el futuro que no
ha sido acertada, volveremos a concursar en otras convocatorias.
En Valladolid, a 18 de enero de 2002
Con esta carta dejamos de concursar
a las subvenciones que durante veinte años disfrutamos de forma continuada. Nos
pareció llegado el momento de prescindir de ayudas públicas y continuar por
nuestros solos medios. Aún recuerdo la cara de sorpresa de las funcionarias que
atendían aquel servicio de la Junta de Castilla y León. Nos teníamos mutuamente
cariño y había confianza. Sabían que trabajábamos en serio y que lo que
pedíamos estaba en coherencia con lo que ofrecíamos. Incluso de algún modo nos
indicaron que no todas las solicitudes que recibían y que tenían que atender,
ofrecían la garantía que nosotros habíamos demostrado a lo largo de los años.
Desde entonces no
hemos dejado de experimentar la solidaridad; sólo que ahora ya no hay que
presentar facturas, ni justificantes; nadie nos requiere para inspeccionar y
por aquí pueden pasar y mirar que no encontrarán detalle que poder airear como
noticia de malversación o de lucro o de desvío de fondos…
Ahora que no hay día,
ni hora, en que no nos sobresalten sacando a luz pública comadreos, nepotismos
y caprichos a costa del contribuyente, nos alegramos de estar fuera de
concurso, y tener las manos limpias y los bolsillos a punto para el pase de
revista.
2 comentarios:
Hola Miguel Angel, como otras muchas veces he pasado a leerte, pues me recreo en tus escritos, pero esta vez heparado para saludarte, y para decirte que sí que sigas en tu línea, ¡que de verdad es la recta!.
Un cordial abrazo segoviano.
Hola, Rosi, qué gusto verte de nuevo. ¿Mi línea? Bueno, sí, tal vez tenga una línea; pero no es intencionado. Supongo que es así como se nos ve desde fuera, como una trayectoria. Espero que, recta o curva, sea por lo menos coherente.
El otro día atravesé Segovia y estaba fría y mojada. Hoy es Valladolid la húmeda y desapacible. Un abrazo.
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