A la hora convenida
y, a falta de sol, con lluvia, nos reunimos ante la enorme puerta del
ayuntamiento vallisoletano, dispuestos a escuchar el elocuente verbo de Paz Altés.
Éramos treinta personas, daban en el reloj de la torre las cinco y media, llovía repito,
y el señor conde nos daba su noble espalda. Comenzó Paz de esta manera:
La Casa Consistorial de Valladolid
Desde la llegada de los condes
de Ansúrez a Valladolid, a finales del siglo XI, el "Concejo" de la
villa celebró sus "sesiones" en la Colegiata (hoy Catedral), en unas
casas propias en la plaza de Santa María (hoy de la Universidad), en el
convento de San Francisco (Plaza Mayor) y, desde mediados del siglo XVI, en una
antigua casa erigida en el mismo solar que hoy ocupa la Casa Consistorial, en
cuyo diseño intervinieron Francisco de Salamanca y Juan Sanz de Escalante, así
como Diego de Praves y Juan de Herrera entre otros. A finales del siglo XIX,
300 años después, esta antigua "casa" amenazaba ruina y el acalde Miguel
íscar decidió demolerla, seguro de que conseguiría financiación para levantar
una nueva, acorde al "nuevo Valladolid" que intentaba construir con
su gestión. La demolición tuvo lugar en 1879, pero la construcción del nuevo
edificio se alargó muchísimo…
El edificio o sede central del
Ayuntamiento de Valladolid se denomina "casa consistorial" y se
encuentra en la Plaza Mayor. Su planta es rectangular y linda, además de con la
Plaza Mayor, con la calle de Jesús, la plaza de La Rinconada y la calle de la
Manzana. Fue proyectada por el arquitecto Enrique María Repullés y Vargas,
después de una primera propuesta, fallida, del arquitecto Antonio Iturralde.
Las obras de construcción
comenzaron en diciembre de 1898 y se prolongaron hasta 1908, año en que la
nueva Casa Consistorial fue inaugurada. Repullés se inspiró en el estilo
historicista-clasicista utilizado en el palacio de Monterrey de Salamanca. El
edificio ocupa un solar de 2.598 m2 y se organiza en cuatro alturas (sótano y
tres plantas), estructurándose en el interior en torno a un gran patio (hoy
cegado) y manteniendo entradas del exterior en tres de sus cuatro laterales. En
cada una de sus esquinas, el edificio cuenta con una elegante torre
rectangular. Las dos que dan a la Plaza Mayor flanquean la entrada principal,
protegida con un pórtico de tres arcos, sobre el que se asienta el balcón del
Ayuntamiento. Este cuerpo central está coronado por una esbelta torre en el que
está instalado el reloj, de Moisés Arroyo, y el escudo de la ciudad.
La escalera imperial
A la planta principal (segunda
planta) se accede por una soberbia escalera "imperial" (forma de
"Y"), realizada en mármol y bronce y coronada por una impresionante
vidriera que representa el escudo de la ciudad, flanqueado por un abanderado y
un macero.
La planta noble
Mientras Paz daba
explicaciones, a mí me dio por recordar la primera vez que entré en esta casa
tras las primeras elecciones democráticas municipales. Cómo entré por esa
puerta…
Subí por esa
escalera…
Y admiré lo mismo que
se ve en estas fotos…
Ahora lo vuelvo hacer;
pero soy más viejo y me fijo más en lo detalles, aunque esté igual de
satisfecho que entonces…
La planta noble
En esta planta, además de las dependencias de Alcaldía, grupos políticos y Secretaría General, se encuentran el Salón de Recepciones, el Salón de Plenos, la Sala de Comisiones y la Sala de Concejales.
A este piso subí pero
no entré, que esos picaportes entonces aún me imponían. Claro que fue sólo
temporal, y el agobio se pasó bien pronto. Pero sí disfruté de todo esto que es
como la entrada del sancta sanctorum, vamos los prolegómenos.
Testamento de la reina Isabel La Católica |
Matrimonio de los Reyes Católicos |
Escudo del Conde Ansúrez |
Esto es muy posterior, casi de hace un rato |
El Salón de Recepciones
Ornamentado
por Gargallo, es la dependencia más noble del edificio. Es un espacio
rectangular diáfano con grandes ventanales a la Plaza Mayor y espectaculares
vidrieras. El suelo es de madera noble trabajada por Echevarría. Los frescos del
techo reproducen escenas alegóricas sobre la fundación de la villa y son obra
de Gabriel Osmundo. Un bello repostero con el estudio de la ciudad y un retrato
de cuerpo entero de Pedro Ansúrez completan la decoración.
En este enorme e
impresionante salón tuve el honor de ser testigo del manifiesto que Pilar Cortés nos leyó
a una multitud en el día de la mujer trabajadora de no me acuerdo qué año. Éramos
tantas y tantos que no pude apreciar los detalles de esta dependencia municipal. Por eso ahora me explayo.
Perdón si me he excedido.
Sin flash |
Con flash |
Doña María de Molina |
Isabel La Católica |
El Conde Ansúrez |
Fernando El Católico |
Felipe II |
El Despacho del alcalde
Esta estancia fue diseñada por Francisco Prieto. En este despacho instaló, durante la Guerra Civil, su Cuartel General el general Mola. En la antesala trabajan las secretarias de Alcaldía y desde allí se accede a la Sala de Visitas.
En poder del señor
Bolaños, tuve la suerte de ser invitado por el entonces primer teniente de
alcalde, mi amigo Manolo “Ojos” a
departir con él sobre un asuntejo que interesaba a un vecino mío del barrio. Así
fue como entré por primera y última vez en este despacho. En aquella ocasión no
tuve ni tiempo de mirar alrededor. Hoy, con Paz de cicerone, y amiga de las
buenas, me tomé mis confianzas… tal vez demasiadas. Que me perdone el señor León
de la Riva si estuve a punto de invadir su intimidad, sólo fue curiosidad.
Asuntos pendientes |
Así se ven los asuntos municipales (tomada desde el respaldo del sillón) |
Documento por el que se notifica la designación de Valladolid como ciudad |
El sillón |
Una silla |
Otra silla |
Dos sillas |
El armario librería |
En el rincón más oscuro de la alcaldía |
El Salón de Plenos
Es la dependencia más importante de la Casa Consistorial. La decoración es de la Casa Algueró. Es de planta rectangular. La mesa presidencial se sitúa en un estrado. En el paño de muro sobre esta mesa y bajo un crucifijo, se alinean el retrato de Juan Carlos I y dos óleos que representan a Pedro Ansúrez y su esposa, doña Eylo Alfonso. El centro del Salón está ocupado por una sillería en dos alturas (Juan Ibargoitia), dispuesta en semicírculo. Los ventanales del fondo están armados con preciosas vidrieras. En la parte alta del Salón hay dos tribunas desde las que el público puede seguir las sesiones plenarias.
No tuve la suerte de
acompañar a los vecinos de mi barrio cuando aquí se debatían temas muy serios
sin contar con ellos, más bien a sus espaldas. Fueron desalojados porque eran
otros tiempos. Yo aún estaba en babia. Por eso me da mucho gusto verlos ahí,
tan relajados, tan complacientes, mirando y riendo. Como si estuvieran en su
casa.
Sin embargo ese arca
con tres cerraduras es un ejemplo a la vista de que no siempre las cosas
estuvieron tan abiertas.
___________________Paz Altés nos guió y nos lo explicó sobreabundantemente.
Yo sólo he fotografiado y he añadido mis pensamientos. Como nos dieron todas las luces posibles, para no escatimar en el detalle, las fotos están como están. Con flash no se podía, y sin él casi no se llegaba. De modo y manera que hice lo que pude.
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