Annuncio a Zaccaria della nascita di Giovanni Battista (1429), Jacopo della Quercia. Battistero di San Giovanni, fonte battesimale |
Mientras braceaba le estaba dando al asunto de la sordera. Porque eso
debía querer expresar el evangelista cuando escribió que por señas le
preguntaban cómo quería que se llamase. Seguro que Zacarías, que tenía claro
que el nombre de su hijo debía ser Juan, no le haría ninguna gracia que le
tomasen por sordo. Ya tenía suficiente con la mudez impuesta.
Este pequeño lío evangélico, en que me he visto envuelto al mismo tiempo
que inmerso en el agua, se me ha vuelto claro después al ver la foto de nuestra
vicepresidenta espetando a otro diputado “no me insulte que le leo los labios”,
en uno de los habituales y cansinos rifirrafes del congreso.
Si la pizpireta Soraya oye perfectamente, Zacarías no tenía por qué no;
al fin y al cabo el castigo sólo fue “te
quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día que eso suceda” (Lucas 1, 20).
Pero ambos aprovecharon su momento y situación para parecerlo y sacar tajada.
La vice, dándose un baño de autoestima y asestarle, al tiempo, un varapalo al
contrincante; el anciano para hacer valer su autoridad paterna y dignidad
sacerdotal.
En esas turbulencias nos defendemos y sacamos brillo, no importa que no
nos miren ni vayan a tener en cuenta lo que digamos. Tampoco pasaremos a la
historia, salvo para engrosar el pelotón de los anodinos, difuminados en la
masa que no cuenta.
Mira tú por cuanto, Zacarías sigue, –lo que no se puede asegurar de la
Santamaría–, a cuenta de un discurso que ha quedado inmortalizado para los
restos. Es el “Benedictus” que profetizó, bien es cierto que no fue él, que
sólo fue el vocero.
Otro que también ha hablado, pretendiendo sublimidad, y no se sabe bien
qué es lo que ha dicho, ha escrito: “La hegemonía se mueve en la tensión entre
el núcleo irradiador y la seducción de los sectores aliados laterales”.
Por cierto, sigue la gente intentado embrollarlo un poco más, que digo yo que
si no tendrán otra cosa mejor que hacer.
En todo caso quiero sacudirme el mal cuerpo que me acompaña desde que
escribí mi última entrada; no parece que dejara a Juan el Bautizos en buena
posición, y lo lamento. Por eso mismo intento rectificar, porque no vale la
excusa de que fue un pronto que me dio tras leer reseñas publicadas en los
medios sobre el “Instrumentum laboris” y las novedades que sobrevienen. Cuando
las cosas tienen “peso” y “medida” pretender cambiarlas o desear que lo hagan
es ilusión vana y esfuerzo desaprovechado. Son como son, y así van a seguir
siendo.
Esto es lo que Zacarías exclamó en un momento histórico y que se viene
repitiendo desde entonces por todo el orbe conocido:
Zacarías se
llenó de Espíritu Santo y profetizó:
Bendito sea el
Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la
salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para
concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño,
te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz. (Lucas 1, 68-79)
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz. (Lucas 1, 68-79)
Que digo yo que hay mudos cuya voz atruena, y hay parlantes que era
mucho mejor que estuvieran calladitos.
En cuanto a los sordos… A los que lo son de verdad, ayudarles con signos
y pantallas táctiles. A los que se lo hacen, ni caso; tampoco ellos lo harán “aunque
resucite un muerto” (Lucas 17, 31).
2 comentarios:
Cuanto tiempo Miguel Ángel!!!!!!
Es un placer leerte, ahora con mi nieto Héctor aunque solo lo tengo un par de horas y en días alternos y por la tarde, pues como que los años pasan.
Me ha gustado entrar a leerte, veo que tienes ganas y motivos.
Miles de abrazos calurosos desde el Cinca Medio
María Luisa
¡Qué alegría volverte a leer! Claro, como estás de abuelísima, no tienes tiempo para visitas…
Ya ves, por aquí entretenido con pequeñas cosillas.
¡Cuánto me gustaría darme una vueltecita por el Cinca superior, el de las cascadas y aguas congelantes!
Yo no te mando abrazos, porque te quemaría. Besos voladores, que según van de camino pierden calorías…
Publicar un comentario