Tal vez debiera haberlo titulado de otra manera.
Por ejemplo “edificios
deshabitados”. A la vista está que no son lugares donde se habite.
Pero como con toda seguridad sí se vivió en ellos, también podría haber
escrito “casas abandonadas”.
Dado el estado en que se encuentran, no debería parecer mal si dijéramos
“viviendas rústicas con sabor”.
Dicho sin ánimo de ofender y sin faltar a la verdad, no estaría mal esto
otro: “típicos rincones de un pueblo
castellano”.
Quienes vivieron en ellas también tendrían sus alegrías, sueños,
esperanzas y proyectos. Las llenaron con su alma. Ahora sólo son “parajes desanimados”.
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