Me siento raro escribiendo con los pulgares sobre unos espacios diminutos, yo que disfrutaba dándole a las teclas de mi olimpia, a la dulce y relativamente rítmica melodía de los tipos sobre el papel. Aquí no suena ni siquiera el carro al empezar nueva línea. !Qué nostalgia no poder decir mentalmente punto y aparte!
Progreso desesperadamente lento, conteniendo los nervios. Necesito esto como terapia. Intento aprender con este cacharro diabólicamente listo, que lee mi pensamiento y se adelanta a ofrecerme lo que estoy a punto de imaginar.
Esta mañana he sufrido un pequeño revés que ha constituido una verdadera lección: Por mucha mucha atención que ponga, no importa cuánto tiempo le dedique, al margen del esmero con que lo haga, algo puede escapar de tu control y dejarte con el culo al aire a la vista de todos.
Definitivamente lo imprevisible puede ocurrir. De hecho ocurre.
Compruebo que colocando el Nokia en posición horizontal el teclado es más espacioso y cómodo. Que puedo incorporar fotos que acabo de sacar mientras edito, y que aún así mis dedos siguen siendo demasiado "anchos" para una cosa tan "delicada".
Lograré soltura?
Con práctica, seguro que algún día.
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