Con estos tres, Codorniz ha alcanzado la cifra nada desdeñable, –me
estoy pensando presentarla al Guinness World Records–, de dos
docenas de huevos en cincuenta y tres días. Afortunadamente no está emparejada
y yo no me veré en la obligación de instalar en mi chabolo una granja completa.
De cuatro en cuatro, o cinco de golpe, los voy incorporando al menú de la cena,
para mi satisfacción personal y como homenaje a este plumífero que ocupa un
rincón de la cocina.
Algunas veces me digo que lo hace para llamar mi atención y no se me
olvide echarle pienso. Otras no me digo nada y pienso que es así la naturaleza.
Como la de Tano, que al llegar la noche, intenta escalar hasta mis
rodillas. Lo aúpo y entonces gruñe amenazante a Luna y a Gumi, que pasan
olímpicamente. Un rato después, lo deposito sobre una silla y se relaja hasta
casi dormirse. Pero no; vigila la hora de acostarme, que es el momento de pasar
a tumbarse bajo mi cama sobre la alfombra.
Esto no lo ha hecho la naturaleza, sino la mano humana. Había un enorme
nogal, un peral frondoso, varios manzanos y otros frutales. Ahora dicen que
va a replantarse… De momento, tierra quemada. ¿Qué había antes? Imposible sacarlo con mi máquina. Está detrás de este apetitoso cascabelero:
Y así he quedado yo, quemado, cuando me he enterado de en qué ha
consistido el debate de las Cortes de estos días. Tanto que en las próximas
elecciones les va a votar su señora tía, porque servidor ya no tiene ganas de
disfrutar echando la papela para que se convierta en papel mojado. Entre unos y
otros están haciendo de mí un escéptico. Ya he dejado de sentir indignación. Es
posible que me encierre para siempre entre los estrechos límites de mi casa. Y
nada de república, soy el rey.
1 comentario:
¡Por fin! ya has llegado al mismo punto en que, hace ya rato, yo había llegado. Pero... pienso y pienso y sigo pensando... ¿"esta panda de inútiles va a conseguir que deje de votar"?. Pues no, pero me fastidia tener que seguir votando en contra de alguien en lugar de votar a favor de la opción con la que coincido mas, porque sencillamente no está, mi opción no está. Hay personas en alguna opción de la izquierda que me gustan pero luego está la organización (que no partido, tal y como yo lo entiendo) que me tiran p'atrás, no puedo con esas maneras que ya he visto y vivido de cerca y que sé lo que encierran. Y me da una rabia tremenda constatar que el personal no aprende nada, que están a lo suyo cada uno. En la derecha porque les va muy bien con esa mediocridad asquerosa que se gastan y la falta de conciencia de "para qué" y "cuánto tiempo" estamos en el mundo, los que les siguen, idem de adem idem, los que proliferan en esos intervalos entre la derecha rancia y la izquierda que debería haber, "la mateix" que dirían los valencianos -no la señá alcaldesa, que no tiene ni vergüenza pero a la que le gusta empinar el codo, por lo que se ve-. Y así llego a la conclusión de que, aunque no veo claro todavía a donde van, visto lo visto por similitud con Grecia, votaré para que una gran escoba barra a todo este lodazal de la faz de Madrid primero y del resto de España después. Ya sólo aspiro a quitarlos de mi vista, que desaparezcan de las instituciones, a mandarlos a las catacumbas. Y después, ya veremos.
Y dicho esto, tu pajarito ese te está haciendo de oro las cenas. Nunca he probado los huevos de codorniz pero cualquier día lo haré, por probar. Ya te diré si eso...
Besos
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