No me prodigo en
recibir invitaciones. Salvo las consabidas llamadas telefónicas proponiéndome
que cambie de operadora y me beneficie de pingües y numerosas ventajas, o
incitándome a contratar el gas o la electricidad con la empresa tal que ofrece
servicios a domicilio y seguros a todo riesgo, no me llegan sino avisos de
reuniones, conferencias, cursos y retiros, de parte interesada, es decir, desde
lo diocesano, que es lo propio y conveniente para una persona de mi condición y
circunstancia.
Bueno, también, y a
veces, voy a bodas, primeras comuniones y bautizos. Pero muy de tarde en tarde.
Por eso me ha sorprendido la invitación que he recibido por correo ordinario en
la mañana de ayer.
El conferenciante es
conocido. El lugar, también. El patrocinador, no; lo siento. Así que trato de
indagar un poco en Internet, y sólo me salen avisos de la prensa. Parece ser
que ese Foro de Opinión «Nuevo Siglo» salió a la luz en el año 2011, según un
diario local. Tiene como presidente a Jesús Manuel Rebolleda, y
ha invitado a conferenciar, entre otras personas, a Javier Zaragoza Aguado,
fiscal jefe de la Audiencia Nacional; a Carmen Iglesias, académica de
número de la Real Academia Española de la Lengua, de la Real Academia de la
Historia y consejera de Estado; a la investigadora Margarita
Salas; a la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril; a Ángel de Juanes,
presidente de la Audiencia Nacional; al magistrado del Tribunal
Constitucional Rafael González Arribas; a Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente
del Banco Santander; al rector de la Universidad Pontificia de Salamanca
(UPSA), Ángel Galindo; y un etcétera largo… Ahora es el cardenal emérito Carlos
Amigo, de esta tierra y sobradamente conocido.
Intrigado llamo al
teléfono indicado y me contestan desde el hotel Meliá. Al parecer allí sólo
alquilan salones y ofrecen la cena, del resto no saben nada.
Puesto que, salvo en
el caso de las dos últimas personas de la lista que he citado, los asuntos a
tratar no tienen relación directa conmigo, concluyo que han dado con un listado
de nombres de clérigos, público indicado para un conferenciante como el
cardenal Amigo, y me ha tocado… porque sonó la flauta.
No me hago problema.
Y dado que supongo, porque no me atreví a preguntarlo, que charla y cena incluyen
coloquio y pago de los gastos, en un lugar tan peripuesto no veo qué traje
poner sobre mi cuerpo para no desentonar. Si no voy, nadie me echará en falta;
y si voy, daré la nota.
Lo dicho, no hay
problema. Cenaré en bata y leeré sobre las enfermedades de nuestra viva
sociedad en la prensa de la mañana.
2 comentarios:
Buena decisión, total para oír a quien tú te sabes qué va a decir de antemano, eso sí, con un hálito místico que tira p'atrás, pues mejor se queda uno en casa y frío que te ahorras o cabreo que te ahorras.
Besos
Además ya sabes que no ceno solito, que tengo un coro de pajaritos.
Besos
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