Yo moriré de pie, como los árboles:
Me matarán de pie.
El sol, como testigo mayor,
pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada
sacudirá sus cúpulas de júbilo.
Me matarán de pie.
El sol, como testigo mayor,
pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada
sacudirá sus cúpulas de júbilo.
Yo diré a mis palabras:
No mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos:
Certifico que vivió con vosotros
esperando este día.
No mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos:
Certifico que vivió con vosotros
esperando este día.
De golpe, con la muerte,
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!
5 comentarios:
Un hombre así no morirá nunca, por mucho que le amenacen.
Al hombre no lo conocía, al poeta tampoco, pero el poema me ha parecido una maravilla, cada palabra y cada verso. Gracias, Miguel Ángel.
Carmen, no le podrán matar porque el gobierno brasileño no puede consentirlo; pero morir sí, es mortal. Y la muerte es segura. ;=)
Clares, tus deseos son órdenes. Trabajo concluido. Gracias a ti.
No me refería a esa muerte...
Ya lo sé, Carmen, te expresaste suficientemente.
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