La curación del paralítico. Basílica del Rosario. Lourdes - Francia |
SEGUIMIENTO EN EL AMOR AL PRÓJIMO
Señor Jesucristo: Tú mismo me has
enseñado un camino hacia una fe realmente determinante para mi vida. En el
cotidiano, activo y solitario camino de amor al prójimo. En ese camino te
encuentro a ti, desconocido y conocido. Llévame, Luz de la vida, por ese
sendero. Concédeme andarlo con paciencia creciente y renovada. Dame la
incomprensible fuerza de arriesgarme en la entrega a los hombres y de donarme a
mí mismo en el don. Entonces Tú mismo sales a mi encuentro en el prójimo, ya
que formas una incomprensible unidad con quienes reciben mi amor. Tú eres quien
puede asumir la vida eterna de los hombres y, al mismo tiempo,
eres Aquél cuyo amor, devuelto al Padre, no deja de ser amor al hombre.
Mi fe en ti
está en camino, y con el hombre del Evangelio digo: «Creo; Señor, ayuda mi
incredulidad». Tú que eres el camino hacia el prójimo, guíame por tu camino. Tú
eres el hermano desconocido y buscado, y en él eres Dios y por siempre. Amén.
[Karl Rahner. Oraciones de
vida. Publicaciones Claretianas. Madrid 1986, págs. 98]
Jesús cura al paralítico. Basílica de San Sergio y San Baco. Constantinopla/Estambul |
2 comentarios:
Bueno, Miguel Angel, si hay que rezar se reza...pero lo mio es de otra manera; coincido en el espíritu de amor al projimo al ver que hay gente que lo desprecia....
Un abrazo.
¡Qué pocholada de avatar te has inventado! Desde luego, Anna, eres una artistaza.
Mujer, tengo que rezar, porque también es “mi cruz” algunas veces, y pesa demasiado…
Generalmente lo llevo bien, + ó -
Un abrazo
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