Ahora lo llaman “selfie”. En realidad es una autofoto, que el propio
interesado realiza con la cámara digital o el teléfono móvil. Y esta palabra,
“selfie” o “selfy”, tiene registro de nacimiento: ABC on line de la televisión
pública australiana, 13 de septiembre de 2002. ¿Tendrá también registro de la
propiedad?
En nada de esto pensé, porque lo desconocía, cuando saqué a Gumi
abrazado por mí en el jardín de la parroquia. Fue el 21/09/2010, a las 10:19:23
horas. Que es lo que tienen estas cosas de ahora, que te fijan hasta el
instante en que aprietas el botón.
A la vista de los “selfies” que la gente saca en los momentos de impacto
o de peligro por los que les gusta discurrir, y que ya han costado varias
vidas, he pretendido hacerme un autorretrato cuando volvía de recuperar a
Berto, que se había quedado rezagado en el “prado oscuro” y nos demoraba el
regreso a casa.
Se trata de una “autonuca”, si se me permite el término, porque en
ningún momento pude sacar de frente a la pareja.
Solos como estábamos, así pude enfocar al conjunto aparejado para
caminar unidos. Si me hubiera enfocado a la cara, Berto no habría salido; por
lo mismo que tampoco salí yo cuando enfoqué a Berto, que iba delante, tirando
con todas sus fuerzas.
Resulta simpático que papa Francisco haya sido objetivo de este tipo de
fotografías por parte de jóvenes coreanos, durante su viaje a Oriente. No creo
que lo permitan ni Rajoy ni Obama, cuestión de seguridad, responderán los
guardaespaldas de turno. Veremos si Merkel, en su viaje/peregrinación a
Santiago, lo consiente.
Personalmente gusto de sacar grupos y panoramas, y raramente detalles,
de los que soy bastante incapaz de percibir.
A pesar de ello, y satisfecho con la evolución que va teniendo mi
tobillo magullado, he sacado esta instantánea en la que se puede ver la
diferencia que aún existe entre el pie sano y el enfermo. Aún así, hoy he
caminado por el monte y no he sentido ninguna molestia. Y eso que el terreno
era por demás irregular. Claro que no he tenido que correr detrás de mis
amigos, tampoco me habría atrevido. Todavía no.
Volviendo a los autorretratos: considero esperpéntico que por
inmortalizarse, alguien se exponga a matarse. En tales casos hacerse un selfie
es una contradictio in terminis, un oximoron.
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