Hace cinco años lucía
así de hermoso. Ahora hay que reemplazarlo. Un golpe de calor lo tumbó este
verano. Su par, el de la
izquierda, que vive, aún no ha florecido, pero todo se andará.
Tenía pensado poner uno
blanco, para variar; que florezca en verano. Pero en esta tierra mía no es fácil
conseguirlo. De modo que probablemente saque un retoño del vivo y lo colocaré
en su lugar.
Si me levanto con
ganas, esta misma mañana me pongo a la faena.
2 comentarios:
Míguel, si te sirve mi consejo, ejem, ejem, ya sé que no se dan.
Empezaré de nuevo, Míguel en mi experiencia, al jazmín de invierno ese que tienes de flores amarillas se le hacen los esquejes en verano, porque ahora la savia está muy movida y será mas difícil que te agarre. Espera a que florezca y después pones una maceta al lado del que tienes vivo, sacas un acodo y lo sujetas con un alambre a la tierra, en poco tiempo enraizará y después cortas el acodo, se hace como a las fresas,
Aquí tengo unos como los tuyos que se han hecho inmensos, he tenido que poner tutores de hierro para sujetarlos y Vicent les ha dado forma de paraguas ¡¡cosas de jardineros!!.
Suerte y besos
¡Bienvenidos sean todos los consejos! Eso que tu dices está bien, pero no me hace falta, porque el jazmín que sigue vivo está dividido desde su raíz y no es complicado ni peligroso separarlos ahora. Quiero que este invierno amarilleen los dos, no puedo esperar a otro invierno porque la vida es breve y no qué será de mí en el futuro. Sólo tengo un presente seguro.
Se te agradece, faltaría más.
Besos
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