Acabado de dar el visto bueno al zuncho perimetral en hormigón que
corona los muros exteriores y refuerza todo el edificio, y habiendo ya decidido
que no habría falso techo y que por lo tanto ese elemento constructivo quedaría
dentro del espacio habitado, advirtió que con los fríos exteriores y los
calores interiores saldrían sí o sí manchas oscuras de moho por mor de la
condensación. No podía consentirse tal desaguisado, advirtió el técnico con
mando en plaza. Convenía encontrar algo con que cubrirlo, tipo placa con
apariencia de madera o similar.
En un momento me dirigió la mirada. Debió comprender que en mí están las
cosas simples, y entonces me preguntó ¿qué te parece? Con un encogimiento de
hombros, respondí por mí está bien en cemento, tal como está. Perfecto, añadió;
lo dejamos como está, en gris oscuro.
A la mañana siguiente entraron los señores pintores y, en menos que se
pela una naranja, embadurnaron todo de un blanco refulgente. Cuando lo vi,
cerré los ojos. Alguien debió advertirles que aquella franja superior no debía
estar pintada, y cuando volví a aparecer por allí estaba lavada. No debió
gustarles aquella corrección, porque no se esmeraron demasiado. Dejémoslo así,
me dije; ya buscaré la solución en otro momento y sin dar a nadie
explicaciones.
Ha llegado mayo y empiezo a tener tiempo para mis trabajos manuales. Con
paciencia y agua, un cubo y un cepillo de dientes jubilado estoy haciendo que
el cemento parezca cemento. Nunca tendrá ese puente térmico manchas
sospechosas, porque no voy a calentar el interior hasta el extremo de que se
produzca la temida condensación. De modo y manera que no voy a consentir que,
sin entrar en acción, ya esté hecho una birria.
Puente térmico se define, según el Código Técnico de Edificación, como “aquella zona de la envolvente
térmica del edificio en la que se evidencia una variación de la uniformidad de
la construcción, ya sea por un cambio de espesor del cerramiento o de los
materiales empleados, por la penetración completa o parcial de elementos
constructivos con diferente conductividad, por la diferencia entre el área
externa e interna del elemento, etc., que conllevan una minoración de la
resistencia térmica respecto al resto del cerramiento”. Dicho con menos
palabras y más claridad: puente térmico es aquella zona de la envolvente de
nuestra vivienda por la que se transmite más fácilmente el calor. En verano está ardiendo y en invierno helada. Por ahí se pierden nuestros dineros en calefacción o refrigeración, según la estación del año que consideremos.
Esto no sólo es aplicable a una edificación; también lo es, por poner un
ejemplo cualquiera, a una gran institución como puede serlo la Iglesia
Católica. También en ella pueden descubrirse puentes térmicos. Es decir, zonas
de su estructura envolvente por las que se pierde calor, atraviesa el frío,
amén de otras fuerzas y energías, sean positivas o negativas.
Acabo de encontrar un puente de esos por los que se nos escapa la
alegría a raudales y entra un frío enjuizador que mete miedo. Tiene una extraña
forma: aparenta ser un ejemplar humano de sexo masculino, pero en realidad es un
enorme perno* que se supone sustenta el entramado del edificio, sin cuyo
concurso todo se derrumbaría. Es el dirigente máximo del Dicasterio para la
Defensa de la Fe, Cardenal Gerhard Ludwig Müller**. No me extrañaría que papa
Francisco*** junto a él pase frío: temo que es un auténtico agujero negro.
Mi agua y mi cepillo poco valen, pero están disponibles.
*perno
- nombre masculino
Pieza metálica cilíndrica, larga y
de cabeza redonda que se asegura por el extremo opuesto con una tuerca, una
chaveta o un remache, para afirmar piezas de gran volumen.
**Qué poco ha sabido aprovechar de su valedor el profesor, cardenal y obispo Karl Lehmann, y de la amistad del no menos profesor y benemérito Gustavo Gutiérrez.
***Papa Francisco, a estas alturas de la peli, ya sabe bien dónde tiene puentes térmicos y quiénes son lobos disfrazados de ovejitas luceras.
2 comentarios:
Lo del puente térmico me ha hecho reír, me ha recordado que cuando me han hecho la reforma sucesiva de mi casa, una de las cosas que han sustituido han sido las ventanas porque eran un puente térmico estupendo a pesar de ser dobles y han puesto otras con "rotura del puente térmico" que han resultado ser, efectivamente, una buena cosa para evitar el frío en invierno y los excesivos calores en verano. Aunque el verano pasado, a pesar de ellas, tuve que poner el ventilador heredado de mi hija porque fue tan horrible el calorazo que ni la rotura del puente térmico fue suficiente. En fin, vivir para ver. Tantos afanes para un ratito que estamos en este mundo; viendo lo que pasa en estas y otras latitudes a veces me pregunto para qué creemos los humanos que estamos aquí, qué más quieren los que defraudan y engañan a los demás, qué pasa por las cabezas de los mandases de todo el mundo para ser tan crueles, qué pasa en África, o mejor con África que esta Europa depredadora sigue sin restituir el saqueo al que ha sometido durante décadas a ese continente y ahora añade la vergüenza, la crueldad y la vileza más inhumana. Miguel, no sé cómo he llegado a esta reflexión desde el puente térmico, el caso es que lo he ligado, quizá, por la brevedad de nuestra estancia en este mundo en comparación con con miles de millones de años en que se contabiliza la existencia de nuestro planeta. Un poquito más de relativización de nuestra importancia como raza tal vez sería necesaria para bajarnos los humos ¿no?. Sueño con un dios Thor que nos humanice en serio en vista de que el tuyo, ese dios que tantos han utilizado para procurarse vidas regaladas (y siguen en ello por lo que se ve), no es capaz de hacer reflexionar seriamente sobre lo que es lo más importante: cada ser humano del planeta, cada ser vivo que nos rodea.
Lo dejaré aquí.
Besos, querido Míguel
Nunca imaginaría que mi relato y posterior deriva sobre un puente térmico te produjera semejante reflexión. Pero me congratulo y te felicito.
Y ya puesto, te diría que la brevedad de la vida, con ser una verdad irrefutable, no nos debiera desanimar de satisfacer pequeños placeres y pillar momentos de alegría, y, si me apuras, de felicidad. Ojalá la limpieza que estoy haciendo en ese hormigón se extrapolara a la política nacional e incluso internacional, vamos al planeta entero. Como también tu reparación doméstica evitando en lo posible la pérdida de calor o su exceso, también indicara que se han corregido todos los errores y horrores de nuestra ya dilatada y desgastada historia.
Pero qué se le va a hacer. ¡No somos perfectos!
¡Ah! No te cortes, continúa cuando quieras y hasta que te de la gana.
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