Perplejo me he quedado al contemplar, viendo las noticias, nazarenos y cofrades (varios sexos) llorando por no poder salir a procesionar sus pasos a causa de la lluvia. Alguien dijo que era tal su dolor y sentimiento, que no podía expresarlo con palabras.
Yo creo que Pedro lloró por su traición, una mujer fue consolada por Jesús con la cruz a cuestas, y casi con seguridad María no pudo hacerlo cuando pusieron el cuerpo muerto de su hijo en sus brazos; tenía los ojos secos.
Lejos de mí hacer chirigota de los sentimientos religiosos de nadie. No se me ocurrió, por ejemplo, cuando me contaron que en la India las vacas pasean por la calle, sorteando cuerpos famélicos tirados en la acera. Allí son sagradas. Pues eso.
Tampoco dije nada, aunque no me gustó, cuando hicieron una peli sobre la pasión de Jesús y además de hablarla en arameo, eran tan cruenta (podría decirse que incluso sádica) o más de lo que narran los mismos evangelios. Pues eso también.
Yo ni entro ni salgo si estos días se hace negocio con la llegada de forasteros a los lugares donde se realizan los más diversos ritos religiosos o profanos, al aire libre, ocupando vías públicas y dándoles en cada lugar las formas y el énfasis que por tradición o acomodación han acordado hacerlo. Digo, una vez más, pues eso.
En absoluto voy a comparar lo que yo creo con lo que en mi opinión pudiera deducir que creen quienes así se manifiestan. Si alguien tiene interés, que corra con el esfuerzo y asuma las críticas o los plácemes.
Sólo digo que "mi, no entender nada". ¡Nada!
Lágrimas harían falta para llorar por El Chad, Haití, Japón… ¡Y el paro!
Que no cesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario