No lo prometí, pero aquí vuelvo a lo que ayer empecé.
Pocas veces he intentado publicar algo en la prensa local de mi ciudad. Si las cuento me sobran dedos de las manos. Siempre fue de algo referido a la colectividad que represento, o creo representar, y en asuntos que me parecían trascendentes.
Salvo una carta al Director, allá por junio de 1977, que me la publicaron íntegra, ya que las palabras estaban medidas, eran consistentes y el asunto de suma gravedad, las demás veces o han mutilado el texto o simplemente lo han archivado en ese lugar que todos y todas suponemos.
Pero la ocasión que más cabreo [otro motivo para tener blog, expresarlo y airearlo; lo anoto para no olvidarlo] me produjo tuvo lugar hace algo más de una década. Habíamos penado durante un montón de años mi gente y yo en locales insuficientes, manifiestamente mejorables (por no decir directamente impresentables), pequeños e incómodos. Tras larga espera y de muchos ruegos y suplicatorios (alguna amenaza, también hay que decirlo), al fin con alguna ayudeja de la institución principal nos trajinamos una nave y la transformamos en algo amplio, cómodo y presentable. Nuestro trabajo y buenas pesetas nos costó, -que los euros llegaron poco después-, aunque no tantas como se gastaron con dineros comunes en otras partes.
Llega el día y la hora de que la autoridad competente en la materia se acerque para la ceremonia de inauguración, que en términos propios se llama Dedicación. Y va y se me ocurre llamar a la prensa, que vengan y lo publiciten, tal y como suele hacerse en una ciudad de provincias en la que cada templo parroquial ha sido inmortalizado con foto y crónica.
Se conoce que estos barrios no estaban en la mente del redactor que atendió el aviso, o que quien avisaba no tenía la altura, la anchura, la profundidad y el rango suficiente, que por única respuesta dijo que para eso no iba a desplazar a un reportero con fotógrafo, que eso costaba una pasta. Al tipo ni se le ocurrió mandar a alguien que supiera escribir y sacar fotos, todo en el mismo pack.
Posiblemente si hubiera sido el comité central quien hubiera hecho la llamada, habría sido atendida, porque favor con favor se paga. Pero que fuera un mindundi como el menda, parece que no tenía consistencia.
Y así pasó. Creo que ha sido la única iglesia construida en los últimos cien años, cuya fiesta de dedicación no ha aparecido ni consta en los anales y crónicas de esta villa sin corte.
Razón tiene Juan Navarro; si yo hubiera tenido este blog, habría podido publicitar el evento sin contar con nadie más, que aquí uno es el director, el redactor jefe, el consejo de administración, la taquillera del metro y el chico de los recados; y además, por si las moscas, el primer lector o lectora, por si no aparece nadie más.
¿No es ésta una buena razón para tener un Blog: publicar lo que me pete sin contar con nadie más?
Para hacer efectivo este segundo servicio que tengo en mi beneficio, voy a colgar un vídeo que acabo de terminar con fotos de la pasada primavera, nieve y amistades incluidas.
Va por ustedes, y tranquilos, que es cortito, aunque la excursión duró 6 horas.
Como habéis podido comprobar, el que canta es Labordeta, y su canción, "Somos".
Y tampoco lo prometo, pero aviso, que no quiero ser traidor: como tengo fotos de la dedicación de mi iglesia, no os extrañe si cualquier día voy y las pongo, que para eso esto es mi blog.
4 comentarios:
¿Cuándo vemos esas fotos?
Pues sí, Miguel Ángel, un blog también sirve para un desahogo. Y cómo se queda uno....... Efectivamente, tal vez debas poner aquí el reportaje que nunca se hizo. No será el mismo, porque la inauguración ya pasó, pero a tus parroquianos tendrán un subidón de adrenalina.
Un abrazo.
Me ha encantado leer esta entrada y la anterior.
Feliz tarde de domingo, amigo Mavs.
Me quedo a la espera de las fotos y el relato de la Dedicación, que quiero yo saber a quién se la dedicastéis, y ver todo lo bien que quedó y a la gente con sus cosas y sus emociones.
Las fotos estupendas.
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