El último día, el tercero, las fiestas se dividen en dos partes.
Por la mañana, en el campo de fútbol, terminar el chocolate sobrante de lo que se ha repartido por las casas, el concurso de tortillas y el partido de fútbol. Y haga calor o frío, llueva o escampe, hay que hacerlo todo, para cumplir el programa.
Luego, por la tarde, el castillo para los peques y el tren para los carrozas. También, siguiendo escrupulosamente el programa.
Y es que los de La Cañada somos así, y hay que dejarnos, porque no tenemos remedio.
Del chocolate sólo quedó esta instantánea. A juzgar por los bigotazos, debía estar sabrosón.
Llega el turno de las tortillas. Aquí, servidora, esperando al personal.
Ya vamos llegando, tranquis, no desesperéis. Es que están recién hechas y queman.
Pues la mía no, que es de anoche, y está lista para comer.
Si al final todo llega. Aquí están las tortillas, ricas, ricas…
No vale comer todavía. Hay que jugar el partido de fútbol, mayores contra pequeños. ¿O será al revés?
Como el árbitro no tiene pito, le hemos colocado un megáfono, para que se le vea bien. Lo he escrito bien, para que se le "vea", porque para oírlo qué falta nos hace, si no le vamos a hacer caso…
¿Correr ahora? ¡Qué sofoco! Nosotros desde la sombra, que sólo queremos ver…
Pues yo diría que esta tan redonda es la mejor, pero si tú opinas de otra manera, nos convocamos para una reunión el próximo martes, y dialogamos…
No, no, yo lo que tú opines… De todas manera lo de la reunión no es mala idea. ¡Mejor una asamblea!
Pues yo he sido la ganadora de la rica tortilla de patata. Aquí estoy, con la jefa y la copa.
Con la verbena de anoche, y el madrugón de hoy, tenemos un hambre que no veáis. Nos vamos a poner moraos…
Un poco de orden, dice la jefa, que hay para todos y todas, y también sangría fresca, que entra con este calor que no veas…
Está todo riquísimo. Ni Arguiñano lo mejoraría. Y es que los de La Cañada somos el acabóse…
Hace mucho calor, pero hay que acabar la fiesta como Dios manda: ¡a sudar en el castillo!
Señoras, señores, niñas, niños…,
¡A jugaaaaar!
Nosotros de sudar, nanay. Aquí, paseando por nuestro barrio. Como típicos señoritos.
El tren llegando a su estación término. Fin de fiesta.
Estos aquí están mal situados, no pintan absolutamente nada. Uno es Cayo, que hizo la sangría (sin echar agua, ¡eh!, que el vino ha de ser moro; sólo hielo, para que esté fresquito), y muchas otras cosas más. Otro es el del reportaje y para de contar, que no se le reconocen mayores trabajos.
Y aquí, precisamente, no encajan del todo bien… [¿Tal vez un poco más atrás?]
Bueno, sabéis qué os digo, que hay mogollón de fotos de estas fiestas, así que si queréis veros, ver a la parienta o a éste o al otro, al vecino o incluso al mismísimo lucero del alba, ¡PINCHAD AQUÍ!
5 comentarios:
Querido Miguel Ángel, ya está bien tres días de "Festorro"
Las tortillas buenas, buenas, la sangría fresquita, y la gente se le ve contenta, esta noche a descansar con la conciencia tranquila diciendo:
¡ Todo ha salido BIENNNNNNN!
Un abracico.
¡Gracias por dejarnos participarrrrrrr!
Hola Miguel Angel, me ha gustado mucho encontrar
entre tantos blog un cura comunero.
Un gran y fraterno saludo para ti.
He pasado por aquí a saludarte y de paso a ver la gran vitalidad que tiene la gente de tu barrio. Me encanta lo del concurso de tortillas; los he visto de pasteles y de paellas, incluso de migas, pero nunca de tortillas. La verdad es que tienen una pinta muy apetitosa. Uno de mis platos favoritos y casi no puedo probarlo por la cosa del colesterol, aunque alguna vez me permito un lujo. Abrazos, amigo.
jolines, que pinta tienen las tortillas
Me hubiera gustado mucho estar por allí, no hay nada mejor que el chocolate bien sabroso, un partido de futbol para hacer increíble la mañana, comer tortilla (no hay como las que hacía mi abuela, pero seguro esas debieron estar deliciosas), hablar con amigos, disfrutar el día, hacer felices a grandes y chicos.
Gracias por enseñarme algo de tus fiestas y días. Fue un placer vivirlas a la distancia, pero vivirlas.
Un saludo.
HologramaBlanco
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