Hay momentos en que le entran a uno ganas de filosofar, de inventarse grandes palabras, quizás para tapar o, al menos, disimular el enorme vacío en que nos encontramos. Con frecuencia recurrimos al humor, negro-blanco-o-amarillo, para no mostrar ni reconocer nuestro llanto, para ocultar que nuestro estómago está vacío o que estamos más solos que la una.
No sólo estamos en crisis profunda en asuntos económicos; nuestra crisis es existencial, filosófica y religiosa. Por doquiera que se mire, salvo honrosas excepciones, se constata que esto es un auténtico erial: la pertinaz sequía climatológica se ha cebado también en la capacidad intelectiva del personal que debería ser, por su estatus social, político o religioso, luminarias para el resto de la colectividad humana.
Por ello mismo la mera existencia de quienes con su reflexión lúcida, trabajo infatigable, alargado testimonio personal y coherencia diáfana contra viento y marea, debería ser un valor, no sólo a conservar sino a hacer rentable por los que ostentan cualquier tipo de autoridad y poder.
Hace apenas unos días que surgió el rumor de que a un teólogo, además de buena persona prolífico escritor, de nombre Andrés Torres Queiruga se le estaba preparando, por parte de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, una reprobación por no expresar como mandan los cánones la doctrina oficial católica. Los foros y blogs especializados han hecho correr auténticos chorros virtuales de comentarios de todo tipo y pelaje.
Este testimonio, sin embargo, pescado en “Rumores de Ángeles”, de Religión Digital, debería ser más que suficiente para hacer recapacitar a esos sesudos cancerberos de la ortodoxia sobre la procedencia de su pretensión; y no digo, no, que también podría ser para ellos un serio toque de atención: ¿Quienes ostentan títulos y poderes de ordeno y mando son también y al mismo tiempo estímulo y ejemplo? A ver si al cabo de esta historia va a resultar que como en tantas otras ocasiones el alguacil termine (o debería terminar) siendo alguacilado.
Basta de rollo y seguid leyendo, que este testimonio bien merece la pena:
«Querido amigo: He leído estos días el intento de la C.E. de condenar tus escritos, algo que ya han intentado anteriormente. Quiero con estas líneas, manifestarte mi total apoyo y expresarte todo mi agradecimiento por los horizontes que has ayudado a abrir en mi vida a través de tu obra. Te digo esto ahora, en unos momentos en los que estoy atravesando una situación crítica que en unos días desembocará en la extracción de un riñón y ver la metástasis que se ha producido.
Mi carácter, siempre positivo, quiere luchar y apurar todas las posibilidades, sin perder de vista que es probable que esté iniciando el despegue hacia ese Dios Amor que me has ayudado a descubrir.
Desde que leí Recuperar la Creación, mi vida cambió; “caí en la cuenta” de lo que significaba la aceptación de esa imagen de ese Dios que crea única y exclusivamente por amor, que no busca gloria ni alabanza, que crea un mundo al que dota de autonomía, que no interviene caprichosamente y que nos crea como seres inteligentes, dotados de razón, capaces de relacionarnos entre nosotros y con todo el cosmos y con el gran regalo de la libertad y todo con el único fin de compartir su felicidad, sosteniendo, impulsando y promoviendo la Creación y con una intención ,desde el principio, de salvarnos de nuestra infinitud, limitaciones y resistencias culpables.
He comprendido que nada negativo o que signifique mal, puede venir de ese Dios. Ahora, en estos momentos difíciles, veo que también ha cambiado mi forma de orar. Muchas personas vienen a decirme que rezarán por mí y a parte de agradecerles su intención, les digo que en lugar de rezar “por mí” lo hagan “rezando conmigo”, pues mi oración sólo consiste en dar gracias por todo lo recibido.
Debo confesar que estoy atravesando una de las experiencias más hermosas de mi vida . El verme rodeado de mi mujer, de mis seis hijos, mis once nietos y de tantos amigos que se interesan por mí, me hace ver en cada uno de ellos, el rostro humano de ese Dios amor, de ese Dios que no impone, que no exige, que está totalmente entregado por amor, que nos lo ha dado todo y que es el fundamento de nuestra libertad. Un Dios que solo pide ser acogido y que nos dejemos amar y ser Él.
No hace mucho descubrí unos versos de un poeta que recuerdo su nombre, que me gustaron tanto que los he incorporado a mi conjunto de oraciones:
Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.
Pero lo que presiento no se parece en nada a la tristeza, sino a la certidumbre de que mis días en este mundo, me han permitido encontrarme contigo.
Tengo la impaciencia de los que aman y la urgencia de los enamorados.
El amor, es lo único que mi corazón sabe.
Medito estas cosas, pensando en la resurrección, cuando me alzaré sobre el tiempo y el espacio.
Sueño con el momento del abrazo y con el instante de mi fusión contigo.
Y espero la mañana en la que ya no habrá límites.
Un cordial abrazo
Juan Alemany Dezcallar»
1 comentario:
"Oren conmigo la oración que aparece en la 2da página de mi URL (The Prayer). Mucha salud maestro. Esto va dirigido a unos jovenes que vendrán por aquí... que la música le acompañe en ese abrazo celestial!
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