Hoy me han soltado «Miguelito, que te veo muy serio!» Y la cosa van en serio, porque mismamente hace una semana también me dijeron: «Ay! Miguelito! que cada día te veo más serio! », emoticono incluido.
Y, claro, cuando se repite la advertencia es como para empezar a pensárselo, porque es ya conocido que “no hay dos sin tres”.
Antes, pues, de que se corra la voz por todo el ciberespacio de que voy de serio y desconozco el humor, corro raudo y veloz a deshacer el entuerto y aclarar todo posible malentendido.
Parto de una constatación bien simple: carezco de gracia para contar chistes. Sí, en serio, soy una auténtica calamidad donde otros triunfan desternillando al personal. Más aún: soy incluso capaz de destrozar la velada más en vena si se me ocurriera terciar para hacer alguna broma.
Ahora eso sí, de ahí a que servidor carezca del sentido del humor, hay una diferencia. Para empezar, dudo que pueda encontrarse fácilmente otra persona, sea del sexo que sea, que ante un buen chiste se ría con más ganas, que llore con más lágrimas y a quien luego le duela la barriga tanto como me ocurre a mí. No se me ocurriría compararme con aquel andaluz de mis tiempos de estudiante en los madriles, mostachos espesos, lengua de trapo, y ojillos picaruelos y estudiante de agrónomos, que con solo ponerse a hablar ya te salía la carcajada; ahora es todo un señorón funcionario de la Junta de Andalucía, pero sigue siendo fiel a sí mismo. Bueno, pues yo, no.
Pero me gusta el humor, aprendí a leer con el TBO, mi sonrisa no es ratonil sino carcajada libre y explosiva, miro con sorna a los encopetados y estirados, y si hay que hacer algún tipo de cálculo matemático o estadístico concluiría que me paso más del 50% del día de buen humor que de otra manera. Como lo que me echen, visto lo que encuentro más a mano, me importa un bledo que Moly, Berto y Gumi me enloden el piso de casa cada vez que entran y salen al patio, y no sé qué más decir. Ah, sí, que cedo con alegría a levantarme todos los días a las 7:30 sólo para pasearles por el pinar, llueva, nieve, caigan chuzos de punta o sople un vendaval que meta miedo. ¿No es esto tener sentido del humor? ¿Será por ventura lo contrario, ir de serio y adusto?
Ahora vais y me preguntáis: Y todo esto, ¿a qué viene?
Pues viene a cuento de que esta mañana me desayuné con un artículo de Juan G. Bedoya publicado en el País sobre el humor y las religiones (Se te pasó Julia recomendármelo. Gracias e por advertirlo). Yo comprendo que algo me toca, aunque sólo sea de refilón. Y después de leerlo, y con la ayuda de los añadidos que ya indiqué al principio sobre mi seriedad, me he hecho esta pregunta: ¿Tendría razón Jorge de Burgos (sí, el taciturno fraile de El nombre de la rosa) y la risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne, en fin, algo no sólo extraño y ajeno a cualquier religión, sino incluso diabólica parodia y transfiguración de toda religiosidad si alguien con mala baba osara unirlas, aunque fuera ocasional y superficialmente?
Yo ya me tengo la respuesta. Y es que en absoluto, NO.
Me ha tocado leer sesudos libros de profundos pensamientos teológicos. He asistido a clase con profesores de todas las tallas y calibres. Me han examinado y me han aprobado. He seguido leyendo, autores nacionales y foráneos, todos muy serios, muy puntillosos con los matices y hasta con las comas. He participado en reuniones y encuentros con gentes diversas de lugares diferentes. Ninguno me ha hecho nunca ni siquiera sonreír. Eso no es para la risa, casi podían haberme respondido si yo me hubiera atrevido a preguntar.
¿Queréis que os diga la verdad?
Hay una persona que no sólo me ha hecho sonreír. Me he descubierto llorando de risa y mojándome la almohada –suelo leer bastante en la cama, antes de apagar la luz- con motivo de gustar y re-gustar sus viñetas, y también sus glosas a los monigotes que con trazo simple pero con enorme profundidad tiene la habilidad inmensa de crear para disfrute de quienes tienen a bien acercarse a él.
Se trata de José Luis Cortés. Y esto es sólo un ejemplo de lo que acabo de decir.
Estos dibujos están tomados del libro "Abba & Cía.", de la Editorial PPC. Carezco de autorización para publicarlos, por lo que los retiro en cuanto me llamen la atención por abuso de derechos, palabra. Pero desde aquí os digo y aseguro que el humor de Cortés es mucho mejor que el del famoso libro al que se refiere Bedoya, aunque esté publicado por todo un Ministerio. ¡Dónde va parar la cosa! ¡Ni punto de comparación!
9 comentarios:
Recuerdo una vieja broma de estudiantes. Alguien se te acerta y te dice: "Uy, no sé, parece que tienes algo raro en el ojo derecho". Y te restriegas. Éste dice que ya está. Llega otro y te dice: "Uy, no sé, parece...ect". Te restriegas de nuevo. Tú no tenías nada en el ojo pero, tras diez bromistas, tienes el ojo colorado e hinchado. Y todo por no mirarte al espejo.
Moraleja: no hagas mucho caso a quienes te acusan de carecer sentido del humor, mírate al espejo.
Ah, yo creo que sí tienes sentido del humor.
¿Te acuerdas Míguel del chiste del descapotable que contaba Manolo? en la calle Toledo 144, estuvimos riendo una semana entera, y después cada vez que decía " el del 600, el del 600 ha sido" nos partíamos a reir, ahora mismo me estoy trinchando a reir, ¡ay! que tiempos...Tu hacias chistes sin querer de pura ingenuidad.
Eres un tio estupendo y con mucha chispa, a ver si los que no tienen sentido del humor son los otros.
Besos y como dice Juan no te dejes comer el tarro.
¡Ay, Miguelito, aquí va la tercera!
Qué humor tienes!, jajajajajaja
Me ha gustado el post.
Muy bueno.
Abrazos.
Tranquilos, que sólo era un pretexto para colocar los monigotes de Cortés. Es que me gustan un montón y tenía ganas de que vierais qué bien lo hace.
¡Es genial! Mismamente como Abba.
La cuchufleta de Abba con el ¡Alehop! es antológica.
Yo he conocido gente muy religiosa con un gran sentido del humor, el cual llevaban hasta su misma religiosidad, y eran grandes personas. A mí me parece que para tener sentido del humor, lo primero es tenerlo con uno mismo, y para eso se tiene que tener una gran seguridad y ningún miedo; no digo que haya que decir "yo soy el que soy", que ya sabemos quién lo dice y no sé si con eso no quiere gastar una broma, porque es una tautología para que la gente se quede dándole vueltas a la cosa miles de años, sino que dice "yo soy como soy", se distancia y se ve a sí mismo. Esto implica compasión con uno mismo y con los demás, y por tanto ternura. No es una novedad saber que muchos santos, los más tiernos y sabios, han tenido un gran sentido del humor. Son los santones los que no lo tienen. Y la gente que se tiene que enrocar porque tiene miedo y quiere infundírselo a los demás.
Y tú, que eres más bueno que el pan, y que eres inteligente, ¿cómo no vas a tener sentido del humor? Lo tienes y de calidad. Si no lo tuvieras no te gustarían tanto esas viñetas encantadoras que dibujan a un Dios vital, que ha creado la vida por amor a ese bullir vital de los seres. Eso es lo que yo veo ahí. Y la zapateta es genial. Me hace pensar en un bucle irónico en el que el mismo Dios tiene que esconderse de la autoridad que lo vigila. Hay más, pero no sigo, que si sigo, consigo que me excomulguen.
Te voy a contar una cosa que te va a dar risa. Esta es la respuesta de un alumno al que se pidió en un examen que definiera la religión: "La religión es una cosa que se han inventado los curas para que podamos entenderlos". Toma ya. Dios se habría partido de risa.
¡¡Ay Míguel!! si es que eres el candor personificado. Yo siempre me río un montón con tus cosas; te lo he escrito varias veces y no lo digo más por temor a que la gente que te visita piense que soy una pesada. Será que al conocerte te imagino en las circunstancias que refieres y eso me basta para reírme y troncharme; como dice Laura, supongo que te refieres a Manolo "el pisano" (por paisano) él tenía chispa pero tu tienes gracia (aquí vendría bien un emoticono guiñando un ojo).
Otra cosa es que andes serio por algún asunto de esos enojosos que de vez en cuando hay que tratar, nos guste o no. ¿Es eso? Pues eso también pasará y volverás a tu ser inevitablemente.
Besos y hoy añado abrazos
Glub, glub, he contradicho, muy seria yo, a mi hermana: ella cree que tienes chispa y yo que tienes gracia, será que eres un chiste todo tú, juas, juas, qué risa.
Cariñitos
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