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El perro que me cuida


Gumi a las 00:48 horas del 12/10/13

Tras Moli y Sola, es Gumi quien ahora me acompaña por las noches. Me concebí como solterón de por vida, y así he vivido durante muchos años. Pero desde que Moli decidió invadir mi casa, hube de cambiar.
Con ella conviví casi doce años, y me acostumbré a no tener intimidad. En el sentido de que ya no podía hacer lo me apeteciera sin tener que contar con nadie. Salir, entrar, ir, venir, estar ausente, ya no pudo ser. Me voy corriendo que tengo que sacar a Moli. O, no puedo ir ahora, están tirando cohetes y Moli se vuelve loca. A ese lugar no voy, no dejan que entren animales. En fin, esas cosas que suelen suceder.
Sola fue mi compañera unos meses, los suficientes. No la busqué, ella me encontró. Y no me dejó de su mano ni un solo segundo. Siempre supo dónde estaba, y me esperaba, bien a la puerta de casa, bien en la calle junto a la verja. Me seguía como un perrillo o se tumbaba a mis pies, y tuve la sensación de que aunque parecía dormir, de día o de noche, vigiló mi persona constante y permanentemente.
Ahora es Gumi quien ha decidido pasar aquí las noches. No duerme como Moli en el sofá. Ni como Sola al pie de mi cama. Ocupa el sillón, junto a la ventana. Y no está pendiente de mí, como lo estuvieron Moli y Sola. Sólo por la mañana, justo cuando estoy terminando de desayunar, se me acerca espurriéndose, y se frota contra mis piernas, esperando que le abra la puerta para echarse unas carreras por el jardín.
Es curioso, pero a ninguno de los tres me tocó elegirlos. Sólo aceptarlos. Llegaron sin más. Tal vez alguien decidió por mí.
Esto me hace pensar, ahora que justo al irme a la cama, e igual que hacía con Moli y con Sola, me acerco a Gumi para hacerle una carantoña. ¡Cuántas cosas, –personas, animales, situaciones…– me han sobrevenido sin yo buscarlas ni escogerlas! Tal parece que han ido llegando por sí mismas, o que una mano misteriosa las ha puesto en mi camino de manera que me tocara sólo decir ¡bueno, vale!
Va a resultar que carezco de iniciativa.
No es esto lo que dice Eloy Roy en su blog, con el título de Perro pastor. Que no sé por qué lo saco aquí a relucir; aunque trate también de animales, él seguro que está pensado en otra cosa. Sabe mucho, ha vivido mucho y ahora dice todo lo vivido y sabido como si no tuviera importancia. Ha sido leerlo y me ha dado el gusanillo de escribir.

El pasado…



O lo olvidas o tratas de vivir con él.
No es una frase que se me haya ocurrido a mí. Acabo de escucharla por la tele, en boca de el mentalista.
El caso es que he recogido la cama de campaña en que Solita me acompañaba por las noches. Yo arriba y ella abajo. Sólo la usaba si yo utilizaba la mía. Durante el resto del día no pisaba el dormitorio; se quedaba en cualquier parte, menos allí.
Visto que ni Berto ni Gumi tienen el menor interés por esa cama, la he retirado. Me han hecho un favor sin saberlo, así no tengo ya que vivir con el pasado de Sola. No viendo, no recuerdo.
No ocurre así con otras cuestiones. En cualquier momento te encuentras con alguien que te recuerda alguna circunstancia de la que preferirías no volver a tener noticia. Y te hacen la puñeta.
No siempre ocurre por mala fe o ganas de fastidiar. Sucede incluso inocentemente, con la mejor de las voluntades. Así te reconcilias, vienen a decirte. Mecagüenlosrecordadoresdelasnarices, bien podían irse con su buena voluntad a otra parte.
Tengo un amiguete de los tiempos juveniles. Nos vemos… cada diecitantos años. El muy asqueroso siempre, siempre, me recuerda cómo tartamudeaba entonces cuando me ponía de los nervios. Y lo hace riéndose. El canalla…
Hay pasados que están olvidados, y punto. Otros, sin embargo, no; pero casi es mejor no hacer mención de ellos. Duelen.
Sola aún me duele. Y no digamos Moli. No quiero recordarlas.
Pero las estoy tan agradecido…
[No me ocurre lo mismo con la historia cuando vuelve a recordarnos lo de Constantino, los estados pontificios, la guerra de las investiduras, las beatificaciones y canonizaciones, el "36", y alguna otra cosilla más…
Y que nadie me lo eche en cara, ya sé que he sido yo el que ha sacado a colación a Pío IX, Victor Manuel II y Napoleón III en mi última entrada. Mea maxima culpa.]

¡Adiós, Solita!



Fue discreta desde que llegó. Y desde aquel mismo momento me adoptó con todas las consecuencias y absolutamente. Tan claramente lo hizo que para todo el personal ella era la perra de miguelángel.
Se fue sin una queja. Una sola mirada y sin palabras, me dio a entender que aquel era su último paseo y que no le importaba hacerlo en tierra extraña.
Me despidió y desapareció.
Tardé mucho en encontrarla, luego de haberla buscado en aquella marisma tan transitada por bañistas, caminantes y ciclodeportistas. No faltó la ayuda inestimable de la guardia civil y la policía local; también la reclamamos a través de la emisora de radio del lugar.

Entre los matorrales de una playa almeriense se durmió agotada por su mucha edad, tras una vida relativamente dulce.
Apareció de pronto, y desapareció suavemente.
Si no emigras y sigues ahí, disfruta de esos amaneceres, en los que el sol se asoma al día apareciendo sobre la Sierra del Cabo de Gata.

La fuerza de los nombres



“Las cosas tienen su nombre”. Lo cantó Bob Dylan con “Man gave names to all the animals”. No importa que se olvidara de las plantas y de los minerales. Mi amigo Sabo no, y en una hermosa canción infantil –“¿Cómo te llamas tú?”*– incluyó todo lo incluíble para concluir: “Y son regalo de Dios”. La usamos mucho en catequesis, porque la chiquillería tiene todo el derecho del mundo a saber que si todos tenemos un nombre es porque antes, en el principio, alguien ha pensado en nosotros aunque aún no existiéramos.
Por eso –y por otras muchos motivos algunos de ellos particularmente prácticos como por ejemplo no confundirme cuando trato con mi vecina de la izquierda, Mariluz, que no tiene nada que ver con mi vecina de la derecha, Merche– debemos llamar a todas las cosas, y a cada una, por el nombre que tienen.
Así, el otro día, me avisaron de que lo que yo había nombrado como armario era en realidad “aparador”. Que es lo mismo, pero no. Un armario sirve para cualquier cosa; un aparador tiene una misión muy concreta y específica. Es importante señalarlo, no sea que meta la vajilla en el armario ropero y los calzoncillos en el armario del comedor, sea dicho aparador.
Por lo mismo, hablar de una planta dice poco si no va acompañado de su imagen y/o de su nombre propio. Así me ocurrió cuando pregunté hace ya tiempo qué era en realidad lo que me decían ser cala, que resultó ser “hosta”.
Hace unos días, volví a preguntar por esta otra, porque desconocía qué contenía esta maceta; que era planta, es evidente. Resulta ser un limonero. Eso es lo que ha afirmado con toda la autoridad que le da su saber Luis, mi especialista favorito en botánica.
¡Me he quedado tan tranquilo! Porque ahora puedo mirarlo sin esperar de él que de ciruelas. Si es un limonero, tal vez algún día produzca limones. Es bueno y da serenidad no tener que esperar contra toda esperanza. Por lo mismo no conviene fundamentar las ilusiones en hechos que ni son, ni serán nunca. De lo contrario estaríamos cayendo en aquello de aquel que dìu: El colmo de la paciencia es encerrar una zapatilla en una jaula y esperar que cante. ¡No!
Este campo es algo más; es un rastrojo. Campo sembrado de cereal recién segado.
Estas ánades son algo más que patos: son ocas recién salidas del chiquero, donde han estado protegidas de los elementos hasta que han sido consideradas capaces de defenderse por sí mismas.
Estas gallinas ¿parecen todas iguales? No; y ellas lo demuestran agrupándose por su propia diferencia: castellanas a un lado, el resto por el otro.
Estos animales pasarían el control como perros, ¡por supuesto! Pero son Sola, Berto y Gumi, relajados tras un regocijante paseo por el valle, que ahora esperan que se les diga que vamos a hacer a continuación.
En fin, que los nombres comunes dicen cosas importantes de las cosas, pero los nombres propios dicen mucho más. ¡Dónde va a parar!
* Las cosas tienen su nombre
y son regalo de Dios:
las plantas, los animales,
la luna y el sol.
Un nombre tienen los niños,
mujeres, hombres y Dios,
papá, mamá, mis amigos,
tú y yo.

¿Cómo te llamas tú? (decir el nombre)
¿Cómo me llamo yo? (decir el nombre)
El nombre de Dios es Padre,
mi Padre Dios.

Mamá me llama «hijo mío»,
papá me llama «mi amor»,
«cariño», «cielo», «lucero»,
«tesoro», «mi sol».
Y todos los que me quieren
me nombran con mucho amor;
papá, mamá, mis amigos,
tú y yo.

¿Cómo te llamas tú? (decir el nombre)
¿Cómo me llamo yo? (decir el nombre)
El nombre de Dios es Padre,
mi Padre Dios.

Haciendo planes, o sea, planificando



En el seminario de Valladolid compartíamos aulas los aborígenes con individuos provenientes de Escocia e Inglaterra. Fue una graciosa concesión que el rey Felipe II tuvo a bien hacerles a aquellas dos diócesis del norte cuando, con motivo de la escisión de la Iglesia de Inglaterra respecto de la Iglesia Católica, se vieron en muy serias dificultades.
Solíamos asistir juntos a las clases de filosofía y teología. Creo que las demás no correspondían, y cada grupo las realizaba por su cuenta y aparte.
Si al principio era casi imposible la comunicación entre nosotros, con el tiempo fue facilitándose, a pesar de que teníamos el latín como idioma común; resultó ser muy poco común. Ellos hablaban el suyo y nosotros el nuestro.
Pero por fin lo logramos. Hay que reconocer que el fútbol fue un instrumento altamente eficaz, tanto jugándolo como comentándolo el lunes siguiente al domingo de liga, en nuestro mutuo entendimiento.
El caso es que recuerdo un chiste que un inglés o un escocés me soltó un día nada más llegar. Dice así:
¿Sabes cómo se meten dos elefantos en un seiscientos? Ante mi silencio, y tras una risotada enorme de un tiarrón que me sacaba dos cuerpos de altura, continuó: Metiendo uno después del otro.
Creo que aquella cara rubicunda continúa aún riéndose, esté donde esté y haga lo que haga.
Gumi se había portado mal y por eso tiene puesto ese extraño collar, para que aprenda
Lo traigo aquí ahora a colación porque se me plantea cómo ir de vacaciones. No tengo un seiscientos, sino un corsa. Y tengo tres perros. Como en años anteriores. El problema es que el cuerpo de Sola no es uno, es UNO. Este animal que más parece un armario de cinco cuerpos está aquí, en casa, y… o bien se queda en el corral con el resto de la tropa, o bien se viene con nosotros, su familia, y que sea lo que dios quiera. El problema es cómo meterlo.
Y me he respondido: primero se mete Gumi, que es pequeño; luego Berto, que no es grande; y al final entra ella Sola, y que se busque la vida. Aunque hay otra manera: primero Sola; y Gumi y Berto que vayan rellenando huecos.
Y ya está, resuelto el problema.
¿Que dónde nos vamos? A la vuelta, si es que podemos salir, lo cuento.

El atril



Te sientas muellemente en el sillón y contemplas satisfecho la obra terminada. Un mes es mucho tiempo, pero ha merecido la pena. Todo está limpio y ordenado. Todo está en su sitio y ya no tienes que pensar dónde colocaste tal cosa porque cada una está en su lugar. Miras hacia la derecha y ves el amplio ventanal que da al patio con los tiestos debidamente alineados. Miras al frente y compruebas que la librería está firme y los libros, libres de polvo y paja, tal vez no estén en el orden acostumbrado, pero con el tiempo el que tienen será el que debe. Miras hacia la derecha y compruebas que el ordenador ha vuelto a su mesa involca y la estantería de la pared contiene todos tus cedés de música. Tuerces un poco más la mirada y observas que sobre el buró hay más menudencias de las que corresponde debajo del reloj, pero no le das importancia porque ya se irán repartiendo por aquí y por allá. Esto… ahí falta algo, te dices una pizca alarmado. ¡No está el atril! ¡Ostras, tú miguelangel, no lo has visto en el trasiego con las cajas, ni al meterlo ni al sacarlo! Vamos a ver, tratas de pensar y recordar… Y empleas en ello un buen rato hasta que te cansas y lo dejas, porque llega el momento de irse a nadar.
Dentro del agua el dichoso atril no se te va del pensamiento. Tratas de recordar los últimos movimientos que hiciste con él…
Siempre ha estado colgado del lateral del buró o en uso sobre la mesa camilla. Ese trasto no ha tenido otra función y lugar de encaje: o soportando el libro que leías o descansando sobre la papelera. Así ha estado desde que lo fabricaste con restos de un armario viejo que te dieron de desecho en el arzobispado.
Calla, espera, una vez salió de casa. Se lo llevaste a Ramón, para que pudiera leer cómodamente sentado sin tener que sujetar las páginas cuando la enfermedad ya era manifiesta. Luego Tere te lo devolvió al tiempo que te regalaba un libro y una dedicatoria de ambos. Las sábanas llegaron después; o ¿fue antes? Ya no consigues recordar. Tere tiene la costumbre de abordarte siempre después de la celebración del domingo, o sea que bien pudo dártelo en la sacristía o al salir de la iglesia. Si hubiera sido así, tal vez lo dejaste en el otro lado de la calle, y allí lo has tenido desde entonces. Porque usarlo no lo has usado desde… veamos… Sí, reconoces que hace mucho que no lees un libro como dios manda, sin mirar a la pantalla del mac; o en la cama, antes de apagar.
Es la una y media de la madrugada pero el hormiguillo de los nervios te fuerza a comprobar dónde lo dejaste. Sales de casa, atraviesas la calle, te diriges a la sacristía y no lo ves. Entras en el despacho, abres el armario y ¡zas! En efecto, no estaba a simple vista.
Con el atril en su sitio de descanso, cierras el ordenador y te diriges, seguido por Sola, al dormitorio. ¡Qué bien se duerme sobre sábanas regaladas por unos buenos amigos y acunado por la sonora respiración de esta labradora!



Una cistus ladanifer en el pinar


Llevamos muchos años encontrándonos diariamente en la madrugada. Y por estas fechas, florece. Más conocida como jara pringosa, resulta rara verla por aquí. Ni pizarroso ni granítico, sino suelo arenoso; aunque conviva con encinas y pinos. Sí, es extraño, pero ahí está, diciéndome “hola, buenos días”, “adiós, hasta mañana” un día sí y otro también.
Quise fotografiarla el día de San Juan, cuando abrieron sus flores, pero me olvidé de la máquina, y ha tenido que ser al día siguiente, ayer.
Curiosamente a la ida el sol aún estaba bajo y no le llegaba, pero a la vuelta sí, de modo que las flores estaban abriéndose a su luz a pesar de que el aire del norte era frío más de marzo que de junio. Fue entonces cuando tiré de máquina, y esto es lo que me traje:



De paso también vino conmigo el sendero que Sola ya conoce perfectamente, tras recorrerlo durante más de cuatro meses. Está resequido, porque aquí la lluvia, aunque sea abundante, deja poco rastro y enseguida el terreno se vuelve seco y secante. Pero a la vista está que ha estado frondoso el paisaje, y que si no se ha comido la pequeña senda algo tendremos nosotros que ver, que vamos por ella en procesión tanto al ir como al venir.

Y los cicloturistas, que ya han vuelto a aparecer por aquí con sus equipos todoterreno y sus máquinas buldózeres en orden de batalla.
Volviendo a la jara, he de decir que al contrario de las que he visto por tierras más del sur, Ávila, Salamanca y Cáceres por ejemplo, esta no pringa; es posible que el diferente clima no le permita aquí tener ese como aceite que recubre sus hojas y embadurna todo lo que se le aproxima. Yo se lo agradezco, porque así no tuve que alejar el sendero de su lado cuando lo comencé a abrir hace casi quince años. Y también porque, a pesar de ello, su presencia evoca mis paseos por la vertiente sur de Gredos, senda del emperador incluida, el Valle del Jerte, la Vera, las Hurdes, la sierra de Gata y la sierra de Guadalupe.
Por cierto, si usted, amable persona lectora, gusta de la miel, pásese por Las Mestas y llame en cualquier puerta, le invitarán a degustar la mejor del mundo. 

Sola es sólo Sola. Pero Francisco…



Sola está roncando en la habitación de al lado, pero no duerme. Espera que me vaya a la cama para ocupar su lugar de felpudo de mis pies. Y mientras “respira con fuerza” tumbadaza, ¡qué digo tumbadaza, desparramada por el suelo!, ni por lo más remoto sospecha que su nombre, Sola, ha sido vetado por google para usarlo abriendo una cuenta. ¿Lo tendrá alguien registrado? No, no se trata de eso. Parece ser que encierra algún misterio muy gordo, porque el aviso ha sido contundente: ¡Aténgase a las consecuencias si persiste en mantenerlo!
Hemos decidido cancelar por el momento toda la operación. Ya llegará el momento oportuno.
Quien, no importa cuándo, cómo ni con quien, es siempre oportunamente pillado es el papa Bergoglio, Francisco de Roma. Diariamente se suministra su exhortación durante la eucaristía matutina de la residencia vaticana Santa Marta, y se suele entresacar alguna que otra frase, de esas contundentes, para ser multiplicada en Internet, con desigual enfoque según el criterio de cada quien.
Pero esto es otra cosa. Se ha filtrado y no sé el tiempo que permanecerá en el éter. Acabo de apropiármelo por si desaparece antes de tiempo, aunque la web de la que lo tomo es de toda solvencia. Voy a inmortalizarlo a pesar de todo pegándolo en este blog.

En un gesto sin precedentes, el Papa Francisco recibió y dialogó durante una hora con la directiva de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR). Conversaron ubicados en círculo, entre iguales, como era en las primeras Comunidades fundadas por Jesús...
En un ambiente de confianza y sencillez, Francisco instó a los líderes de la CLAR a que no tengan miedo de continuar llevando su misión a los límites y las fronteras... "¡Coraje! ¡Avanzad para nuevos horizontes! No tengan miedo de correr riesgos yendo a los pobres y los nuevos sujetos emergentes en el continente", señaló el Papa Bergoglio, quien al final del encuentro agradeció enfáticamente a la vida religiosa ser "señal y testimonio del Evangelio" en muchos lugares de América Latina y Caribe.
Ofrecemos a nuestros lectores -en exclusiva- esta breve síntesis de este histórico encuentro celebrado en la Santa Sede.

Audiencia con el Papa Francisco

CLAR, 06.06.13


· Abran puertas… ¡abran puertas!

Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada…

· (sobre su elección) No perdí la paz en ningún momento, ¿saben? Y eso no es mío, yo soy más de preocuparme, de ponerme nervioso… Pero no perdí la paz en ningún momento. Eso me confirma que esto es de Dios…

· (al reflejarle la esperanza que nos han traído sus gestos de este tiempo, hace referencia a haberse quedado a vivir en Santa Marta)… estos gestos… no han venido de mí. No se me han ocurrido a mí. No es que yo trajera un plan, ni que me haya hecho uno en cuanto me eligieron. Lo hago porque sentí que era lo que el Señor quería. Pero estos gestos no son míos, hay Otro aquí… eso me da confianza…

Yo venía con la ropa justa, la lavaba en la noche, y de repente esto… ¡Si yo no tenía ninguna posibilidad! En las apuestas de Londres estaba en el lugar 44, fíjense ustedes, ¡el que apostó por mí ganó muchísimo, claro…! Esto no viene de mí…

· Hay que dar vuelta la tortilla. No es noticia que en Ottaviano muera un anciano de frío en la noche, o que haya tantos niños sin educación, o con hambre, pienso en la Argentina… En cambio, las principales bolsas del mundo suben o bajan 3 puntos y eso es un acontecimiento mundial. ¡hay que darlo vuelta! No puede ser. Las computadoras no están hechas a imagen y semejanza de Dios; son un instrumento, sí, pero no más. El dinero no es imagen y semejanza de Dios. Sólo la persona es imagen y semejanza de Dios. Hay que darlo vuelta. Ese es el evangelio.

· Hay que ir a las causas, a las raíces. El aborto es malo, pero es que eso está claro. Pero qué hay detrás de aprobar esa ley, qué intereses están detrás… son a veces las condiciones que ponen los grandes grupos para apoyar con dinero, ¿saben ustedes? Hay que ir a las causas, no nos podemos quedar sólo en los síntomas. No tengan miedo de denunciar… lo van a pasar mal, van a tener problemas, pero no tengan miedo de denunciar, esa es la profecía de la vida religiosa…

· Yo les comparto dos preocupaciones. Una es una corriente pelagiana que hay en la Iglesia en este momento. Hay ciertos grupos restauracionistas. Yo conozco algunos, me tocó recibirlos en Buenos Aires. ¡Y uno siente que es como volver 60 años atrás! Antes del Concilio… Uno se siente en 1940… Una anécdota, sólo para ilustrar, no es para reírse, yo la tomé con respeto, pero me preocupa; cuando me eligieron, recibí una carta de uno de estos grupos, y me decían; “Santidad, le ofrecemos este tesoro espiritual; 3.525 rosarios”. Por qué no dicen rezamos por usted, pedimos… pero esto de llevar las cuentas… Y estos grupos vuelven a prácticas y a disciplinas que yo viví –ustedes no, porque ninguno es viejo– a disciplinas, a cosas que en ese momento se vivían, pero no ahora, hoy ya no son…

La segunda es por una corriente gnóstica. Esos panteísmos… Las dos son corrientes de elite, pero ésta es de una elite más formada… Supe de una superiora general que alentaba a las hermanas de su congregación a no rezar en la mañana, sino a darse un baño espiritual en el cosmos, cosas así… ¡Me preocupan porque se saltan la encarnación! Y el Hijo de Dios se hizo carne nuestra, el Verbo se hizo carne, y en América Latina tenemos carne para tirar al techo! Qué pasa con los pobres, los dolores, ésa es nuestra carne…

El evangelio no es la regla antigua, ni tampoco este panteísmo. Si mirás a las periferias; los indigentes… ¡los drogados! La trata de personas… Ese es el evangelio. Los pobres son el evangelio...

· (al reflejarle lo difícil de hacerse cargo de la Curia romana, y de la comisión de cardenales que lo apoyará, etc.) Y, sí… es difícil. En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad… Se habla del “lobby gay”, y es verdad, está ahí… hay que ver qué podemos hacer…

La reforma de la Curia romana es algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí. La reforma no la puedo hacer yo, estos temas de gestión… Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante. Ahí está Rodríguez Maradiaga, que es latinoamericano, que lleva la batuta, está Errázuriz, son muy ordenados. El de Munich también es muy ordenado. Ellos la llevarán adelante.

· Oren por mí… que me equivoque lo menos posible…

· Aparecida no terminó. Aparecida no es solo un documento. Fue un acontecimiento.
Aparecida fue algo distinto. Partiendo porque no tuvo documento de trabajo. Tuvo aportes, pero no un documento. Y al terminar tampoco tenía un documento, si el día anterior a terminar teníamos 2.300 “modos”… Aparecida envío a la misión continental. Ahí termina Aparecida, en el impulso a la misión.

Lo que tuvo Aparecida de especial es que no se celebró ni en un hotel, ni en una casa de retiros… se celebró en un Santuario mariano. En la semana celebrábamos la eucaristía y había unas 250 personas, porque era día normal de trabajo. Pero los fines de semana eso estaba lleno…! El pueblo de Dios acompañaba a los Obispos, pidiendo el Espíritu Santo…

Yo veía –lo nombro a él porque lo veo más estirado, más así, es bueno, pero es así– veía al prefecto, a João, que salía con su mitra, y la gente se acercaba, y le acercaban a los niños, y él saludaba, y los abrazaba así… Ese mismo obispo después votaba. ¡No puede haber votado igual que si hubiera estado en un hotel!

Teníamos las salas de reuniones debajo del Santuario. Así que la música de fondo eran los cantos, las celebraciones en el Santuario… Eso dio algo muy especial.

· Hay algo que me preocupa, aunque no sé cómo leerlo. Hay congregaciones religiosas, grupos muy, muy pequeños, unas pocas personas, gente muy mayor… No tienen vocaciones, qué sé yo, el Espíritu Santo no quiere que sigan, quizá han cumplido ya su misión en la Iglesia, no sé… Pero ahí están, aferradas a sus edificios, aferradas al dinero… Yo no sé por qué pasa esto, no sé cómo leerlo. Pero les pido que se preocupen de esos grupos… El manejo del dinero… es algo que necesita ser reflexionado.

· Aprovechen este momento que vivimos en la Congregación para la Vida Consagrada… Es un momento de sol… Aprovechen. El Prefecto es bueno. ¡Y el Secretario, que fue “lobbyado” por ustedes! No, en realidad, siendo el presidente de la USG, ¡lo lógico era que fuera él! Qué mejor…

· Pongan todo su empeño en el diálogo con los Obispos. Con el CELAM, con las conferencias nacionales… Yo sé que hay algunos que tienen otra idea de la comunión, pero… Hablen, conversen con ellos, díganles…


Vaya lo uno por lo otro



Esta mañana metí la cámara en el bolsillo, a la caza de una ristra de procesionarias larga, larga. En días anteriores a pesar de la lluvia había visto pequeñas reatas de ellas y con el buen tiempo que anunciaron suponía que encontraría alguna merecedora de foto. Pero no vi ni siquiera una sola. Así que, casi al terminar el paseo, tiré a ese palo seco. No es lo mismo, pero se le parece.
Antes de acostarme pillo a Sola haciendo guardia a mis pies, y me digo, vaya por dios, si no me sale lo de la mañana, que salga lo de la noche. Y aquí la pongo.
Claro que no se me ocurre comparar las temibles orugas de los pinares con la mansa y cariñosa perra que vigila mis vigilias y duerme mis sueños. Ni por asomo. A aquellas ni tocarlas, que ya probé los efectos de su néctar urticario. Sola, por el contrario, es mollar, y suave, y tocarla ni irrita, ni enerva, ni escuece, ni… bueno, eso sí, te seda tanto que no importa sus ronquidos, te duermes como un bebé.
Ahora mismo me está entrando un sueño…


Antes de marcharme a la cama, y por si alguien no sabe a qué me refiero al decir procesionarias, sépase que son unas orugas que viven en los pinares no tratados, que se desplazan cogidas una a otra mismamente como si estuvieran procesionando. De ahí el nombre. Y forman tiras de animalitos que pueden llegar a medir varios metros. Pongo aquí unas fotos de internet, ya que no tengo en mi almacén.
Como ya tengo algo mío puedo ponerlo. Están tomadas en el pinar el día 15, a las 08:15 horas:


A las 12:02 horas


A esa hora estaba señalada la entrada de la primavera, pero nosotros la recibimos unas horas antes, exactamente a las 08:08. Allí estaba el sol esperándonos, aunque enseguida se ocultó, o permitió que lo taparan. Esa niebla fue envolviéndolo todo, y no se retiró a pesar de mis voces. Lo que pude chillar a Gumi, pero ni él me hizo caso, ni la bruma desapareció. Justo al revés de como tendría que haber sido.
Decidí, en honor de la recién llegada, dejar al pequeñajo que corriera libremente, con la seria advertencia de que si a la vuelta no estaba junto al corsa, no volvía a dejarlo sin ramal hasta que cumpla los cuatro, y falta medio año. Él se lo ha ganado, y tendrá que ir al paso por lo menos seis meses más. A mí me tocó volver a recogerlo, cuando se cansó de vagar por el pinar a su bola. No tuvo foto. Pero Sola sí, y ahí está.
A Berto no le tocaba, y se conformó.
Ya en casa, Bienve avisó que quería baño, y no me dio ni tiempo de preparar la máquina para película. Así que ha salido sólo un poquito. Yo acabo de llegar de la piscina, y no he podido grabarme. Puedo asegurar, no obstante, que me he dado un baño de cuerpo entero.

Ella Sola



 
Simplemente me ha adoptado.

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