Y porque ya no estoy en edad, pero lo mío es andar descalzo. Con los
pies libres de cosas que aprietan y obligan, sin miedo a pillar una “peseta” o
a que te pique una “cascabel”, notando correr el aire entre los dedos desnudos…
y a ser posible pisando sobre arena húmeda y consistente justamente como la de
las enormes playas de Doñana; así es como empieza para mí el paraíso, por
abajo.
Y esta ola de calor adelantado me da la oportunidad de desabrigarme las
extremidades inferiores y calzarlas con sandalias. ¿Cuánto durará? No me
importa. No pretendo perpetuarme en este estado. En realidad nada persigo,
simplemente encontrarme a gusto.
Muy lejos de aquella diatriba que si calzados, que si descalzos, en la
que este signo externo se constituyó en símbolo de una muy profunda renovación
en el universo frailuno y, en la que no hubo triunfadores ni perdedores.
Simplemente dos aspectos de una misma realidad, que se mantienen firmes en sus
convicciones y costumbres, y que ahora parece que se aproximan saltando por
encima del tipo de calzado que utilicen.
Sin embargo, una sandalias bien puestas, libres de almohadillado y de
cualquier tipo de ropa, es lo que más se asimila a estar desapegado de muchas
cosas que a la generalidad le cuesta dejar de lado. No es regla, ni siquiera
indicio. Pero algo es algo.
Lo contrario de calzar sandalias es llevar zapatones. Como papa
Francisco. Y prueba de que lo anterior no sirve de gran cosa, es que a él, a
Francisco, se le tiene por alma libre donde las haya. Está a la vista de todo
el mundo. Tanto que incluso un peleón histórico ha caído rendido por su culpa. «Leo todos los discursos del papa y si el papa continua hablando así
volveré a rezar y regresaré a la Iglesia y no lo digo en broma», ha dicho urbe et orbe. No ha sido en este caso la forma de
calzarse. Pero estoy por asegurar que así como piensa uno, habla; y viste, y
también calza.
¡Anda que si don Raúl a partir de ahora se pasa a los descalzos! ¿Estará
más en sintonía con su gente, allá en Cuba, donde dicen que andan con lo justo?
Todo se verá.