Mostrando entradas con la etiqueta Unción de Enfermos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Unción de Enfermos. Mostrar todas las entradas

Ruaj, viento huracanado, brisa apacible, ¡que igual da!



Hoy era su día. Mejor dicho, el nuestro, porque a su ritmo hemos estado celebrándolo. Ha sido una auténtica fiesta. ¡Pentecostés!*
Y puesto que es don y vigor, lo hemos aprovechado lo mejor que hemos sabido y podido. Una larga hilera de personas, de edades y condición muy variada, se ha acercado para ser ungidas. Y sobre ellas he puesto mis manos y he signado sus cabezas y sus manos, como manda el ritual, impetrando y confiriendo, así es nuestra fe, la sanación integral.
Puede que también se de la salud física, puede que sólo sea suficiente el ánimo y la compañía para llevar la enfermedad con entereza, puede, qué se yo, que incluso les llegue a quienes por profesión y vocación tienen la misión de cuidar de nosotros, los enfermos de miles de dolencias, conocidas, sospechadas o temidas. Un misterio de la vida, que hace tan frágiles a los seres humanos cuando nos querríamos comer el mundo.
También pedimos sabiduría, entendimiento, consejo… incluso santo temor de Dios. Pero sobre todo, salud. Porque mientras haya salud, lo demás ya irá viniendo.
Bien les advertí antes de que en nuestra mano está prevenir, cuidarnos, mantenernos en forma… Pero allí estaban, como unos más, dos guajes de apenas diez años que también solicitaban el sacramento. Sus madres aseguraron que estaban debidamente informados de lo que estaban pidiendo, y –quién soy yo para juzgar–, también los ungí y comuniqué el don de la salud.
No sé si algunas personas, a la vista de las indicaciones sobre nutrición, alimentación y dietética que dan en las mañanas de la tele, pensarán no enfermar nunca y vivir para siempre. Tal pretensión está fuera de nuestras posibilidades. Lo que sí está claro, al menos para mí, es que casi la mitad de mi gente se considera necesitada, aunque se les vea aparentemente sanos. Ya digo, un misterio.
Un misterio saludable, en mi opinión, que nos aleja de caer en la altanería y dejar que sea esa ruaj*, o aquel viento huracanado, o esta brisa suave, que así se explica la Sagrada Escritura, expresión de la presencia del Ser que nos funda y en el que somos.
Coincidiendo con esta fiesta, festejamos también nuestro derecho y nuestra responsabilidad política votando. Que nadie venga a decirme que no revuelva la cosas y que las distinga; no soy capaz, tampoco quiero. Yo jamás diría, como he oído que ha dicho un alto cardenal* de la Iglesia Católica, que alguien que ama a los pobres puede que sólo lo haga por ideología y no por fidelidad al Evangelio. Creo que estoy escuchando las carcajadas de Óscar Romero, que, desde el cielo donde se aloja hace treinta y cinco años y dos meses, me llegan como una suave corriente de aire… consolador*.
______________________________________________________________________
Pentecostés, del griego Πεντηκοστή (ημέρα), Pentekosté (heméra) ("el quincuagésimo día") describe la fiesta del quincuagésimo día después de la Pascua y que pone término al tiempo pascual. En Pentecostés celebra la Iglesia la venida del Espíritu Santo y el inicio de sus actividades.
Ruaj: del hebreo antiguo רוח, y este del protosemítico *rū- (soplar). Viento, aire, brisa, hálito, aliento, soplo. Expresado en griego como πνεμα, es traducido en castellano como espíritu.
Cardenal Amato en la ceremonia de beatificación de Monseñor Romero en la Plaza de Cristo Salvador de San Salvador: “Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía también a los perseguidores”.
En el Evangelio de San Juan 14, 16, Jesús promete a sus discípulos que les enviará el Espíritu Santo, a quien se refiere con la palabra "Consolador".

En la enfermedad, sanación


Me he hinchado a ungir frentes y manos, que se ofrecían dóciles y humildes, impotentes y confiadas, resignadas sólo en tanto en cuanto. Con un adelanto obligado por ajustes de programación parroquial, hemos celebrado la pascua del enfermo. Y eso ha sido todo.
Hemos echado en falta nombres significativos que ya no están. Dos personas las han recibido en su casa. Y han llegado casi en tromba desde la nueva residencia Nuevo Futuro.
Esta vez ha sido todo más rodado, que la experiencia también vale en este asunto. Para unos, los que sí, porque no lo dudaron. Para otros, los que no, porque lo tenían claro. Y sólo unos pocos, ojala muy pocos, se lo pensaron tanto que al final no se atrevieron.
Estaba avisadísimo el acto, tanto en la parroquia como en La Arbolada. Quien quiso estar, estuvo. Y ya sé de algunas personas que no vinieron, y que lo hicieron a posta. No voy, no me ves.
No da miedo ir al ambulatorio, ingresar en el hospital, que nos receten muchas medicinas y faltar al trabajo por enfermedad. Reconocerse enfermo en medio de un acto litúrgico tiene algunas connotaciones especiales, y es posible que se necesite aún más rodaje. Siete años que lo venimos haciendo pueden parecer muchos, pero no lo son cuando han sido tan fuerte y tan negativa la formación recibida desde muy pequeños.
Seguiremos en ello.
EN LA ENFERMEDAD

Oh Dios de mi salud y mi enfermedad,
de mi debilidad y mi fortaleza,
de mi tristeza y mi alegría,
de mi soledad y mi compañía,
de mi certidumbre y mi esperanza,
de mi vigor y mis dolencias;
oh Dios de vida y salud.
En la noche de mi enfermedad
me pongo en tus manos de Padre:
alumbra esta oscuridad con un rayo de tu luz;
abre una rendija a mi esperanza;
llena con tu presencia mi soledad;
sé mi confianza por encima de todo
y mi refugio en los malos momentos;
trata con ternura mi debilidad;
cura mis heridas con tu aceite
y déjame ser en tu compañía.
Que el sufrimiento no me aplaste;
que tu aliento me alivie;
que la enfermedad me dignifique,
y que el ser hijo/hija sea lo más grande.

Florentino Ulibarri. Al viento del Espíritu

Tentempié para el camino


­–¿Es que me voy a morir?
–Por supuesto, tú, y tu nieta, y yo… Pero eso no va a ocurrir ya, sino cuando sea.
Lola estaba acostada y con la mascarilla del oxígeno aplicada a la cara, de modo que su voz sonaba como llegada del fondo de una bodega, con sordina. Le indiqué que estaba deseando estar junta a ella rezando para que su enfermedad fuera más llevadera, incluso retrocediera, porque no iban a estar solos los médicos, que había que echarles alguna o las dos manos, si fuera preciso. Y accedió. Estuvimos los dos, mano a mano; el resto de la familia, el marido, el hijo, la nuera, la nieta, no se acercaron, pero no se perdieron nada desde algún lugar de la casa. Tampoco yo les pedí que asistieran, y ahora me arrepiento.
Recitó conmigo las oraciones rituales, ofreció su frente y sus manos para que se las ungiera, y rubricamos el acto sacramental juntos con el padrenuestro.
Al terminar entraron todos, y al salir de su casa me abrazaron cariñosamente.
Esto fue el viernes. Hoy, domingo, se han pasado Lola y Juan la tarde entera viendo corridas de toros enlatadas. ¡Y sin la mascarilla!
No hay ningún milagro. O sí, según se mire. La vida es fuerte, incluso hasta el último suspiro. Pero en tanto éste llega, cualquier ayuda es buena, en especial si se desea, se acoge y se agradece. Y Lola es así de natural.
Volverá a pasar por urgencias, y tras unos apaños regresará de nuevo a casa a seguir al cuidado de los suyos. Ciertamente ya no nos cruzaremos paseando en las mañanas, nosotros volviendo y ellos iendo, o viceversa. Nos veremos en su hogar, sentada o acostada; con ganas de parlar o adormilada. Y me preguntará qué tal estoy muchas más veces aún, porque Lola tiene cuerda para rato. Hasta que le abandonen las fuerzas… o se rompa de golpe.
Mientras tanto, es feliz.

Zurciendo calcetines




Así me he pasado el último tramo de esta tarde luminosa, hasta que el sol se ha metido tras el taller de Jose y la casa de Alicia.
¿Te cosemos algo? me preguntan cada viernes cuando llegan las señoras a hacer prácticas con la singer de mamá. Mi respuesta casi siempre es que ya lo tengo hecho. Y es verdad. Propiamente la aguja sólo la cojo para reparar calcetines, o cuando compro pantalones y no quiero que me los corten en la tienda; los cosen a máquina y luego no tienen un segundo arreglo, porque ni dobladillo dejan; y si lo dejan es tan raquítico que, luego al desdoblarlo, da el cante.
Con los calcetines tengo un problema sempiterno: como me gustan finos, en cuanto los dedos se estiran, asoman por algún agujero. Y me da pena tirarlos, pudiendo repasarlos. Así que salvo unos pares por estrenar, todos los tengo recosidos.
No me avergüenza. Al fin y al cabo van en los pies y dentro del calzado. No se ve si tienen costuras de más, y si éstas están hechas al derecho o al revés. Pero hombre, ¡si por tres euros compras media docena!, me dicen. Y qué, ¿es desdoro llevar calcetines cosidos?
Y mientras estaba en mi faena, me ha dado por pensar si esto de los calcetines es mentira. Al quedar oculto el parche, sólo se descubre al quitarme los zapatos. ¿Porque no se ve no es mentira?
Hoy no se cose por comodidad y por falta de tiempo, las prisas. También porque no mola llevar prendas reparadas, salvo que salgan así de la tienda. Puede que se piense que hemos alcanzado tal nivel que no está bien ir con coderas, culeras y rodilleras, estamos en Europa. Y, en fin, es posible que seamos más tontos que GH [1], y vistamos más hacia la galería que por gusto.
El caso es que traen ropa impecable para dar en la parroquia, y nadie siente pena por desprenderse de ella. Y si no lo quieres, lo tiro al contenedor, me replican cuando me quejo de los bolsas y bolsas que dejan a la puerta de la nave [2].
Pienso que la mentira no está en mis calcetines recosidos, que son honrados a toda plana. La mentira la veo en ese no querer reconocer que no somos por lo que nos recubre, sino por lo que ocultamos. Y estamos ocultando tanto, tanto…
Ya es público y del dominio de toda la concurrencia que hay entidades bancarias que han tapado sus números rojos con rotulador azul. Ahora se nos dice que hay números falsos en muchas autonomías, precisamente las que más cacarearon sus obras faraónicas. Yo lo tengo aquí cerca, y me ha dicho una persona suficientemente informada que algunos edificios emblemáticos de mi ciudad van a tener que pararse, porque no sólo no están pagados, es que ni se pueden mantener abiertos, porque generan tal gasto que no hay dinero.
El susto de hoy me lo ha dado un nadador en los vestuarios. Parece ser que ya ni piscinas vamos a tener. Siete hay municipales; los domingos y festivos por la tarde sólo dos están abiertas hasta las ocho. Amenazan con cerrar algunas para reducir gastos. A este paso tendré que engordar un poco, porque me veo nadando en el Pisuerga. Ya se sabe que las focas y las morsas aguantan la gélidas aguas donde nadan a base de recubrirse con una gruesa capa de grasa bajo su piel.
Lo que no ha sido mentira ocurrió esta mañana. Incontable el número de personas que se pusieron primero de pie y luego en fila de a uno para recibir la Unción de Enfermos [3]. Enfermas declaradas, unas cuantas; descubiertas en el crítico momento, el resto. A I se le notaba la quimio reciente en el cansancio de su cara. A bastantes, que la procesión iba por dentro. Y a suficientes, que hay enfermedades que no tienen cura ni tratamiento a costa de la sanidad pública.
¡Ojalá ellas experimentaran el consuelo que buscaban, porque lo que es yo terminé más cansado que un perro; dicho sea con el debido respeto hacia mis amigos!

¡Ni se os ocurra encargarme que os meta los bajos de los pantalones! ¡Lo odio!

––––––––––––––––––––––––––––
[1] GH: iniciales que no sé a quién puedan corresponder. Mi padre lo decía cuando quería indicar que alguien eran tonto, tonto. Si se lo contó alguien, si lo inventó él solito, si conoció a alguien que llevara la tontería a grado superlativo… se lo calló.
[2] Dice P que no me hagáis nada de caso y que sigáis trayendo ropa lo más nueva posible, que viene muy bien y se lo lleva la gente para tener algo que ponerse.
[3] No pudimos hacerlo cuando correspondía, en el 6º domingo de Pascua, porque necesitamos ese tiempo para las primeras comuniones. Pero en próximas ediciones haremos un calendario como dios manda.

Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén.
Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en la enfermedad. Amén.


 
Mañana haré con la gente de la parroquia lo mismo que hice el domingo pasado con los residentes de La Arbolada: administrar a quien lo desee el Sacramento de la Unción de Enfermos. Fue la Pascua del enfermo celebrada a nuestro estilo.
No quise narrarla entonces porque me pareció que podría caer una vez más en sensiblería; y lo pospuse. Ahora, con más sosiego y un poco distante, lo digo. Sólo eso.
Me impresionó la docilidad que mostraron, la quietud con que lo recibieron y la resignación con que me ofrecieron su frente y sus manos para que se las ungiera. Sólo al terminar la celebración se permitieron romper el silencio. Nadie me acompañó en el canto de la Comunión.
Ahora tomo prestado esto del que firma más abajo:

¿DÓNDE ESTÁ LA ABUELA?
Buenos días, mamá,
¿dónde está la abuela?
Hija, en la residencia.
Pero, madre,
no te das cuenta
que me dejas sin abuela,
sin mimos,
sin caricias,
sin recuerdos;
sin rosquillas,
sin propinas.
Hija, qué cosas tienes;
con lo bien que la cuidan,
con lo bien que la lavan,
con lo bien que la peinan.
Por qué no la cuidas tú,
en vez de tanto paseo,
tantas cenas con amigas,
tanto gato y tanto perro.
Tu perro, es un perro;
tu gato, es un gato;
tu madre, es mi abuela
¡y la quiero tanto!
No te enfades, cariño,
y no compares
al culo del perro
con el de mi madre.
Además…
allí tiene médicos,
farmacia siempre abierta,
juega a la cartas,
se echa la siesta;
enfermeras y enfermeros
día y noche la velan;
¡ah!… y todos los meses
iremos a verla.
A mí no me engañas,
ni la engañas a ella,
que el día que se muera,
se morirá de tristeza.
Luego, no le lleves
flores a la iglesia,
ni le encargues misas
ni digas: qué buena era.
Lo que yo quiero,
lo que quiere mi padre,
lo que quiere mi abuela
es estar en casa
con su hija
y su nieta;
y servir para algo
hasta que se muera.


Andrés C. Bermejo González

Casi una hora de misa, y nadie parecía querer marcharse


No sé cuánto tiempo ha durado ese momento, me ha parecido eterno. De pie habría un centenar de personas. El resto sentado. Yo, las manos extendidas, tenía la sensación de estar haciendo algo que me superaba. No, creo que nadie en ese momento estaba pidiendo un milagro. Lo estábamos realizando.
En el coloquio se dijo que Dios está, pero nosotros también. Que no estamos huérfanos si nosotros ocupamos “esa ausencia” y hacemos lo que está en nuestra mano. Y que si funcionamos como él lo hizo, él está con nosotros y nosotros con él. Y junto con todos, también el Abba y el Aire que llena nuestros pulmones y enardece nuestro ánimo.
La unción, en silencio, imponía. La fila no terminaba nunca. La enfermedad está, pero ni nos da miedo, ni nos derrota. Ungidos en la frente y en las manos, nuestras ideas están claras, y nuestras manos dispuestas.
Tras el temblor opaco de las lágrimas,
tras el profundo velo de la sangre,
tras la primera música del día,
no estamos solos, no estamos solos.
Tras la postrera luz de las montañas,
tras el estéril gozo de las horas,
tras el augurio helado del espejo
no estamos solos, no estamos solos.
No, no estamos solos,
nos acompaña en vela
la pura eternidad de cuanto amamos.
No, no estamos solos,
nos acompaña en vela
la pura eternidad de cuanto amamos.
Tras el vacío gris de las ciudades,
tras la violencia cruel que nos invade,
tras esa soledad en la rutina,
no estamos solos, no estamos solos.
Tras un amanecer en la esperanza,
tras un abrazo cálido y sincero,
tras descubrir que el mundo es un gran reto
no estamos solos, no estamos solos.*
Terminé muy cansado, pero feliz. Cantamos con todas las fuerzas y nos despedimos hasta otra.
Ha sido, una vez más, nuestra Pascua del Enfermo.

* Leopoldo Panero, La Estancia vacía (1944)

Una Pascua del Enfermo como Dios manda, o eso creo

“Parece que en esta parroquia hay muchos enfermos”, dijo alguien al salir.

Salíamos contentos. Y se oyó: “Habrá que darse una vuelta por los ambulatorios y los hospitales para ver. Abundan las personas enfermas en nuestra sociedad”.

Habíamos celebrado La Pascua del Enfermo, igual que en el resto de la Iglesia. Y habíamos acompañado a quienes están aquejados por la enfermedad, en cualquiera de sus múltiples maneras, y fueron agraciados con el sacramento de la Unción de Enfermos.

Lo propuse a la comunidad en 2007. En principio no fue bien recibido, que aún había prevención hacia lo que siempre se denominó “extremaunción”, y permanecía en el imaginario colectivo y personal como la despedida y finiquito.

Varias reflexiones sobre la enfermedad en sus mil maneras de afectarnos, la conveniencia de cuidarnos con todos los medios a nuestro alcance, el aceptarnos en la salud y en la enfermedad, la atención a quienes ven debilitarse como personas porque su cuerpo y su espíritu se duelen y menguan, el reconocimiento de que el ser humano no está solo y ni lo puede todo por sus fuerzas, saber que Jesús de Nazaret tuvo especial trato con enfermos y aquejados de males diversos y se presentó entre los suyos como el heraldo de la acción de Dios manifestada en que “los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mateo 11, 5) me ayudaron a convencer a mi gente, y el día 14 de octubre de 2007 tuvimos la primera celebración comunitaria de este sacramento. Tímidamente se acercaron a recibirlo ante la comunidad treinta y tres personas. Lo sé porque tuve curiosidad en recordar y apuntar quiénes lo hicieron.



En años posteriores repetimos y fuimos entendiendo y aceptando, acogiendo y acompañando, celebrando y recibiendo.

Este año hemos vuelto a hacerlo. Mejor situado litúrgicamente, en la Pascua. Y no puedo decir cuántas personas han sido, muchas, en un abanico de edades muy abierto; jóvenes, ancianas y adultas, sin diferencia en cuanto al sexo, estado y condición.

Ajustado al ritual no resulta demasiado atractivo. Ungir la frente y las manos de la persona y recitar la fórmula, «Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén.», resulta demasiado solemne y excesiva. Ignoro la razón de que sea unción con óleo, ya que en el Nuevo Testamento, -Evangelios y Hechos de los Apóstoles,- sólo se habla de imposición de manos y de palabras sanadoras del tipo ”tu fe te ha salvado, queda sano”.

Sea como fuere, lo nuestro de hoy ha sido verdad, tal y como el nombre indica, Pascua del enfermo. Pascua gozosa de quienes, como el ciego del camino, la mujer encorvada o el tullido de la piscina, esperan confiados una palabra de ternura, la salud y/o confirmar que no están solos, porque les acompaña la pura eternidad de cuanto amamos…

Pues eso, que hoy hemos estado de fiesta, que la enfermedad está ahí y hay que combatirla, pero también aceptarla y aceptarnos, que es ya vencerla definitivamente. Por eso ha sido una auténtica Pascua.

Seguidores

Etiquetas

20 N Abraham Abstención Abuelez Abuso de menores Abuso de poder Abusos sexuales Acacia Acebo Aceras Actualidad Acuario Ada Colau Adán Adolfo Suárez Adviento Aféresis Afganistán Afilador Afirmación África Agricultura Agua Aguaviva Agustín del Agua Agustinos Filipinos Ain Karem Aire libre Ajo Alandar Albert Einstein Alberto Cortéz Alberto Iniesta Albino Luciani Alcalde Aldous Huxley Alegría Alejandro Guillermo Roemmers Aleluia Alemania Alex Ubago Alfabetización Alfonso Álvarez Bolado Alfredo Velasco Alicante Alicia Martín Baró Alimentos CE Alma de las cosas Almendro Álvaro Pombo Alzheimer Amando López Amanecer luminoso Amapola Aminatou Haidar Amistad Amor Amusco Ana y Simeón Anacoreta Anastasio Rojo Ancianidad André Wénin Andrés C. Bermejo González Andrés Torres Queiruga Ángel Álvarez Ángel Galindo Ángel García Forcada Animaladas Aniversario Anthony de Mello Anton Chejov Antonio López Baeza Antonio Machado Antonio Machín Año nuevo Añoranza Aparcamiento Apocalipsis Apócrifos Árbol Argentina Arguiñano Armarios Armas Armonio Arte Ascensión Ascensor Asertividad Asesinato Aspidistras Astou Pilar Asunción Ataxia Atletismo Atrio.org Auditorio Miguel Delibes Ausencia Austeridad Autoconfianza Autoridad Avaaz Avería Avisos Ayelet Shaked Aymeric Picaud Ayuntamiento Azorín Azucenas Baltasar Garzón Banco de Alimentos Banco de España Barack Obama Barcelona Barrio de Delicias Barro Bartolomé Esteban Murillo Baruck Spinoza Bautismo Baxter Keaton Beagle Beatriz Cariño Beethoven Belén Benedicto XVI Benito Prieto Coussent Benjamín Prado Bernabé Berta Berto Bertolt Brecht Biblia Biblioteca Bicicleta Bienaventuranzas Bienve Blog Bloque Blowin’ in the Wind Bob Dylan Boda Boj Bolivia Bolsa Bondad Borja Borrado Breva Breviario Buena voluntad Buenos consejos Bufanda Bujedo Cabreo Cactus Cadarso Café Cala Calabaza Calendario Calidad de vida Cáliz Calor Calzado Caminar Camino Camino Astorga Redondo Camino del Pesquerón Campamento Campeonato Mundial de Fútbol Canal de Castilla Cáncer Cancha deportiva Canela Canena Cantabria Caracoles Cardenal Martini Caritas Cáritas Carlos Carlos Aganzo Carlos F. Barberá Carlos González Vallés Carlota Carmen Tablada Carnaval Carne Castilla Castromocho Castromonte Catecismo Catecismo Holandés Catedral Catequesis Caza CCP Cedro Celibato Celina Maricet Celtas Cortos Cena de Pascua Cenar Cenizas Censura Cervantes César Vallejo Change.org Chapuzas Charlot Chetán Chile China Chiquilladas Chispa Cielo Ciencia Cine Ciro Alegría Cisne Claudio Coello Claudio Sánchez Albornoz Clint Eastwood Clonar Cocina Codex Calixtinus Codorniz Coherencia Colegio Colesterol Colón Coltán Comadreja Comedor Social Comentarios Comer Comillas Compañeros Compasión Competición Compromiso Comuneros Comunicación Comunión Concilio Vaticano II Cónclave Concurso Conferencia Episcopal Española Confesión Congo Constitución Española Consumismo Contaminación Control Córdoba Cordura Corea del Norte Corea del Sur Coronavirus Corpus Corrección Correo Corzos Cosas Cosas de la vida Cosecha Creación Credo Crisantemos Crisis Cristales Cristianisme i Justícia Cristo Crucificados Crucifijo Cruz Cuadros Cuaresma Cuento Cueva del Cobre Cuidados Paliativos Cultura Cumbre sobre Clima de Copenhague Cumpleaños Curiosidad Dalí Dámaso Alonso Daniel Barenboim Daniel González Poblete Dante Dante Pérez David Déficit de atención Delacroix Delatar Delibes Delito informático Democracia Dentadura Denuncia Deporte Derecho Derecho a la intimidad Derecho Canónico Derecho de propiedad Derechos Humanos Desagües Desahucio Desaparición Desarrollo sostenible Descalificación Descubrimientos Desiderio Desilusión Despedida Despertar Día de los Sin Techo Diálogo Diapositivas Dietrich Bonhoeffer Difuntos Dignidad Dinamarca Dinero Dios Dios con nosotros Distopía Diversidad Dolor Dolores Aleixandre Domingo Don Dionisio Don Domnino Donald Jhon Trump Donald Zolan Doñana Droga Duda Duende Duero Ébola Ecce Homo Eclesalia Ecología Economía Edad Edelweiss Edición Eduardo Galeano Eduardo Haro Tecglen Ejercicios espirituales El Cid El club de los poetas muertos El Corazón de Jesús El factor humano El Gordo y el Flaco El Mal El muro de Berlín El Norte de Castilla El País.com El Papa El pinar El Pino El Roto El Salvador El tiempo Elba Julia Ramos Electricidad Eloy Arribas Eluana Emaús Emigración Emilia Pardo Bazán Emilio Calatayud Emisión Emma Martínez Ocaña Emoción En Portada Encinas Energía Enfermedad Enrique Barquín Sierra Enrique Estencop Equilibrista Erlich Ernestina de Champourcin Ernesto Cardenal Escalera Escritura Escuela Escultura Esfuerzo Esgueva Esopo España Esperanza Esperanza Aguirre Espíritu Estafa Estandarte de San Mauricio Estrellas Estrellita Castro Estudios Eta Eucaristía Eugenio Europa Euros Eurovisión Eutanasia Eva Evangelio Evidencia Evo Morales Expectación Extranjeros Eylo Alfonso Ezequiel Ezequiel Zaidenwerg Fabio Nelli Facundo Facundo Cabral Familia FAO Fe Febrero Federico García Lorca Feedly Felicidad Felicitación Felipe Felipe VI Félix López Zarzuelo Félix María Samaniego Fernán Caballero Fernando Altés Bustelo Fernando Fernán Gómez Fernando Lorenzo Fernando Manero Ficus Fidel Castro Fidela Fidelidad Fin de año Fiódor Mijáilovich Dostoievski Florence Nihtingale Florentino Ulibarri Flores Florián Rey Folk Fontanería Forbes Forges Foto palabra Fotos Fotos raras Fra Angelico Francia Francis Francisco Cerro Chaves Francisco de Asís Francisco Pino Frases Friedrich Engels Friedrich Wilhelm Nietzsche Frutas Frutos Fuego Fuencisla Fuensanta Fumar Funeral Fútbol Futuro G. B. Ricci Gabriel Celaya Gabriel Fauré Gabriel García Márquez Gabriela Mistral Gaillot Gala Galarreta Gallinas Gamberrada Gandhi Garoña Gas Gatos Gaza Género Generosidad Gente Gerhard Ludwig Müller Girasol Gitanos Gloria Fuertes Godspell Góngora Google Docs Goya Goyo Ruiz Granada Grecia Greda Gregoriano Gregorio Fernández Gripe A Gripe porcina Grupo sanguíneo Guernica Guerra Guerra española Gumi Gustavo Adolfo Béquer Gustavo Gutiérrez Gustavo Martín Garzo Gustavo Poblete Catalán Gutenberg Hacienda Haiku Haití Hambre Hamlet Lima Quintana Händel Hans Küng Harina Haruki Murakami Helecho Hemodonación Hermanitas de los pobres Hermanos Marx Higo Higuera Hiperactividad Hirosima Historia Historias HOAC Hobbes Hodegética Hogar Horacio Horario de invierno Horario de verano Hormigas Hortensia Hosta Huelga Humanidad Humildad Humor Ibrahim iDVD Iglesia Ignacio Ignacio Ares Ignacio Ellacuría Ignacio Manuel Altamirano Ignacio Martín Baró Ildefonso Cerdá Ilusión iMac iMovie Imperio Argentina Impresora Impuestos Incendios Indagación India INEA Infancia Infierno Informe Semanal Ingenuidad Inmaculada Inmigración Innocenzo Gargano Inocencia Interesante Intermón Internet Invictus iPhone iPhoto Irak Irán Isaac Isabel Isabel y Jesús Isaías Isla Islam Israel ITV J. Ratzinger James Dean James Mollison Jan van Eyck Japón Jara Jardín Javier Domínguez Javier Fesser Jazmín Jefté Jenny Londoño Jerusalén Jesús Jesús de Nazaret Jesús Espeja Jesús Visa JMJ Joaquín López JOC Johann Baptist Metz John Carlin John Martyn John P. Meier John Selby Spong Jon Sobrino Jorge Cafrune Jorge Manrique Jorge Negrete José Afonso José Antonio Pagola José Arregui José Delicado Baeza José Gómez Caffarena José Hierro José I. González Faus José Jiménez Lozano José Luis Borges José Luis Cortés José Luis Cuerda José Luis Martín Descalzo José Luis Martín Vigil José Luis Saborido Cursach José Luis Sampedro José Manuel Calzada José Manuel Vida José María Castillo José María de Pereda José María Díez-Alegría José María Manso Martínez José Martí José Mugica José Zorrilla Juan Antonio Marcos Juan de Juni Juan Goytisolo Juan José Tamayo Juan José Tamayo Acosta Juan Martín Velasco Juan Masiá Clavel Juan Pablo II Juan Ramón Jiménez Juan Ramón Moreno Juan Valera Juan Vicente Herrera Juan XXIII Jubilación Judit Juegos Jueves Santo Julia Ardón Juliana Vermeire Julio Lois Justicia Justicia y Paz Juventud Karl Marx Karl Rahner Kaunas Khalil Gibran Konrad Adenauer La Alhambra La Arbolada La Cañada La Codorniz La Fontaine La radio La Ser La Virgen de Guadalupe Labordeta Lacomunidad.elpais.com Lágrimas Laico Lampedusa Lanuza Las Cambras Las Edades del Hombre Las mañanitas Las Villas Laurel Lawrence Ferlinghetti Lenguaje Leocadio Yagüe León León Felipe Leon Gieco León Gieco Léon L'hermitte Leonard Cohen Leonardo Boff Leopoldo Panero Lesbos Ley Ley del aborto Leyendas Libertad Libertad de expresión Libia Libros Lilas Lilit Limonero Limpieza Lina Lince Linda Literatura Lituania Liu Xiabo Liuba María Hevia Llano Llaves Lluis Llach Lluvia Lola Lombarda Lope de Vega López Vigil Loquillo Luar na lubre Lucía Caram Ludwig Feuerbag Luis Argüello Luis Darío Bernal Pinilla Luis Espinal Luis García Huidobro Luis García Montero Luis González Morán Luis Guitarra Luis Mariano Luis Pastor Luis Resines Luna Lunes Lunes Santo Lutero Machismo Maestro de escuela Mafalda Magisterio eclesiástico Mal Maltrato Malvarrosa Mamá Manifiesto del día internacional del Voluntariado Manifiesto por la Solidaridad Manos Manos Unidas Manuel Azaña Manuel del Cabral Manuel Mujica Láinez Manuel Sánchez Gordillo Manuel Vicent Manuela Carmena Máquina Marc Chagall Marciano Durán María María Magdalena María y José Mariamma Mariano Cibrán Junquera Maricas Marinaleda Mario Benedetti Mark Twain Marruecos Marte Martes Santo Martha Zechmeister Martín Jelabert Martin Luther King Martin Niemöller Martirio Marzo Máscara Matilde Moreno rscj Matrimonio Matteo Ricci Maximino Cerezo Barredo Mayo'68 Medicina Médicos sin frontera Medina de Rioseco Medio ambiente Mediterráneo Membrillo Memoria Mentiras Mercado Mercedes Cantalapiedra Mercedes Navarro Puerto Mercedes Sosa Meses México Mi canario Mi casa Mica Michael Czerny Michel Quoist Miedo Miedo escénico Miércoles de Ceniza Miércoles Santo Miguel Ángel Baz Miguel Angel Buonarroti Miguel Ángel Ceballos Miguel Ángel Mesa Miguel Cabrera Miguel de Unamuno Miguel Hernández Miguel Ligero Miguel Manzano Milagro Millán Santos Ballesteros Minueto Miradas Mirlo Mis Cosas Mistagogia Moda Moderación Moisés Moli Molino Monasterio de Moreruela Monseñor Algora Monseñor Romero Montaña Montealegre Moral Moral de la Reina Morgan Freeman Morir con dignidad Morten Lauridsen Mosca cojonera Mosqueo Mouse Mucho queda por hacer Muerte Mujer Mundo rural Munilla Muros Muros de la vergüenza Museo Museo del Prado Museo Oriental Música Nacimiento Nadal Narcisos Natación Natalicio Naturaleza Navidad Neil Armstrong Neila Nelson Mandela Nevada Nicodemo Nido vacío Nieve Niñez Nochebuena Nombres Nona Nuevo Mester Obediencia Obras Obsolescencia Ocas Octavio Paz Oliver Sacks Olivo Olor ONU Opera Oración Ordenador Oro Ortega y Gasset Oscar Wilde Oslo Otoño Pablo Milanés Pablo Neruda Pablo Picasso Paciencia Paco Alcántara Padre nuestro Paellada País Vasco Paisajes Pájaros Pajarradas Pala Palabras Palacios de Campos Palacios del Alcor Palencia Palestina Palomas Pamplona Pan Pancho Pancho Aquino Papá Papa Francisco Paquistán Para pensar Paradilla Paraguas Parlamento Europeo Paro Parque infantil Parquesol Parras Parroquia de Guadalupe Parroquia La Inmaculada Parroquia Sagrada Familia Parroquia San Ildefonso Parroquia San Pedro Apóstol Partenia Partidos Políticos Partituras Pasado Pasatiempos Pascua Pasión Pastores y ángeles Patata Patines Patxi Loidi Pavo real PayPal Paz Paz Altés PDF Pedro Ansúrez Pedro Antonio de Alarcón Pedro Calderón de la Barca Pedro Casaldáliga Pedro José Ynaraja Pedro Miguel Lamet Pentecostés Peñalara Peñalba de Santiago Pep Lladó Perdón Pereza Periodismo Periquito Perplejidad Perroflauta Perrunadas Persianas Personas Pesetas Pete Seeger Peter Menzel Pez Piano Picasa Pico Pie Jesu Pierre Teilhard de Chardin Pilar Pilar del Río Pintada Pinturas Pirineo Piscina Pisuerga Plaga Plantas Plaquetas Plasma Plástico Plata Platón Plaza de Tian'anmen Plegarias Pluralidad Pobreza Poda Poder Poesía Pol Política Pornografía Portugal Pozo Predicación Pregón Prejuicios Premio Nobel de la Paz Premios Goya Presencia Presentación Presente Preservativos Primavera Primavera de Praga Primera Comunión Profetas Prohibir Protesta Proyección Proyecto Hombre Prudencia Prudencio Publicidad Pueblo Puertas Quemadura Quevedo Quijote Quino Quintín García Quira Racismo Radiactividad Raíces Ramadám Ramón Ramón Cué Romano Ramos Rastrojos Ratón Raúl Castro Realidad Recados Recambio Recidiva Recolección Record Guinness Recorrido virtual por el Santo Sepulcro Recuerdos Redes Cristianas Reedición Reflexión Regalo Religión Religión Digital Reloj Remuñe Renglones Repuesto Reseña Bíblica Residencia de Ancianos Resiliencia Resistencia Resurrección Retiro Reyes Magos Ricardo Blázquez Ricardo Cantalapiedra Ripios Risa Roberto Roberto Rey Rock Rogier van der Weyden Rosa Rosalía Rosario Roselen Rossini Rostros Roy Bourgeois Rubén Darío Rudyard Kipling Rut Sábado Santo Sábanas Sabine Demel Sacerdocio Sahara Sal Sal Terrae Salamanca Salomón Salud Samuel Samuel Aranda San Agustín San Antón San Antonio San Bartolomé San Benito San Esteban San Ignacio de Loyola San Isidro San Jerónimo San Joaquín y Santa Ana San José San Juan Bautista San Juan de Ávila San Juan de la Cruz San Lorenzo San Miguel del Pino San Pablo San Pedro San Pedro Regalado San Romà de Sau San Roque San Valentín Sancho Sandalias Sandro Magister Sangre Sanidad Sansón Santa Ana Santa Clara de Asís Santa Espina Santa Marta Santa Mónica Santa Teresa Santiago Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger Santidad Santos Santos Cirilo y Metodio Santos Padres Sara Saramago Saulo Scott Fitzgerald Seattle Seguimiento Segundo Montes Selecciones de Teología Semana Santa Seminario Sentimientos Seriedad Servicio Jesuita a refugiados SGAE Shakespeare Shūsaku Endō SIDA Siega Siesta Silencio Siloé Silverio Urbina Silvia Bara Silvio Rodríguez Simancas Simone de Beauvoir Sínodo Siquem Siria Sócrates Sol Sola Soledad Solentiname Solidaridad Soltería Somalia Sopa Soria Sorolla Sotillo del Rincón Stéphane Hessel Stephen Hawking Sudor Sueños Sumisión Suni Sur T. S. Eliot Tabaco Taco Talleres López Tamarindo Tamarisco Tamiflú Tano Taray Tarifa TBO TDT Tea Teatro Teléfono Televisión Temor Tener tiempo Tensión arterial Teófanes Egido Teología Teología de la Liberación Tercera Edad Tere Teresa Forcades Ternura Terremoto Terrorismo Tetas Thomas Becket Tierra de Campos Tiken Jah Fakoly Tolkien Tomás Apóstol Tomás Aragüés Tomás Moro Tomás Segovia Tomates Torío Toro Torres gemelas de Nueva York Trabajo Tráfico Traición Transición Traveling Wilburys Trigo Trini Reina Trinidad Trufa Tsunami Tumba Twitter Ucrania Umberto Eco Unción de Enfermos Unidad Universidad Urbanismo Urracas Uruguay Utopía Uvas Vacaciones Vacuna Valladolid VallaRna Valle de Pineta Valle del Silencio Valporquero Van Gogh Vaticano Vegacervera Vejez Velázquez Velicia Ventanas Ventiladores Ventura Ventura García Calderón Verano Verdad Verduras Viajes Vicente Aleixandre Vicente Huidobro Vicente Presencio Revilla Víctor Codina Víctor Heredia Víctor Jara Vida Vídeo Viento Viernes Santo Viktor Frankl Villalar Villalón Villancicos Villaverde de Íscar Vino Viña Violencia de género Violencia en las aulas Violetas Virgen del Carmen Virgen del Pilar Visita Vladímir Mayakovski Voluntariado Vuelo 605 Whitney Houston Wikiquote Winston Churchill Wislawa Symborska Woody Allen Xabier Pikaza Yankhoba Youtube Zacarías Zenón de Elea