Ayer fue el día de los Derechos Humanos, porque así lo propuso la ONU en 1950, según una resolución que se puede consultar en el lugar correspondiente. De modo que ayer fue un aniversario.
Pero ayer también fue otra cosa: una auténtica vergüenza. Visitad, si no, el blog de Fernando Manero y podréis comprender lo que digo y el nivel tan ínfimo al que pueden llegar gobiernos democráticos de toda la vida (mismamente desde anteayer) o personajes de alto linaje y baja cuna de toda la vida; entre España, Francia y Marruecos anda el juego, con la ONU y otros cuantos, EEUU, incluido, y sin olvidar para nada al Parlamento sueco y su Premio Nobel de la Paz.
Si los primeros, los DDHH, son papel mojado, esto segundo no. Y ambas cosas me sumieron en el silencio de tal modo que, aunque visité a todos los blogs que frecuento, no me atreví a decir ni pío. Hablo ahora porque ya estamos a día siguiente.
Por supuesto que los DDHH no se han respetado ni un sólo segundo de todos los días de los años que median entre 1950 y 2009. Pero la figura de una mujer en huelga de hambre reclamando lo más elemental para un ser humano, el respeto a estar en su casa junto a su familia, y la soberbia y chulería de los grandes que tienen en su mano la solución a problema tan simple, hace aún más insultante cualquier tipo de celebración de este evento.
Más bien se debería tratar de constatar que los DDHH estaban muertos desde hace mucho tiempo, y que hubo una fecha en que se firmó definitivamente su acta de defunción.
Cito, por orden alfabético:
L'Hort del Pou: Haidar: "Nunca he estado bajo presión y nunca lo estaré, yo soy siempre independiente
Etc., etc., etc…
12 comentarios:
Miguel Ángel, has puesto mi enlace dos veces, y así no he podido ver la entrada de Cornelius, pero puedes editarlo y cambiarlo.
Por otra parte, no sé si sabes que existe un protocolo de bloggers y yo he entendido, según ese protocolo, que no quieres saber nada de mis opiniones. Tus razones tendrás y las respeto profundamente. No te lo reprocho. Quizás no te interesa nada en mi blog. De todos modos, sí me gustaría saber qué ha pasado o qué he dicho sin deber decirlo. Pero, bueno, ya sabesa, la curiosidad mato al gato. Así que vengo a despedirme de comentarios, ya que no dejaré de visitarte. Abrazos.
Todo esto te lo hubiera dicho en privado, pero no hay un correo al que escribirte.
Clares, no he dicho conscientemente, o callado, nada que te pueda hacer suponer que no quiera visitarte ni leer tus opiniones. Hablas de un protocolo del que ignoro su existencia.
¡Cómo voy a decir que ni quiero visitarte ni leerte ni comentarte! Si así me he expresado, desde luego que ha sido sin darme cuenta ni pretenderlo.
Me puedes escribir cuanto desees aquí o aquí: miguelangelvelascoserrano@gmail.com
Gracias por el aviso, ya está corregido el error.
Te escribo ahora después y te lo explico.
Tienes derecho a patalear, Miguel Ángel. Quizás es lo único que queda. Pero tenemos lo que engendramos. Nuestros políticos no surgen por generación espontánea ni han caído del cielo. Son lo que somos. Hijos de nuestra inacción de años, de nuestra incapacidad para mirar el mundo con otro ojos, para ser generosos,...
Un abrazo.
Que pena de derechos humanos, si se cumplieran otro gallo cantaría.
Míguel te he echado de menos, en tu blog, en el mío, tienes derecho al silencio , ya lo sabemos, pero yo también tengo el mío por eso te lo digo. Un abrazo
Abrazos, ammigo, y feliz fin de semana.
Querido Míguel: por esto que explicas y por todo lo demás: lo superficial de la vida en el primer mundo, lo retorcido y endiablado (nunca mejor dicho) de una política artera, miope, "cortoplacista".... desde hace un tiempo "no puedo con la vida". Es que ¡sería tan fácil! y henos aquí clamando en el desierto para que se respeten valores elementales para todos los seres humanos. Yo no lo entiendo. Echo de menos al ángel exterminador, que quieres que te diga, no le veo otra salida al asunto.
Un abrazo y quien no te entienda peor para él/ella. Miles de besos de mi parte.
Juan, tal vez tengas razón, y tengamos lo que nos hemos ido construyendo o desolando. Pero tengo para mí que si yo estuviera en la situación de -bajo mi responsabilidad- implicar a todo un país, también pudiera ser que actuara como lo están haciendo. No se gobierna con los sentimientos, aunque no podamos dejarlos de lado nunca, sino con los estómagos y los bolsillos de los contribuyentes ciudadanas y ciudadanos. Y aunque aquí yo pudiera decir que me importa todo un pito y que guerra al infiel que además es taimado y traicionero, eso no serían más que palabras, porque la realidad es aquella donde pintan bastos, o sea la realidad pura y dura de salir adelante lo menos peor posible o lo mejor dentro de las parcas expectativas. De nada sirve poner sobre la mesa bonitos platos y cubiertos que no tengan nada que poder llevarse a la boca.
Ya ves, pues, que no aparezco nada utópico en este comentario.
Laura, los derechos no se cumplen, se ejercen y se respetan y defienden. ¡Qué más podría desear la saltadora de altura que la fuerza de la gravedad fuera cero! Alcanzaría la estrellas sin mayor esfuerzo.
A todo derecho corresponde deberes, de uno/a misma/a y del resto. Y ahí nos duele. Porque está muy bien reconocer un listado bien largo de derechos de la persona humana si nadie se compromete a hacerlos posible; eso es ladrar a la luna. Y de ladridos de ese y de otros estilos tenemos auténtica inflación: derecho a la vida, derecho al honor, derecho al trabajo, derecho a la vivienda, derecho a la patria, derecha la inviolabilidad… Si te fijas un poco, los verdaderamente defendibles son aquellos que se refieren a la propiedad. Siempre el maldito asunto de los dineros primando sobre todo lo demás.
Y en el asunto del Sahara el dinero está por delante y sobre todo lo demás. Frente al dinero, todo es claudicable.
Gracias por echarme en cara mi silencio, pero estaba, te lo puedo asegurar, hablando muy bajito.
Julia, te aseguro que a mí también me asaltan deseos de que venga el caballo de Atila y extermine a quienes sean los culpables de tanta asquerosidad. Lo que pasa es que me temo que si viniera o viniese no sabría contra quien dirigir sus coces, y caeríamos todos y todas. Aquí resulta como en aquella vieja historia bíblica, que no había ninguna persona justa que sirviera de pararrayos de la hecatombe, y por eso vino el diluvio, que tampoco sirvió para gran cosa, sólo para que Noé descubriera que de la uva sale el vino y poco más.
Yo acostumbro sacudirme las pulgas mañaneras con un paseo matutino por el pinar, y ahí exorcizo todos (o casi) mis demonios particulares y me quito también el polvo de alguna que otra miseria.
Este mundo es así y no de otra manera, que de ideales ¡qué te voy a contar yo a ti, que no estés ya de vuelta de ello! Si además ya lo cantaba tu amigo con letra de un gran poeta: “Ya no somos inocentes, ni a la mala ni a la buena…”
Pues eso, que algún ratejo nos produce buen sabor de boca, pero la mayoría del tiempo es un puro rabiar.
Mañana seguro que todo será distinto, y será con toda seguridad ¡un buen día!
Cornelius, que tú también aproveches el finde para descansar y cambiar de aires, de aceite y de todos los filtros que te sean necesario reponer… Un abrazo.
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