Paseando una tarde soleada de abril te puedes sorprender de mil maneras. Pero si lo haces por el Campo Grande, te puedes encontrar con esta maravilla.
Y no estaba yo solo, qué va. (¡Quién soy yo, pobre de mí; no tendría dinero suficiente en el bolsillo para pagarlo!). Además de las pavas objetivo del espectáculo, allí estábamos niños, y niñas, jóvenes, ñoras y ñores, y por supuesto ancianitos embelesados.
Yo me tuve que marchar, pero la función continuaba…
1 comentario:
Hola Míguel, me encantan los pavos reales, siempre me han encantado, cuando antaño estuve en Valladolid fue un espectáculo magnífico verlos, en Salamanca también los hay en un parque abierto cuyo nombre tengo en la punta de la lengua pero que no me sale, cosas de la edad...
Besos
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