Me han dicho que tiene una sola pega el invento: usa la palabra book. ¿Es que libro no es un término decente e inocente?
Pues sí, hoy es el Día del Libro, merced a Don Miguel de Cervantes Saavedra (29 de septiembre de 1547 - 23 de abril de 1616) y/o a Mister William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Reino Unido c. 26 de abril de 1564 - ibídem, 23 de abril de 1616) [Las malas lenguas dicen que el isleño falleció el 3 de mayo, claro que esto según el calendario juliano, que no hay que confundir con el otro, el calendario gregoriano, que le sustituyó enmendándole la plana.) Aunque probablemente sea el Día del Libro porque así ha parecido a quienes tienen algo que ver con dicha cosa.
Respecto a esta dicha cosa, es público y manifiesto que España es toda una potencia editorial, aunque no llegue a la media en cuanto a la lectura. Se publica mucho, y parece que es negocio, pero no se lee. No se sabe qué hace el personal con los libros que compra, si los coloca de adorno en el cuarto de las visitas, lo almacena para combustible de la estufa o lo utiliza como calce para los armarios y muebles que cojean. That is the question!, que diría un personaje del inglés.
El caso es que ha salido al mercado un artefacto que no es un libro, pero se le asemeja como “un huevo a una gallina”. Aunque de precio no anda por los abajos, las colas para adquirirlo sí han dado varias vueltas de manzana, y no precisamente de las que se comen. Incluso ha salido por ahí un video con una cuchufleta sobre el tal, que un servidor no pone, porque NO. Que lo busque el que lo desee.
Yo, que leo malamente sobre la pantalla, y eso que tengo una panorámica, no me veo en absoluto leyendo a mi paisano Delibes en un artilugio de éstos, por más que en él tenga cabida toda su obra y la de los inmortales griegos y latinos juntos.
Y no es que yo sea muy lector. Tampoco soy perseverante. Mi media de adquisiciones es muy baja, y mantengo al tiempo abiertos unos cuántos, tantos que ya me pierdo cuando vuelvo y ni me acuerdo de a dónde me llegaba. Paso tiempo buscando el hilo, y cuando encuentro el ovillo originante, ya me ha dado por pasarme a otro. Y así…
En fin, que aunque uno no se come los libros por el lomo, sin embargo mantiene con ellos una buena relación. Por eso, en este día tan señalado, me invento este pequeño decálogo, que no tiene ningún valor, pero que me ha salido de improviso y lo cuelgo por simple vanidad.
Decálogo del buen lector de libros de toda la vida, o séase, como dios manda:
- El regusto de oler olor tan agradable
- El placer de mojar el dedo índice en la lengua, tanto da si propia o ajena, para pasar página. Y que no me digan que es una guarrada.
- La posibilidad de personalizar el marcapáginas. Mi madre usaba la hebra de hilo más a mano de su costurero. Yo, el primer trozo de papel que pesco.
- El ennegrecido de las hojas, propio del paso del tiempo y del sobeo natural de quien lee sin lavarse antes las manos.
- La gozada que da ver el precio puesto a lápiz en la primera página interior por el o la librero de turno hace 20, 30 ó más años, y descubrir que tienes un libro que valió 2,50 pts, o menos.
- El disfrute de coger uno empezado hace ya ni me acuerdo cuándo, y ver que sigue esperándome pacientemente, sin requerir mi atención a base de pitidos estereofónicos.
- Unido a lo anterior, lo molesto del polvo depositado entre sus páginas.
- La erudición que denotan los subrayados a colores, las notas y apostillas en los bordes, las citas a otros lugares y autores relacionados.
- La molestia agradable de cargar con cajas y paquetes que debe suponer para quien se traslada de lugar y no quiere perder lo que es su más precioso tesoro: “Mis libros”.
- El cosquilleo en la oreja de tener ahí el lápiz con que tomar notas, tachar, subrayar, garabatear, añadir, pintar…
Estos diez mandamientos se encierran en dos: Amarás al libro con todas tus fuerzas, y te propondrás leer un capítulo al día, por lo menos.
N.B. También hoy es el día de Villalar, y es ya costumbre arraigada en mi historial irme de bureles por los campos anchos de mi Castilla. No esperéis que lea nada que no sean los carteles, si los hay, que señalen rutas montañeras, o las guías de recorridos andariegos por lugares pintorescos.
Es verdad que la climatología que avisan no parece acompañar para estos menesteres, pero voy a intentarlo o moriré en el afán. En cualquier caso si consigo hacer una jornada interesante, mañana o pasado tendréis reportaje gráfico asegurado.
2 comentarios:
Es un placer pasar a conocer este lindo espacio. Un buen texto el que compartes. Un libro es un buen amigo pienso yo. Saludos.
Hola guapetón, pues sí señor los libros y tal. Este nuevo invento es la mayor tontá que he visto en mi vida, no me gusta nada, nada pero lo que se dice nada, yo, como el Roto rechazo imitaciones.
Por cierto en tu decálogo faltaría en el 9 algo así como: "... se traslada de lugar.. o pinta la casa" que es mi caso. Así que si te animas estás invitado en unos cuantos días a limpiarles el polvo (no mucho) colocarlos en cajas y esperar unos días más para ponerlos de nuevo en su lugar en la estantería. Es un poco cansado pero lo voy a tomar con calma y a poquitos lo lograré hacer sin más complicaciones, ¡eso espero!
Besos
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