A veces creemos estar al cabo de la calle de cosas que, porque te parecen obvias, todo el mundo tiene que saberlas. Y no, oiga usted; hay que hacer alguna aclaración de vez en cuando.
Digo esto a propósito de mi post de ayer. Quien se haya acercado por aquí pudo pensar: éste ahora nos suelta nada menos que un pregón de semana santa. Qué largo, cuánta letra, ni entro.
Me explico, pues.
Mi ciudad es Valladolid, la que tiene cierta fama por su Semana Santa, sus pasos de hondo sentimiento, sus procesiones numerosas, largas, austeras y silenciosas(?), y, en fin, por su sobrio, serio y adusto estilo o espíritu castellano.
Hay varios momentos en el desarrollo de todo lo que la constituye (a la semana santa vallisoletana), pero si hubiera que realzar algo, yo destacaría dos (incluso por encima de los propios desfiles procesionales): el pregón y el sermón. El pregón es el Pregón de la Semana Santa, el pórtico de entrada, el anuncio de lo que se va a celebrar en la ciudad. El sermón es el Sermón de las Siete Palabras, disertación o reflexión y/u oración ante la contemplación de lo que se está celebrando. Son dos hechos diferentes, pero íntimamente unidos por una misma circunstancia: una población que vive sus tradiciones manteniendo lo más íntimo de su fe al tiempo que abriéndose al presente, y también a quienes se acercan con admiración y/o curiosidad.
El Sermón de la Siete Palabras tal vez merezca en su momento mayor explicación. Hoy el interés está en el Pregón.
Es el Alcalde de la ciudad quien tiene la prerrogativa de elegir a la persona que lo lleve a cabo. La Junta de Cofradías propone, pero el otro dispone. Y en ese intercambio de opiniones y pareceres suele haber aceptación y consenso. No ha sido así esta vez. La designación de la persona, Gustavo Martín Garzo, no fue del agrado de la totalidad. Desconozco si en otras ocasiones hubo o no disenso como en ésta, pero creo que en ninguna se llegó a tanto como ahora. ¿Cuál es la razón?
Bueno razón, propiamente no la hay. Lo que hay es, cómo decirlo…, sigamos escribiendo a ver si consigo encontrar la manera de denominarlo.
Gustavo Martín Garzo es un vallisoletano, nacido en 1948. Licenciado en Filosofía y Letras, rama de Psicología. Trabajó durante años como tal en centros educativos.
Es escritor de cuentos y de literatura juvenil. Es columnista de algún diario de nuestro país y es conferenciante y pensador de cierto nivel. Y, sobre todo, es una persona de su tiempo, abierto y crítico, que se expresa con libertad y dice lo que le parece con suficiente coherencia y mucho orden mental.
Su designación como pregonero no cayó nada bien para quienes las consignas ultramontanas y fundamentalistas de a saber qué doctos dirigentes son lo primero de lo primero. Y se mezclaron (qué raro en esta tierra de rebaños y pastos por doquier) churras con merinas en un extraño batiburrillo de principios irrenunciables y honorabilidades mancilladas.
Se anunció un plante a los gritos de ¡lazo sí!, (lazo blanco contra el aborto), ¡no al agnóstico!, (dando por supuesto lo que no es demostrable), ¡este alcalde es un metique!, (tal vez lo sea, pero eso ahora no venía a cuento), ¡la iglesia por su arzobispo!, (esto ya no sé de dónde habrá salido), y ¡los sociatas que hablen fuera de las iglesias!, (esto me lo he inventado yo, pero sospecho que más de uno/a si no lo ha dicho lo ha pensado). Total, amenaza de no asistir de la mitad del personal correspondiente.
Yo no he querido estar al tanto de todo el fregado, pero noticias cruzadas mágicas y nebulosas informativas despistantes ha debido haber para dar y tomar. Que si el arzobispo se ausentaría, que si vacío total de la S.I.Catedral, que si se acabó nuestra más arraigada tradición semanasantera…
Finalizo: El sábado, a las 8 de la tarde, cuando más frío hacía en nuestra villa castellana, el tal Gustavo Martín Garzo desplegó (ya sé que las lecturas no se despliegan, pero permítaseme esta licencia) ante un templo herreriano repleto de obligados representantes y de animosos animadores la lectura de un texto tan hermoso, tan pleno, tan armonioso, tan evangélico, tan juvenil, tan entusiasmante, tan………, que a su término la concurrencia estalló en un apretado y largo aplauso.
Ignoro si además se pidió para él las dos orejas y el rabo y la salida a hombros por la puerta grande.
Yo lo único que digo es que entretanto él hacía su labor yo hacía la mía, es decir preparaba la homilía del domingo. Cuando tuve en mis manos el dicho pregón, cambié de asunto y leí ante mi gente, no mi homilía, sino parte de parte de lo que Gustavo Martín Garzo con tanto buen saber, tacto, sensibilidad y verdad había presentado al respetable: un hermoso cuento que ojalá sea realidad.
Lo demás es historia. Estos enlaces desordenados indican aproximativamente el desarrollo de los acontecimientos. Y mi post del día 29 es el texto completo, que me da la gana publicar, del dicho pregón, para que todos y todas degustéis, saboreéis, meditéis, y también, por qué no, disfrutéis.
Digo esto a propósito de mi post de ayer. Quien se haya acercado por aquí pudo pensar: éste ahora nos suelta nada menos que un pregón de semana santa. Qué largo, cuánta letra, ni entro.
Me explico, pues.
Mi ciudad es Valladolid, la que tiene cierta fama por su Semana Santa, sus pasos de hondo sentimiento, sus procesiones numerosas, largas, austeras y silenciosas(?), y, en fin, por su sobrio, serio y adusto estilo o espíritu castellano.
Hay varios momentos en el desarrollo de todo lo que la constituye (a la semana santa vallisoletana), pero si hubiera que realzar algo, yo destacaría dos (incluso por encima de los propios desfiles procesionales): el pregón y el sermón. El pregón es el Pregón de la Semana Santa, el pórtico de entrada, el anuncio de lo que se va a celebrar en la ciudad. El sermón es el Sermón de las Siete Palabras, disertación o reflexión y/u oración ante la contemplación de lo que se está celebrando. Son dos hechos diferentes, pero íntimamente unidos por una misma circunstancia: una población que vive sus tradiciones manteniendo lo más íntimo de su fe al tiempo que abriéndose al presente, y también a quienes se acercan con admiración y/o curiosidad.
El Sermón de la Siete Palabras tal vez merezca en su momento mayor explicación. Hoy el interés está en el Pregón.
Es el Alcalde de la ciudad quien tiene la prerrogativa de elegir a la persona que lo lleve a cabo. La Junta de Cofradías propone, pero el otro dispone. Y en ese intercambio de opiniones y pareceres suele haber aceptación y consenso. No ha sido así esta vez. La designación de la persona, Gustavo Martín Garzo, no fue del agrado de la totalidad. Desconozco si en otras ocasiones hubo o no disenso como en ésta, pero creo que en ninguna se llegó a tanto como ahora. ¿Cuál es la razón?
Bueno razón, propiamente no la hay. Lo que hay es, cómo decirlo…, sigamos escribiendo a ver si consigo encontrar la manera de denominarlo.
Gustavo Martín Garzo es un vallisoletano, nacido en 1948. Licenciado en Filosofía y Letras, rama de Psicología. Trabajó durante años como tal en centros educativos.
Es escritor de cuentos y de literatura juvenil. Es columnista de algún diario de nuestro país y es conferenciante y pensador de cierto nivel. Y, sobre todo, es una persona de su tiempo, abierto y crítico, que se expresa con libertad y dice lo que le parece con suficiente coherencia y mucho orden mental.
Su designación como pregonero no cayó nada bien para quienes las consignas ultramontanas y fundamentalistas de a saber qué doctos dirigentes son lo primero de lo primero. Y se mezclaron (qué raro en esta tierra de rebaños y pastos por doquier) churras con merinas en un extraño batiburrillo de principios irrenunciables y honorabilidades mancilladas.
Se anunció un plante a los gritos de ¡lazo sí!, (lazo blanco contra el aborto), ¡no al agnóstico!, (dando por supuesto lo que no es demostrable), ¡este alcalde es un metique!, (tal vez lo sea, pero eso ahora no venía a cuento), ¡la iglesia por su arzobispo!, (esto ya no sé de dónde habrá salido), y ¡los sociatas que hablen fuera de las iglesias!, (esto me lo he inventado yo, pero sospecho que más de uno/a si no lo ha dicho lo ha pensado). Total, amenaza de no asistir de la mitad del personal correspondiente.
Yo no he querido estar al tanto de todo el fregado, pero noticias cruzadas mágicas y nebulosas informativas despistantes ha debido haber para dar y tomar. Que si el arzobispo se ausentaría, que si vacío total de la S.I.Catedral, que si se acabó nuestra más arraigada tradición semanasantera…
Finalizo: El sábado, a las 8 de la tarde, cuando más frío hacía en nuestra villa castellana, el tal Gustavo Martín Garzo desplegó (ya sé que las lecturas no se despliegan, pero permítaseme esta licencia) ante un templo herreriano repleto de obligados representantes y de animosos animadores la lectura de un texto tan hermoso, tan pleno, tan armonioso, tan evangélico, tan juvenil, tan entusiasmante, tan………, que a su término la concurrencia estalló en un apretado y largo aplauso.
Ignoro si además se pidió para él las dos orejas y el rabo y la salida a hombros por la puerta grande.
Yo lo único que digo es que entretanto él hacía su labor yo hacía la mía, es decir preparaba la homilía del domingo. Cuando tuve en mis manos el dicho pregón, cambié de asunto y leí ante mi gente, no mi homilía, sino parte de parte de lo que Gustavo Martín Garzo con tanto buen saber, tacto, sensibilidad y verdad había presentado al respetable: un hermoso cuento que ojalá sea realidad.
Lo demás es historia. Estos enlaces desordenados indican aproximativamente el desarrollo de los acontecimientos. Y mi post del día 29 es el texto completo, que me da la gana publicar, del dicho pregón, para que todos y todas degustéis, saboreéis, meditéis, y también, por qué no, disfrutéis.
http://www.nortecastilla.es/20090326/valladolid/martin-garzo-leera-pregon-20090326.html
http://www.diavalladolid.es/noticia.cfm/Vivir/20090325/mitad/cofradias/no/acudira/pregon/martin/garzo/3A2633EC-1A64-968D-59E8A04410AE6A66
http://blogs.nortecastilla.es/opinion/2009/3/26/martin-garzo-pregonero
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/24/castillayleon/1232814987.html
http://www.abc.es/20090329/castilla-leon-castilla-leon/mitad-cofradias-acudio-pregon-20090329.html
3 comentarios:
Ole ahí, Miguel Ángel, porque sí. Cuánto mal rollo se monta la gente por tonterías, y cuánto fundamentalista -para mí sinónimo generalmente de otras cosas que cuesta decir y escribir- para no se sabe conseguir qué. No he leído tu anterior post, pero prometo hacerlo. Martín Garzo no es de lo que más leo, pero si tú lo dices, será bueno, seguro, y sensible, que eso sí me consta que lo es.
En efecto, Clares, sinónimo de cosas que nunca escribiré, eso espero; porque no podremos borrarlos del mapa, que eso sería actuar y ser de la misma calaña, pero sí obviarlos, ningunearlos, no verlos, no contestarles -sean anónimos o sean seudónimos sean incluso nominados.
Y merece la pena, asín que saca algo de tu precioso tiempo (son 15 folios a doble espacio) y verás cómo “te se” hace corto. Apenas un instante delicioso. ¡De verdad!
Insisto, Clares, que te lo leas, que merece la pena. Mira qué sugerencias está inspirando este texto que te da una pizca de pereza, a tí lectora ilustre: http://www.atrio.org/?p=1690#62687
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