El domingo pasado estrené el montacargas a Parquesol. Y hace quince días, las escaleras. Así me libré de pedalear cuesta arriba y casi todo fue bajada tanto al ir como al venir.
Pero, como nada es perfecto, donde hay subidas y bajadas es algo complicado engañar a las piernas de que algún esfuerzo es inevitable. Ese mecanismo no te sube hasta arriba ni te baja hasta abajo; te abandona antes de tiempo.
No obstante resulta agradable contemplar el paisaje mientras la rampa o el ascensor trabaja para ti. Valladolid no es una ciudad particularmente bonita, pero se agradece la panorámica que se va abriendo ante los ojos conforme asciendes.
No es lo mismo mirar que “sentir”. Y escribiendo resulta algo complicado transmitir sensaciones si no eres persona escritora de tronío. Por eso ahí van unas fotos que ilustran lo que no soy capaz de expresar con las palabras.
Comenté mi experiencia en el vestuario del Matadero; alguien arrugó el ceño y dijo que eso no valía los dos millones que se han gastado en la obra. No entré al trapo, que estamos en tiempo de elecciones y salen aficionados políticos donde menos te lo esperes.
Es posible que después del 23J borren el carril bici de las calles, a mí no me importa porque lo utilizo lo menos posible. Pero si también desapareciesen los dos mecanismos hacia el barrio alto pucelano, más de uno y más de dos se lo tomarían muy a mal. Y o bien le darían al nuevo alcalde con el tacatá en la cabeza, o harían huelga de bajar a los bajos de la ciudad, y que se fastidien los restauradores.
Si este fuera el caso, volvería a escalar la montaña los domingos por la tarde, que es el día que me corresponde subir a la piscina de allá arriba, porque, —y que lo sepa todo el mundo—, en mi ciudad se cierran todas las demás albercas, no sé si por falta de personal, de escasez de presupuesto o por dejadez de la ciudadanía…
2 comentarios:
Bueno, Míguel, tuyo es el disfrute, si tú dices que es una agradable panorámica, oye, quiénes somos los demás para refutar tu percepción. Lo que no sabía es que hubiera semejantes artilugios en una ciudad que, a priori, es llana, pero ya veo que con tal de hacer obras en las ciudades todo vale...
Besos, amigo mio
Julia, cariño, ya veo que en Madrit os tienen obnubiladas y obnubilados con esa política de todo es posible que una tal Ayuso es maestra en llevar a cabo…
Verás, por supuesto que Valladolid es plana, como la tierra antes de que Colón la circunvalara. Pero llegaron dineros de allende las tierras leonesas, procedentes del carbón que por entonces flipaba… Invirtieron en bodegas y en construcción. Así fue como desde entonces todo el mundo bebe vino de la Ribera del Duero y un enorme montículo de greda que había a las afueras se convirtió en la mayor concentración humana de Europa… Hará de esto unos cincuenta años.
A mí me toca ahora la resaca de su inversión en las huertas del sur de la ciudad, que se están cubriendo de cemento y amenazan con un macro campo de golf, para satisfacción de las aficionadas/aficionados madrileños. Va a ser llegar y coger los palos…
Me guste o no ese montacargas, ahí está para alivio de quienes llegaron a Parquesol siendo jóvenes y ahora, ancianos, ya no pueden acercarse a la ciudad si ese artilugio no se lo facilita. Es el mismo problema de quienes se hicieron grandes chalés de dos alturas, y ahora tienen que partir el salón para instalar una cama, porque subir las escaleras se lo tiene prohibido el médico o médica de atención primaria.
Ya sabes que es un placer leerte. Y que yo también te quiero.
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