María, la visitadora



Ella no descuidó ningún detalle. Estaba más alerta que el vigía de Colón en lo alto del palo mayor de la Santa María. Lo demostró con creces.
Y yo no quiero ser menos.  Aunque sea el último día, es un decir, aquí la traigo con un episodio con “sustancia”.
La Visitación. Rafael. Museo del Prado

DE VISITA EN AIN KAREM

Reunidos en casa de Marcos, durante aquellos días anteriores a la fiesta de Pentecostés, le hacíamos muchas preguntas a María, la madre de Jesús, y ella nos iba contando los recuerdos antiguos de cuando era muchacha, de cuando Dios comenzó a cumplir las promesas hechas a Abraham.

María - Cuando mi madre Ana se enteró de que yo estaba en estado, ay, caramba, se llevó las manos a la cabeza, gritó, lloró, me dijo mil cosas y una más. Ahora me río, pero en aquellos días…

Ana - ¡Ay, qué vergüenza! ¡Ay, María, mi hija, qué humillación! ¡En una familia como la nuestra! ¡Desde los tatarabuelos, que se sepa, no hubo nunca ninguna mancha! ¡Y ahora tú!
María - Pero, mamá, ya te dije que esto es cosa de Dios.
Ana - De Dios, sí. ¡Primero metemos la pata y luego le endilgamos a Dios el resbalón!
María - Mamá, por Dios, tienes que creerme.
Ana - ¡No, no, no! ¡No empecemos otra vez ni me digas más! Parece mentira que una niña como tú, decente, bien criada…
María - Mamá, tengo quince años, ya no soy una niña.
Ana - Ya lo veo, ya lo veo. ¡Lo que eres es una desvergonzada!
María - Mamá, yo… yo…
Ana - Bueno, bueno, no llores más, mi hija. ¡Ay, Señor, cómo saldremos de este lío, Dios santo! Mira, María, sea lo que sea, tienes que irte de Nazaret. Esta aldea es muy pequeña y los vecinos tienen una lengua que se la pisan. Te irás a casa de unos parientes que tenemos en el sur. Después, cuando nazca la criatura, vuelves con ella y ya veremos lo que decimos, que te lo encontraste en un canasto como Moisés o cualquier cosa.
María - Yo no puedo irme de aquí, mamá. José y yo vamos a casarnos. Yo quiero estar a su lado. Es mi novio.
Ana - Y si se entera de esto, dejará de serlo. Y es capaz de matarte a pedradas. ¡Y razón tendría!
María - Ayúdame, mamá, ayúdame.
Ana - Ay, hija mía, las cosas se piensan antes de hacerse. Ahora ya no hay remedio. Así que, a lo hecho, pecho.
María - Pero es que yo no he hecho nada, yo no…
Ana - Escucha, Mariíta, tu hermano Yayo tiene que viajar a Jerusalén la semana próxima, en una caravana de ésas que van a vender trigo. Te irás con él. Yo le diré a Yayo que te acompañe hasta la casa de Isabel y Zacarías.(1) ¿No te acuerdas de ellos? Sí, muchacha, son unos primos lejanos que tenemos nosotros. Hace muchos años que se fueron a vivir en ese pueblito que le dicen Ain Karem, cerca de la capital. Allí estarás bien cuidada. Y, además, como la Isabel también está esperando un hijo y ya le deben faltar pocos meses, pues mira, tú le puedes ayudar en algo y así no le comes el pan de balde, ¿me oyes?
María - Sí, mamá.

A la semana siguiente, pasó la caravana del trigo. Yayo, que era el mayor de mis hermanos varones, me aparejó un mulo y nos pusimos en camino con ellos, rumbo al sur. Yo iba muy asustada, ésa es la verdad. Llevaba puesta una túnica de rayas verdes, la única que tenía, y un pañuelo nuevo que me había prestado Susana.

Yayo - ¡Uff! ¡Qué calor! ¡Qué calor y qué hambre! Oye, ¿qué llevas tú ahí en esa cesta, María?
María - Son unas rosquillas de miel que mamá preparó.
Yayo - ¿Anjá? Pues dame una, que así se hace más corto el camino.
María - Que no, que son para tía Isabel.
Yayo - Pero dame una, caramba, una no hace nada.
María - Yo te conozco, Yayo. Después quieres otra y te las comes todas.
Yayo - Está bien, está bien. ¡Ja! ¿Con que rosquillas para doña Isabel? La rosquilla te la hicieron a ti, ¿verdad?
María - ¿Cómo dijiste?
Yayo - Vamos, vamos, no te pongas colorada. Dime… ¿Fue José, verdad? Fue él, ¿no es cierto?
María - No sé de qué me estás hablando, Yayo.
Yayo - No disimules, hermanita. Lo sé todo, ¿me oyes? Todo. Pero, no te preocupes, que cuando vuelva de Jerusalén, ¡ese mequetrefe va a saber quién soy yo!
María - Pero, ¿qué estás diciendo, Yayo? ¿Te has vuelto loco?
Yayo - ¡Estoy diciendo que a una hermana mía no la deshonra un pata de puerco como él! ¡Habrase visto un sinvergüenza!
María - Yayo, por Dios, no grites, ¡te lo suplico! José no tiene la culpa de nada. El no me ha puesto un dedo encima.
Yayo - ¿Ah, no? ¿Y quién fue entonces? ¡Vamos, habla!
María - Yo no lo sé, Yayo. De veras, yo…
Yayo - No vas a decirme que fue una avispa que vino y se te hinchó la barriga. ¡Vamos, dime la verdad!
María - ¿No quieres una rosquilla, Yayo? Mira, toma una…

Seguíamos la ruta de las montañas. Yo nunca había salido de casa y todo me parecía nuevo y extraño. Los árboles, los pueblos, la gente. Después de tres jornadas de camino, muy cansados, llegamos a las tierras secas y amarillas de Judea. Vimos Jerusalén a lo lejos, pero nos separamos de la caravana y entramos por una vereda que sale a la aldeíta de Ain Karem.(2) Le dicen así, porque hay un manantial de agua muy fresca en medio de un inmenso viñedo. Allí, en una casita pequeña, vivían nuestros parientes.

Yayo - Bueno, hermana, ya tú te las arreglas. Yo sigo rumbo a la capital, que se me va a hacer tarde.
María - No, Yayo, por Dios, no me dejes sola. Me da vergüenza presentarme así, sin conocer a nadie.
Yayo - La vergüenza te debió haber dado antes y no ahora. ¡Adiós, María, que te vaya bien!

Por un caminito de tierra roja, me acerqué a la casa de tía Isabel. No tuve que tocar a la puerta. Ella salió a la recibirme con tanta sorpresa como alegría…

Isabel - ¿Que tú eres María, la hija de Joaquín y Ana? ¡No me digas una cosa así! ¡Ay, pero qué bonita estás, muchacha! ¡Y cuánto has crecido! Pero, ¿qué haces aquí, cómo viniste, quién te trajo?
María - Vine con mi hermano Yayo que venía a la capital.
Isabel - ¡Ay, María, qué alegría me has dado! ¡Ay, qué sorpresa! ¡Ay, qué buena idea ha tenido tu madre! ¡Ay, espérate, que el niño me está dando patadas! Mira, tócame, ponme la mano, ¿no lo sientes? ¿Sabes, Mariíta? ¡Estoy esperando un hijo! ¡A la vejez, viruelas, como dicen! Pero, ven, entra para que conozcas a tu tío… ¡Zacarías, viejo, mira quién ha venido a visitarnos! El pobre, cuando se enteró que iba a ser papá, se quedó mudo del susto. ¡Zacarías! Y cuéntame, ¿cómo está tu madre, cómo están todos por allá?

Tía Isabel fue muy cariñosa conmigo. Me trató como a una hija. Me enseñó muchas cosas que yo no sabía: a usar el telar y a tejer con hilo fino, que eso no se conocía en Nazaret. También me enseñó unos guisos de lentejas rojas. Ella decía que eran los que Rebeca 1e hacía a Isaac y que con eso las muchachas aseguraban a sus novios. No me pude quejar, ésta es la verdad. Tía Isabel me ayudó mucho y me dio mucha confianza. Sobre todo aquel día que yo esta lavando ropa en el patio y me caí.

Isabel - Un mareo hoy y otro ayer y otro el sábado. Son muchos mareos para una sola semana, ¿no?
María - Es el calor, tía.
Isabel - ¿Y no será otra cosa? Mira, mi hija, que ya una es vieja y conoce al ciego durmiendo y al cojo sentado.
María - Tía Isabel, yo… yo tengo que decirle una cosa…
Isabel - Que estás preñada, ¿no es eso? Ven, muchacha, ven, vamos a conversar en aquella sombrita. Desahógate conmigo. Mira que el alma es como la tripa, cuando tiene muchas cosas dentro, se indigesta.

Empecé a hablar y a hablar y se lo conté todo…

Isabel - Así que vas a tener un hijo… Bueno, pues estamos empatadas. Tú me ayudas primero con el mío y luego yo te ayudo con el tuyo, ¿qué te parece, Mariíta?
María - Pero, tía, ¿usted me cree lo que yo le he contado?
Isabel - Claro que sí, mi hija. ¿Por qué no? Dios es grande y hace cosas grandes. ¡Si lo sabré yo! Mírame a mí. Yo estaba como la mujer de Abraham, con la fuente seca, ¿entiendes? Y Zacarías ya viejo. ¿Qué esperanza teníamos? Ninguna. ¡Ay, mi hija, cuántas noches pidiéndole a Dios que se apiadara de mí, que me dejara tener un hijo! ¡Sólo Dios sabe cuánto he llorado durante estos años! Y Zacarías, que siempre fue cascarrabias, se ponía cada vez peor y me echaba la culpa a mí, y yo, tragando lágrimas. Pero, ¿qué podía hacer yo, dime? Hasta que llegó el día de Dios. Sí, mi hija, sí, Dios tiene su hora y su momento. Y aquella mañana Zacarías(3) fue como siempre al templo con los otros sacerdotes de su grupo para quemar incienso.(4) Y se quedó rezando mucho tiempo, mucho. Y por la tarde, cuando volvió a casa, con aquellas ojeras tan tristes, yo le dije: Alégrate, viejo, y ve haciendo sitio en la estera que pronto tenemos visita. Y me dice él: ¿Quién demonios viene a casa?. Y le digo yo: ¡Un angelito, un hijo tuyo! ¡Estoy preñada, viejo! Ay, María, decirle aquello y quedarse mudo fue todo uno. Y es que él no se lo creía, qué va, porque él ya había perdido la esperanza. Pero mira tú cómo sería el alegrón que ya van siete meses y sigue con la lengua amarrada. ¡Las cosas de Dios!
María - ¡Qué historia tan linda, tía Isabel!
Isabel - Pues la tuya será más bonita aún, María, ya lo verás, ya verás que sí.
María - Dios tuvo misericordia contigo.
Isabel - ¡Y dilo, mi hija, y dilo, que si él no mete su mano, lo que es por Zacarías! Oye, ¿sabes una cosa? Eso que has dicho me gusta: misericordia. Es un nombre muy bonito. Pues, mira, si me sale varón, lo llamaremos “Juan”, por lo de la “misericordia”.

Cuando se le cumplieron los meses, Isabel tuvo un niño grande y fuerte. Todos los vecinos de Ain Karem, al saber la alegre noticia, vinieron a felicitar a tía. Y le regalaron gallinas y dulces y tarros de miel, que hay muy buena por esos montes.

Vecina - ¡Caramba, Isabel, es verdad lo que dicen que nunca es tarde si la dicha es buena! ¡Mira, qué varón! ¡Alabado sea Dios! ¡Qué muchacho más hermosote!

Y a los ocho días, como era la costumbre, llamaron al rabino para que circuncidara al recién nacido. La casita de Zacarías reventaba de gente y de cantos y de festejos.

Vecina - ¡Ea, Isabel, felicidades, y que Dios le bendiga la criatura! ¡Qué muchachón, caramba, dan ganas de comérselo!
Isabel - Pues no me lo coma, vecina, que sólo tengo éste ¡y ya bastante trabajo me costó conseguirlo! Pero, al final, Dios tuvo misericordia de mí.
Vecina - Oiga, doña Isabel, ¿y cómo se va a llamar?
Isabel - Así mismo. Juan será su nombre.
Vecino - ¿Juan? Pero, ¿cómo? En tu familia no hay nadie que se llame Juan.
Isabel - Tampoco en mi familia hubo ninguna que pasara tanto trabajo para parir. ¡Se llamará Juan!
Vecina - Claro, ésta se aprovecha, como el viejo Zaca no puede hablar. Míralo, míralo por dónde viene… Oiga, Zacarías, venga acá, ¿qué le parece a usted? ¿Cómo se va a llamar el niño?
Zacarías - Mmmmmmmmmm…
Vecina - Espérese, que ni el sabio Salomón lo entiende a usted…
Zacarías - Mmmmmmmmmm…
Isabel - Una tablilla. Dice que le traigan una tablilla.
Vecina - Pero, ¿tú le entiendes esa jerigonza, Isabel?
Isabel - ¡Ay, mi hija, ya vamos para treinta y cinco años juntos, imagínate.

Y le trajeron la tablilla y el cálamo y tío Zacarías escribió las letras del nombre que tía y él querían ponerle al muchachito.

Vecina - ¿Qué dice ahí, viejo Zaca, deje ver?
Vecino - ¿Juan? ¡No, Juan no! ¡De ninguna manera!
Zacarías - Mmmmmmmm… ¡Juan, sí! ¡Juan es su nombre, caramba!
Vecina - ¡Óigalo, Isabel, a su marido se le soltó la lengua!

Al tío Zacarías se le iluminó la cara y se le aguaron los ojos, aquellos ojos gastados de tanto esperar, pero ahora radiantes por la alegría de ser padre, por el gozo de haber traído un hijo al mundo.

Zacarías - ¡Bendito sea Dios!
Isabel - ¿Ya puedes hablar, viejo?
Zacarías - ¡Bendito sea Dios que tiene entrañas de misericordia y que hizo fecundas las tuyas, mujer! ¡Bendito sea nuestro pueblo! ¡Su liberación se acerca! ¡El Señor lo prometió a nuestro padre Abraham, lo anunció por boca de los profetas, y lo cumplirá pronto, muy pronto, para que podamos servirle sin miedo en una patria libre! ¡Y bendito seas tú, hijo mío, hijo de la misericordia! Irás por delante, abriéndole caminos al Señor, preparándole un pueblo nuevo, bien dispuesto, hasta que la Luz del Altísimo brille en medio de nuestras tinieblas y podamos caminar todos por los senderos de la paz.
Vecina - ¡Bien, Zacarías, bien, hasta poeta nos ha salido usted, caramba!

Nunca se me olvidará aquella fiesta. Los vecinos de Ain Karem brindaron a la salud de Juan, el hijito de Isabel y Zacarías, y le echaron coplas de buena suerte y bailaron en el patio hasta el amanecer.

Isabel - ¿Ves, María? ¿Ves como Dios hace las cosas bien? No tengas miedo, muchacha. Si Dios se fijó en ti, si bendijo el fruto de tus entrañas, él se las arreglará para sacarte adelante y un día muchos te felicitarán como hoy a mí. Muchos, muchísimos más te felicitarán a ti, María.

María - Sí, Dios fue grande(5) con tía Isabel, y ha sido grande conmigo, muy grande, ésa es la verdad, y yo no me canso de darle gracias, porque miren ustedes en quién se vino a fijar. Así son las cosas de Dios. A los poderosos los derriba del trono y a los humildes nos levanta del polvo. A los ricos los deja vacíos y a los hambrientos nos da de comer. A Isabel, que era estéril, le regaló un hijo, y conmigo hizo una maravilla más grande, porque con mis propios ojos he visto al mío, a Jesús, levantado de entre los muertos. Y yo a veces pienso que todo esto que ha pasado ahora es lo que Dios le había prometido a Abraham y a nuestros padres, lo que nosotros hemos estado esperando de generación en generación.



Lucas 1,39-79


1. El parentesco que tradicionalmente se ha establecido entre Isabel, la mujer de Zacarías, y María, la madre de Jesús, no es un dato histórico comprobable. En todo caso, fueran o no parientes, el evangelista Lucas las hubiera hecho aparecer relacionadas por vínculos familiares. Con ello, más que hablar de lazos de sangre está indicando los lazos espirituales que unieron al hijo de Isabel -Juan el Bautista- con Jesús, el hijo de María. Los dos pertenecieron a la tradición de los grandes profetas de Israel, hombres de Dios y de su pueblo.

2. Según una antigua tradición de unos 500 años después de Jesús, Juan el Bautista habría nacido en Ain Karem, una aldea situada en las montañas de Judea, a unos 7 kilómetros y medio al oeste de Jerusalén. En esta zona crecen en abundancia los viñedos y los olivos. Ain Karem quiere decir «la fuente del viñedo». El paisaje es muy hermoso por la fertilidad de la tierra, que contrasta con el desierto de los alrededores. Entre las muchas iglesias y conventos que se han edificado allí en recuerdo del Bautista, destacan la de San Juan, en la que estaría el lugar donde nació el profeta, y la de la Visitación, grande y rodeada de jardines, donde estaría la casa de Isabel y Zacarías. A todo lo largo del claustro de esta iglesia se pueden ver mosaicos con el texto del Canto de María, el Magnificat, escrito en varios idiomas.

3. Zacarías, esposo de Isabel y padre de Juan el Bautista, era sacerdote. Además de la aristocracia sacerdotal de Jerusalén, había en Israel una gran masa de simples clérigos. Se calculan más de 7 mil  en todo el país, aunque en Galilea había muy pocos. Para ser sacerdote no se podía tener ningún defecto físico y era necesario estar entroncado con la familia de Aarón, el hermano de Moisés. Los simples sacerdotes eran hombres de familias pobres, con tan pocos recursos que casi todos ejercían un trabajo manual en sus pueblos para subsistir: carpinteros, picapedreros, comerciantes, carniceros. Tenían su mujer, sus hijos, su casa. Su vida sencilla estaba en contraste con la de los sacerdotes jefes, privilegiados y ricos, que acaparaban los impuestos que pagaba el pueblo. Por eso, el bajo clero hizo causa común con el pueblo al estallar la revuelta antiromana del año 66 después de Jesús, que terminó con la destrucción del Templo de Jerusalén.

4. En tiempos de Jesús, los sacerdotes estaban divididos en 24 clases o secciones. Cada uno de estos grupos realizaba por turno una semana de servicio en el Templo de Jerusalén, de sábado a sábado. Los que vivían fuera de la capital viajaban a Jerusalén y se quedaban allí durante este tiempo. El Sumo Sacerdote sólo oficiaba en el Templo los sábados, los días de luna nueva y en las grandes festividades. Se calcula que cada sección de sacerdotes ordinarios estaría compuesta por 300 miembros. Durante la semana de servicio se echaba a suertes el trabajo que a cada uno correspondía diariamente. Por la mañana, después de un baño ritual, los sacerdotes hacían el sacrificio de los perfumes, el holocausto de un carnero, las libaciones. Por la tarde, se purificaba el altar, se quemaban perfumes. También había que llevar leña para los holocaustos, atender los sacrificios privados de los fieles y mantener siempre encendido el fuego del altar.

Los sacerdotes usaban vestiduras de lino blanco y encima una túnica blanca que ceñían con un largo cordón. Cubrían su cabeza con una cofia de lino blanco. Zacarías, el padre de Juan el Bautista, pertenecía al grupo o familia de Abías y estaba ofreciendo perfume de incienso a la hora del sacrificio de la tarde, cuando supo que Isabel, su mujer, le iba a dar un hijo.

5. El canto de María, el Magnificat, está inspirado en el canto de Ana, madre de Samuel, el último juez de Israel (1 Samuel 2, 1-10) y en otras expresiones de los salmos, de los profetas y del libro del Génesis. Para escribir el relato del nacimiento de Juan el Bautista, el evangelista Lucas también se inspiró literalmente en el nacimiento «milagroso» de Samuel (1 Samuel 1, 1-28). Isabel y Ana, la madre de este profeta, eran estériles cuando quedaron embarazadas.

[«Un tal Jesús». José Ignacio y María López Vigil. Salamanca 1982. Volumen 2, págs. 1058-1067]

No hay comentarios:

Seguidores

Etiquetas

20 N Abraham Abstención Abuelez Abuso de menores Abuso de poder Abusos sexuales Acacia Acebo Aceras Actualidad Acuario Ada Colau Adán Adolfo Suárez Adviento Aféresis Afganistán Afilador Afirmación África Agricultura Agua Aguaviva Agustín del Agua Agustinos Filipinos Ain Karem Aire libre Ajo Alandar Albert Einstein Alberto Cortéz Alberto Iniesta Albino Luciani Alcalde Aldous Huxley Alegría Alejandro Guillermo Roemmers Aleluia Alemania Alex Ubago Alfabetización Alfonso Álvarez Bolado Alfredo Velasco Alicante Alicia Martín Baró Alimentos CE Alma de las cosas Almendro Álvaro Pombo Alzheimer Amando López Amanecer luminoso Amapola Aminatou Haidar Amistad Amor Amusco Ana y Simeón Anacoreta Anastasio Rojo Ancianidad André Wénin Andrés C. Bermejo González Andrés Torres Queiruga Ángel Álvarez Ángel Galindo Ángel García Forcada Animaladas Aniversario Anthony de Mello Anton Chejov Antonio López Baeza Antonio Machado Antonio Machín Año nuevo Añoranza Aparcamiento Apocalipsis Apócrifos Árbol Argentina Arguiñano Armarios Armas Armonio Arte Ascensión Ascensor Asertividad Asesinato Aspidistras Astou Pilar Asunción Ataxia Atletismo Atrio.org Auditorio Miguel Delibes Ausencia Austeridad Autoconfianza Autoridad Avaaz Avería Avisos Ayelet Shaked Aymeric Picaud Ayuntamiento Azorín Azucenas Baltasar Garzón Banco de Alimentos Banco de España Barack Obama Barcelona Barrio de Delicias Barro Bartolomé Esteban Murillo Baruck Spinoza Bautismo Baxter Keaton Beagle Beatriz Cariño Beethoven Belén Benedicto XVI Benito Prieto Coussent Benjamín Prado Bernabé Berta Berto Bertolt Brecht Biblia Biblioteca Bicicleta Bienaventuranzas Bienve Blog Bloque Blowin’ in the Wind Bob Dylan Boda Boj Bolivia Bolsa Bondad Borja Borrado Breva Breviario Buena voluntad Buenos consejos Bufanda Bujedo Cabreo Cactus Cadarso Café Cala Calabaza Calendario Calidad de vida Cáliz Calor Calzado Caminar Camino Camino Astorga Redondo Camino del Pesquerón Campamento Campeonato Mundial de Fútbol Canal de Castilla Cáncer Cancha deportiva Canela Canena Cantabria Caracoles Cardenal Martini Caritas Cáritas Carlos Carlos Aganzo Carlos F. Barberá Carlos González Vallés Carlota Carmen Tablada Carnaval Carne Castilla Castromocho Castromonte Catecismo Catecismo Holandés Catedral Catequesis Caza CCP Cedro Celibato Celina Maricet Celtas Cortos Cena de Pascua Cenar Cenizas Censura Cervantes César Vallejo Change.org Chapuzas Charlot Chetán Chile China Chiquilladas Chispa Cielo Ciencia Cine Ciro Alegría Cisne Claudio Coello Claudio Sánchez Albornoz Clint Eastwood Clonar Cocina Codex Calixtinus Codorniz Coherencia Colegio Colesterol Colón Coltán Comadreja Comedor Social Comentarios Comer Comillas Compañeros Compasión Competición Compromiso Comuneros Comunicación Comunión Concilio Vaticano II Cónclave Concurso Conferencia Episcopal Española Confesión Congo Constitución Española Consumismo Contaminación Control Córdoba Cordura Corea del Norte Corea del Sur Coronavirus Corpus Corrección Correo Corzos Cosas Cosas de la vida Cosecha Creación Credo Crisantemos Crisis Cristales Cristianisme i Justícia Cristo Crucificados Crucifijo Cruz Cuadros Cuaresma Cuento Cueva del Cobre Cuidados Paliativos Cultura Cumbre sobre Clima de Copenhague Cumpleaños Curiosidad Dalí Dámaso Alonso Daniel Barenboim Daniel González Poblete Dante Dante Pérez David Déficit de atención Delacroix Delatar Delibes Delito informático Democracia Dentadura Denuncia Deporte Derecho Derecho a la intimidad Derecho Canónico Derecho de propiedad Derechos Humanos Desagües Desahucio Desaparición Desarrollo sostenible Descalificación Descubrimientos Desiderio Desilusión Despedida Despertar Día de los Sin Techo Diálogo Diapositivas Dietrich Bonhoeffer Difuntos Dignidad Dinamarca Dinero Dios Dios con nosotros Distopía Diversidad Dolor Dolores Aleixandre Domingo Don Dionisio Don Domnino Donald Jhon Trump Donald Zolan Doñana Droga Duda Duende Duero Ébola Ecce Homo Eclesalia Ecología Economía Edad Edelweiss Edición Eduardo Galeano Eduardo Haro Tecglen Ejercicios espirituales El Cid El club de los poetas muertos El Corazón de Jesús El factor humano El Gordo y el Flaco El Mal El muro de Berlín El Norte de Castilla El País.com El Papa El pinar El Pino El Roto El Salvador El tiempo Elba Julia Ramos Electricidad Eloy Arribas Eluana Emaús Emigración Emilia Pardo Bazán Emilio Calatayud Emisión Emma Martínez Ocaña Emoción En Portada Encinas Energía Enfermedad Enrique Barquín Sierra Enrique Estencop Equilibrista Erlich Ernestina de Champourcin Ernesto Cardenal Escalera Escritura Escuela Escultura Esfuerzo Esgueva Esopo España Esperanza Esperanza Aguirre Espíritu Estafa Estandarte de San Mauricio Estrellas Estrellita Castro Estudios Eta Eucaristía Eugenio Europa Euros Eurovisión Eutanasia Eva Evangelio Evidencia Evo Morales Expectación Extranjeros Eylo Alfonso Ezequiel Ezequiel Zaidenwerg Fabio Nelli Facundo Facundo Cabral Familia FAO Fe Febrero Federico García Lorca Feedly Felicidad Felicitación Felipe Felipe VI Félix López Zarzuelo Félix María Samaniego Fernán Caballero Fernando Altés Bustelo Fernando Fernán Gómez Fernando Lorenzo Fernando Manero Ficus Fidel Castro Fidela Fidelidad Fin de año Fiódor Mijáilovich Dostoievski Florence Nihtingale Florentino Ulibarri Flores Florián Rey Folk Fontanería Forbes Forges Foto palabra Fotos Fotos raras Fra Angelico Francia Francis Francisco Cerro Chaves Francisco de Asís Francisco Pino Frases Friedrich Engels Friedrich Wilhelm Nietzsche Frutas Frutos Fuego Fuencisla Fuensanta Fumar Funeral Fútbol Futuro G. B. Ricci Gabriel Celaya Gabriel Fauré Gabriel García Márquez Gabriela Mistral Gaillot Gala Galarreta Gallinas Gamberrada Gandhi Garoña Gas Gatos Gaza Género Generosidad Gente Gerhard Ludwig Müller Girasol Gitanos Gloria Fuertes Godspell Góngora Google Docs Goya Goyo Ruiz Granada Grecia Greda Gregoriano Gregorio Fernández Gripe A Gripe porcina Grupo sanguíneo Guernica Guerra Guerra española Gumi Gustavo Adolfo Béquer Gustavo Gutiérrez Gustavo Martín Garzo Gustavo Poblete Catalán Gutenberg Hacienda Haiku Haití Hambre Hamlet Lima Quintana Händel Hans Küng Harina Haruki Murakami Helecho Hemodonación Hermanitas de los pobres Hermanos Marx Higo Higuera Hiperactividad Hirosima Historia Historias HOAC Hobbes Hodegética Hogar Horacio Horario de invierno Horario de verano Hormigas Hortensia Hosta Huelga Humanidad Humildad Humor Ibrahim iDVD Iglesia Ignacio Ignacio Ares Ignacio Ellacuría Ignacio Manuel Altamirano Ignacio Martín Baró Ildefonso Cerdá Ilusión iMac iMovie Imperio Argentina Impresora Impuestos Incendios Indagación India INEA Infancia Infierno Informe Semanal Ingenuidad Inmaculada Inmigración Innocenzo Gargano Inocencia Interesante Intermón Internet Invictus iPhone iPhoto Irak Irán Isaac Isabel Isabel y Jesús Isaías Isla Islam Israel ITV J. Ratzinger James Dean James Mollison Jan van Eyck Japón Jara Jardín Javier Domínguez Javier Fesser Jazmín Jefté Jenny Londoño Jerusalén Jesús Jesús de Nazaret Jesús Espeja Jesús Visa JMJ Joaquín López JOC Johann Baptist Metz John Carlin John Martyn John P. Meier John Selby Spong Jon Sobrino Jorge Cafrune Jorge Manrique Jorge Negrete José Afonso José Antonio Pagola José Arregui José Delicado Baeza José Gómez Caffarena José Hierro José I. González Faus José Jiménez Lozano José Luis Borges José Luis Cortés José Luis Cuerda José Luis Martín Descalzo José Luis Martín Vigil José Luis Saborido Cursach José Luis Sampedro José Manuel Calzada José Manuel Vida José María Castillo José María de Pereda José María Díez-Alegría José María Manso Martínez José Martí José Mugica José Zorrilla Juan Antonio Marcos Juan de Juni Juan Goytisolo Juan José Tamayo Juan José Tamayo Acosta Juan Martín Velasco Juan Masiá Clavel Juan Pablo II Juan Ramón Jiménez Juan Ramón Moreno Juan Valera Juan Vicente Herrera Juan XXIII Jubilación Judit Juegos Jueves Santo Julia Ardón Juliana Vermeire Julio Lois Justicia Justicia y Paz Juventud Karl Marx Karl Rahner Kaunas Khalil Gibran Konrad Adenauer La Alhambra La Arbolada La Cañada La Codorniz La Fontaine La radio La Ser La Virgen de Guadalupe Labordeta Lacomunidad.elpais.com Lágrimas Laico Lampedusa Lanuza Las Cambras Las Edades del Hombre Las mañanitas Las Villas Laurel Lawrence Ferlinghetti Lenguaje Leocadio Yagüe León León Felipe Leon Gieco León Gieco Léon L'hermitte Leonard Cohen Leonardo Boff Leopoldo Panero Lesbos Ley Ley del aborto Leyendas Libertad Libertad de expresión Libia Libros Lilas Lilit Limonero Limpieza Lina Lince Linda Literatura Lituania Liu Xiabo Liuba María Hevia Llano Llaves Lluis Llach Lluvia Lola Lombarda Lope de Vega López Vigil Loquillo Luar na lubre Lucía Caram Ludwig Feuerbag Luis Argüello Luis Darío Bernal Pinilla Luis Espinal Luis García Huidobro Luis García Montero Luis González Morán Luis Guitarra Luis Mariano Luis Pastor Luis Resines Luna Lunes Lunes Santo Lutero Machismo Maestro de escuela Mafalda Magisterio eclesiástico Mal Maltrato Malvarrosa Mamá Manifiesto del día internacional del Voluntariado Manifiesto por la Solidaridad Manos Manos Unidas Manuel Azaña Manuel del Cabral Manuel Mujica Láinez Manuel Sánchez Gordillo Manuel Vicent Manuela Carmena Máquina Marc Chagall Marciano Durán María María Magdalena María y José Mariamma Mariano Cibrán Junquera Maricas Marinaleda Mario Benedetti Mark Twain Marruecos Marte Martes Santo Martha Zechmeister Martín Jelabert Martin Luther King Martin Niemöller Martirio Marzo Máscara Matilde Moreno rscj Matrimonio Matteo Ricci Maximino Cerezo Barredo Mayo'68 Medicina Médicos sin frontera Medina de Rioseco Medio ambiente Mediterráneo Membrillo Memoria Mentiras Mercado Mercedes Cantalapiedra Mercedes Navarro Puerto Mercedes Sosa Meses México Mi canario Mi casa Mica Michael Czerny Michel Quoist Miedo Miedo escénico Miércoles de Ceniza Miércoles Santo Miguel Ángel Baz Miguel Angel Buonarroti Miguel Ángel Ceballos Miguel Ángel Mesa Miguel Cabrera Miguel de Unamuno Miguel Hernández Miguel Ligero Miguel Manzano Milagro Millán Santos Ballesteros Minueto Miradas Mirlo Mis Cosas Mistagogia Moda Moderación Moisés Moli Molino Monasterio de Moreruela Monseñor Algora Monseñor Romero Montaña Montealegre Moral Moral de la Reina Morgan Freeman Morir con dignidad Morten Lauridsen Mosca cojonera Mosqueo Mouse Mucho queda por hacer Muerte Mujer Mundo rural Munilla Muros Muros de la vergüenza Museo Museo del Prado Museo Oriental Música Nacimiento Nadal Narcisos Natación Natalicio Naturaleza Navidad Neil Armstrong Neila Nelson Mandela Nevada Nicodemo Nido vacío Nieve Niñez Nochebuena Nombres Nona Nuevo Mester Obediencia Obras Obsolescencia Ocas Octavio Paz Oliver Sacks Olivo Olor ONU Opera Oración Ordenador Oro Ortega y Gasset Oscar Wilde Oslo Otoño Pablo Milanés Pablo Neruda Pablo Picasso Paciencia Paco Alcántara Padre nuestro Paellada País Vasco Paisajes Pájaros Pajarradas Pala Palabras Palacios de Campos Palacios del Alcor Palencia Palestina Palomas Pamplona Pan Pancho Pancho Aquino Papá Papa Francisco Paquistán Para pensar Paradilla Paraguas Parlamento Europeo Paro Parque infantil Parquesol Parras Parroquia de Guadalupe Parroquia La Inmaculada Parroquia Sagrada Familia Parroquia San Ildefonso Parroquia San Pedro Apóstol Partenia Partidos Políticos Partituras Pasado Pasatiempos Pascua Pasión Pastores y ángeles Patata Patines Patxi Loidi Pavo real PayPal Paz Paz Altés PDF Pedro Ansúrez Pedro Antonio de Alarcón Pedro Calderón de la Barca Pedro Casaldáliga Pedro José Ynaraja Pedro Miguel Lamet Pentecostés Peñalara Peñalba de Santiago Pep Lladó Perdón Pereza Periodismo Periquito Perplejidad Perroflauta Perrunadas Persianas Personas Pesetas Pete Seeger Peter Menzel Pez Piano Picasa Pico Pie Jesu Pierre Teilhard de Chardin Pilar Pilar del Río Pintada Pinturas Pirineo Piscina Pisuerga Plaga Plantas Plaquetas Plasma Plástico Plata Platón Plaza de Tian'anmen Plegarias Pluralidad Pobreza Poda Poder Poesía Pol Política Pornografía Portugal Pozo Predicación Pregón Prejuicios Premio Nobel de la Paz Premios Goya Presencia Presentación Presente Preservativos Primavera Primavera de Praga Primera Comunión Profetas Prohibir Protesta Proyección Proyecto Hombre Prudencia Prudencio Publicidad Pueblo Puertas Quemadura Quevedo Quijote Quino Quintín García Quira Racismo Radiactividad Raíces Ramadám Ramón Ramón Cué Romano Ramos Rastrojos Ratón Raúl Castro Realidad Recados Recambio Recidiva Recolección Record Guinness Recorrido virtual por el Santo Sepulcro Recuerdos Redes Cristianas Reedición Reflexión Regalo Religión Religión Digital Reloj Remuñe Renglones Repuesto Reseña Bíblica Residencia de Ancianos Resiliencia Resistencia Resurrección Retiro Reyes Magos Ricardo Blázquez Ricardo Cantalapiedra Ripios Risa Roberto Roberto Rey Rock Rogier van der Weyden Rosa Rosalía Rosario Roselen Rossini Rostros Roy Bourgeois Rubén Darío Rudyard Kipling Rut Sábado Santo Sábanas Sabine Demel Sacerdocio Sahara Sal Sal Terrae Salamanca Salomón Salud Samuel Samuel Aranda San Agustín San Antón San Antonio San Bartolomé San Benito San Esteban San Ignacio de Loyola San Isidro San Jerónimo San Joaquín y Santa Ana San José San Juan Bautista San Juan de Ávila San Juan de la Cruz San Lorenzo San Miguel del Pino San Pablo San Pedro San Pedro Regalado San Romà de Sau San Roque San Valentín Sancho Sandalias Sandro Magister Sangre Sanidad Sansón Santa Ana Santa Clara de Asís Santa Espina Santa Marta Santa Mónica Santa Teresa Santiago Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger Santidad Santos Santos Cirilo y Metodio Santos Padres Sara Saramago Saulo Scott Fitzgerald Seattle Seguimiento Segundo Montes Selecciones de Teología Semana Santa Seminario Sentimientos Seriedad Servicio Jesuita a refugiados SGAE Shakespeare Shūsaku Endō SIDA Siega Siesta Silencio Siloé Silverio Urbina Silvia Bara Silvio Rodríguez Simancas Simone de Beauvoir Sínodo Siquem Siria Sócrates Sol Sola Soledad Solentiname Solidaridad Soltería Somalia Sopa Soria Sorolla Sotillo del Rincón Stéphane Hessel Stephen Hawking Sudor Sueños Sumisión Suni Sur T. S. Eliot Tabaco Taco Talleres López Tamarindo Tamarisco Tamiflú Tano Taray Tarifa TBO TDT Tea Teatro Teléfono Televisión Temor Tener tiempo Tensión arterial Teófanes Egido Teología Teología de la Liberación Tercera Edad Tere Teresa Forcades Ternura Terremoto Terrorismo Tetas Thomas Becket Tierra de Campos Tiken Jah Fakoly Tolkien Tomás Apóstol Tomás Aragüés Tomás Moro Tomás Segovia Tomates Torío Toro Torres gemelas de Nueva York Trabajo Tráfico Traición Transición Traveling Wilburys Trigo Trini Reina Trinidad Trufa Tsunami Tumba Twitter Ucrania Umberto Eco Unción de Enfermos Unidad Universidad Urbanismo Urracas Uruguay Utopía Uvas Vacaciones Vacuna Valladolid VallaRna Valle de Pineta Valle del Silencio Valporquero Van Gogh Vaticano Vegacervera Vejez Velázquez Velicia Ventanas Ventiladores Ventura Ventura García Calderón Verano Verdad Verduras Viajes Vicente Aleixandre Vicente Huidobro Vicente Presencio Revilla Víctor Codina Víctor Heredia Víctor Jara Vida Vídeo Viento Viernes Santo Viktor Frankl Villalar Villalón Villancicos Villaverde de Íscar Vino Viña Violencia de género Violencia en las aulas Violetas Virgen del Carmen Virgen del Pilar Visita Vladímir Mayakovski Voluntariado Vuelo 605 Whitney Houston Wikiquote Winston Churchill Wislawa Symborska Woody Allen Xabier Pikaza Yankhoba Youtube Zacarías Zenón de Elea