Sobre pozos y abrevaderos

Con este artículo pretendo participar en el concurso de mariajesús paradela. ¡Gloria a la persona vencedora!

http://4.bp.blogspot.com/_9JZFMHtx01k/TFXGZGT8RLI/AAAAAAAAA9o/XRcLWOTul58/s1600/26+de+julio-+post+concurso+001.JPG

JUNTO AL POZO DE JACOB
Cuando terminó la Fiesta de las Tiendas, Jerusalén despidió con tristeza a los peregrinos que habíamos llenado sus calles durante aquella larga semana. Para nosotros los galileos, era hora de regresar al norte. Después de dos jornadas de camino divisamos el monte Garizim. La llanura negruzca de Samaria se abría ante nuestros ojos.(1)

Santiago - ¡Los ojos alerta! Por estos parajes hay ladrones hasta debajo de las piedras.
Juan - Ya han pasado todas las caravanas. ¿Qué nos van a robar a nosotros?
Jesús - ¡Como no sea los piojos que agarramos en Jerusalén! ¡No llevamos nada más encima!
Santiago - Dirán lo que quieran, pero esta tierra parece maldita.
Juan - Sí es negra... como la panza del demonio.
Santiago - Y está vacía, como el esqueleto de una vaca muerta.
Felipe - Caramba, Santiago, no hables así, que ya bastante miedo tengo yo encima.

Desde hacía cientos de años, los galileos del norte y los judíos del sur temíamos y odiábamos a los samaritanos, aquellos compatriotas nuestros que vivían en las tierras centrales del país. Por todos los caminos de Israel corrían leyendas que agrandaban aquellos temores. Un samaritano era para nosotros un rebelde a las tradiciones de nuestro pueblo y no merecía ni el saludo. Los samaritanos, claro está, también nos despreciaban a nosotros.

Juan - ¿Qué dicen esos callos, Jesús?
Jesús - Dicen que quieren tomarse un descanso, Juan… ¡Uff!
Felipe - Pues yo vendería mi bastón y mis sandalias por un vaso de agua. ¡Me muero de sed!
Santiago - El sol de Samaria es tan traidor como su gente, Felipe.
Juan - Paciencia, camaradas. Cuando ese traidor haya corrido dos palmos más, estaremos en Sicar. Allá podremos comer y beber.
Santiago - Hasta entonces, confórmate tragando saliva, Felipe.

Cuando el sol señalaba la mitad del día, llegamos a Sicar, una pequeña aldea construida entre dos montes, el Ebal y el Garizim, la montaña sagrada de los samaritanos.(2)

Juan - ¡De prisa! ¡A ver quién llega primero al pozo!

A la entrada de la aldea, está el pozo que nuestro padre Jacob compró dos mil años atrás a los cananeos para regalárselo al morir a su hijo José. Es un pozo grande y muy profundo. El agua que corre en abundancia bajo la tierra reseca hace crecer, junto a él, datileras de hojas brillantes.

Santiago - ¡Vamos primero a comprar aceitunas y pan! ¡Las tripas ya me están cantando las lamentaciones de Jeremías!
Juan - ¡Vamos, Pedro! ¡Corriendo! ¿Vienes, Judas? ¿Y tú, Felipe?
Felipe - ¡Sí, vamos todos! ¿Tú, Jesús?
Jesús - No, yo me quedo aquí en el pozo. Estoy muy cansado. Y hasta creo que me está cayendo un poco de fiebre. Yo los espero aquí.
Felipe - Está bien. Échate un sueño, moreno. ¡Y cuando despiertes, tendrás delante una buena jarra de vino! ¡Ea, vamos!

Echamos a correr hacia Sicar.(3) Cuando nos alejamos, Jesús se recostó en una piedra, entre las cañas, y cerró los ojos. Pasó un buen rato...

Abigaíl - Eh... ¿quién anda ahí?
Jesús - Humm... Me quedé dormido.
Abigaíl - ¡Al diablo contigo, barbudo! Me has dado un buen susto, ¿sabes? Pensé que era una rata.
Jesús - Pues ya ves, no tengo cola. Soy un galileo. Peor que una rata, ¿no?

Junto al pozo de Jacob, una mujer samaritana, de rostro hermoso y tostado por el sol, miraba fijamente a Jesús, extendiendo hacia él su brazo moreno, lleno de pulseras.(4)

Abigaíl - Eso lo dices tú. Yo no he dicho nada. Mira, yo no me meto con nadie. Vengo a buscar agua y me voy por donde vine. No me gustan los líos. Así que no quiero nada contigo, ¿sabes?
Jesús - Pues yo sí quiero algo contigo.
Abigaíl - ¿Ah, sí? ¿Un galileo con una samaritana? ¡Vaya! Eso sí que es divertido. Pues te equivocaste de pozo, amigo. El agua de «esta fuente» ya tiene dueño.
Jesús - No, tú eres la que te estás equivocando, mujer.
Abigaíl - Mmmmmm... mmmmmm... mmm...
Jesús - ¿Cómo?
Abigaíl - Mmmmmm... ¡Que yo no hablo con galileos, caramba! ¡No quiero nada con ellos!
Jesús - Pues yo sí me hablo con samaritanas. Y ya te he dicho que quiero algo de ti...
Abigaíl - Mmmm... mmm... mmm...
Jesús - Mira, déjate de ronroneos y dame un poco de agua. Me muero de sed. No me hables si no quieres, pero dame de beber, anda.
Abigaíl - Ah, ¿con que era eso? Mira, no es que una sea mal pensada, pero... ¿así que sólo agua, no?
Jesús - ¿No es bastante? Cuesta poco y no emborracha.
Abigaíl - Sí, sí... Pero yo prefiero el vino.
Jesús - Entonces eres como el mosquito.
Abigaíl - ¿Cómo el qué?
Jesús - Como el mosquito. ¿No sabes tú lo que le dijo el mosquito a la rana cuando se tiró en el barril…? «¡Más vale morir en el vino que vivir en el agua!»... y plash, ¡se zambulló de cabeza y se ahogó contentísimo en el vino!
Abigaíl - ¡Ja, ja, ja! Mmmm... mmm...
Jesús - ¿Qué te pasó? ¿Se te trabó otra vez la lengua?
Abigaíl - Mira, paisano, ponte claro de una vez. ¿Qué andas buscando tú? A mí no me engatusas. ¿Quién eres tú, eh?
Jesús - ¿Quién crees tú que soy yo?
Abigaíl - Apuesto todas mis pulseras a que eres uno de esos bandoleros que andan sueltos por el monte robando a los hombres y violando a las mujeres.
Jesús - ¿De veras tengo cara de eso?
Abigaíl - No, lo que tienes es cara de cuentista. Y de enredador. Porque yo soy una mujer decente y ya me enredaste a hablar contigo. ¡Con un galileo!
Jesús - Y dale con lo de galileo. Pero, ven acá, mujer, ¿qué te han hecho a ti los galileos, dime?
Abigaíl - A mí, nada. Pero a los míos, mucho. Ustedes los galileos se creen los amos del mundo y nos desprecian y hablan mal de nosotros.
Jesús - Y ustedes los samaritanos se creen los amos del mundo y nos desprecian y hablan mal de nosotros. Así que, acaba de darme el agua, que tengo la campanilla pegada aquí atrás.
Abigaíl - Toma el agua, pues, y no me embarulles más.
Jesús - Ahhh... ¡Qué buena!
Abigaíl - Galileo tenías que ser. Ustedes sólo sirven para pedir. ¿No oíste lo que te dije? ¡Que ustedes sólo sirven para pedir y después ni dan las gracias!
Jesús - No grites tanto que ya te oí. Y te voy a dar algo a cambio. ¿Sabes qué?
Abigaíl - ¿Qué?
Jesús - Agua.
Abigaíl - ¿Cómo que agua?
Jesús - Lo mismo que te pido, lo mismo te doy. ¿Quieres agua?
Abigaíl - El sol te debe haber derretido el seso. El cubo y la cuerda los tengo yo. ¿Cómo vas tú a sacar agua?
Jesús - Es que yo conozco otro pozo que tiene un agua más fresca.
Abigaíl - ¿Otro pozo? Que yo sepa, el único pozo que hay por aquí es éste. Por eso fue que lo compró nuestro tatarabuelo Jacob para beber él y sus hijos y sus rebaños.
Jesús - Pues yo conozco un pozo que tiene un agua mejor. Tú bebes este agua y en un par de horas vuelves a tener sed. Pero, si conocieras el otro pozo que te digo, si bebieras una vez de él, te quitaría la sed para siempre.
Abigaíl - Oye, ¿y dónde está ese pozo tan maravilloso, pues?
Jesús - Ah, es un secreto.
Abigaíl - Anda, dímelo a mí, y así no tengo que estar yendo y viniendo a sacar agua.
Jesús - No, no, es un secreto.
Abigaíl - ¿Un secreto? ¡Un cuento de camino! Ya sé yo quién eres tú, ¡un charlatán y un embustero! ¡Un pozo maravilloso, ja!
Jesús - Está bien, está bien, te voy a decir dónde está. Pero llama primero a tu marido.
Abigaíl - ¿A mi marido? ¿Y qué tiene que ver mi marido en esto, pues?
Jesús - Bueno, para que él también se entere de lo del pozo.
Abigaíl - Pues lo siento, paisano, pero tengo que confesarte que no tengo marido. Aquí donde me ves, estoy soltera y sin compromiso.
Jesús - Vamos, vamos, mujer, que eso no te lo crees ni tú misma. ¿No me dijiste antes que «la fuente» ya tenía dueño?
Abigaíl - Bueno, claro, una se defiende como puede.
Jesús - ¿Cuántos?
Abigaíl - ¿Cuántos qué?
Jesús - ¿Que cuántos maridos has tenido?
Abigaíl - Oye, ¿y a ti qué te importa eso, entrometido? ¡Caramba con el tipo! ¿Y tú cuántas, eh? ¿Te he preguntado yo si estuviste en la cárcel o si se te cayeron los dientes?
Jesús - Está bien, no te pongas así. Anda, déjame ver tu mano.
Abigaíl - ¿Tú sabes leer las rayas de la mano?
Jesús - Espérate... Deja ver... Aquí veo... veo cinco.
Abigaíl - ¿Y cómo lo sabes? ¡Sí, es verdad, he tenido cinco maridos!
Jesús - No, yo decía que veo cinco dedos en tu mano.
Abigaíl - ¡Ya sé quién eres tú! ¡Un adivino! ¡Un profeta! ¿Eres un profeta, verdad?
Jesús - Bueno, yo soy un galileo, como tú dijiste antes.
Abigaíl - No, ¡tú eres un profeta! ¡Y yo no le había visto nunca la barba a un profeta! ¡Pues ahora no te me escapas! A ver qué te pregunto yo a ti... Sí, sí, ya lo tengo. Tú me vas a resolver este lío: Mira, ustedes los galileos y los judíos dicen que Dios tiene puesto su trono en el monte de Jerusalén. Y nosotros los samaritanos decimos que no, que es aquí en el monte Garizim donde vive Dios. ¿Qué te parece a ti, eh?
Jesús - Bueno, pues a mí lo que me parece es que Dios ya se levantó del trono y se bajó del monte y puso su tienda aquí abajo, entre la gente, entre los pobres.
Abigaíl - ¡Tú eres un profeta, estoy segura! Y si me descuido, ¡terminas siendo el mismísimo Mesías!

Cuando la mujer samaritana dijo aquello, Jesús se agachó, tomó una piedrecita blanca del suelo y se puso a jugar con ella entre las manos.

Jesús - ¿Y... y si lo fuera?
Abigaíl - ¿Cómo dices?
Jesús - Que si yo fuera el Mesías, ¿qué harías tú?
Abigaíl - Eso te pregunto yo a ti. ¿Qué harías tú?
Jesús - Pues mira, lo primero que haría yo sería comprar un cepillo así de grande para borrar las fronteras entre Samaria y Galilea, entre Galilea y Judea, entre Israel y todos los países. Y después, buscaría una llave maestra para abrir las cerraduras de todos los graneros y así el trigo alcanzaría para todos. Y con un martillo grande rompería las cadenas de los esclavos y los grilletes de los presos. Y después, llamaría a todos los albañiles de la tierra y les diría: Ea, compañeros, desmonten piedra a piedra el Templo de Jerusalén y el templo del Garizim y todos los templos. Porque Dios ya no está en los templos sino en las calles y en las plazas. Y los que de veras buscan a Dios, lo encontrarán ahí, entre la gente. Y también compraría la mejor lejía de batanero para borrar todas esas leyes y todas esas normas que durante años nos han cargado sobre las espaldas... y escribiría una sola ley adentro, en el corazón: la libertad. Sí, todo eso haría.
Abigaíl - ¡Ahora estoy segura! ¡Tú eres el Mesías que esperamos! ¡Ven, ven a mi casa y a mi pueblo y que todos te oigan! ¡Ven, anda!
Jesús - Sí, mujer, pero espérate, mis amigos fueron a comprar algo de comida y ya deben estar al llegar.

Al poco rato, llegamos nosotros. Cuando vimos a Jesús hablando con aquella samaritana, nos extrañamos mucho. No era costumbre que los hombres hablaran con las mujeres a solas. Ni estaba bien visto que un judío conversara con un samaritano de igual a igual. Pero Jesús nunca se preocupó de lo que dijeran de él. Era un hombre libre, más libre que el agua que brotaba de aquel manantial de Siquem.(5) Y nosotros, como ya le íbamos conociendo, no le dijimos nada entonces y nos pusimos a comer. Era mediodía.

Juan 4,1-27



http://1.bp.blogspot.com/_9JZFMHtx01k/TFXHeKeBWsI/AAAAAAAAA9w/S6hjRCRCqOs/s1600/26+de+julio-+post+concurso+005.JPG

Comentarios


1. Samaria es la región central de Palestina. En tiempos de Jesús sus colinas estaban cubiertas de viñedos y olivares. Para regresar de Jerusalén a Galilea era frecuente ir por el camino de las montañas atravesando Samaria. Unos setecientos años antes de Jesús los sirios habían invadido esta zona del país. Deportaron a los israelitas que allí vivían y poblaron la región de colonos. Con el paso del tiempo, los colonos asirios se cruzaron con los restos de población autóctona que habían quedado en Samaria. El resultado fueron los samaritanos: una raza de mestizos, un pueblo con una amalgama de creencias religiosas. El desprecio que sentían los israelitas, tanto los galileos del norte como los judíos del sur, por los samaritanos, era una mezcla de nacionalismo y racismo.

2. Unos cuatro siglos antes de Jesús la comunidad samaritana se separó definitivamente de la comunidad judía y construyó su propio templo sobre el monte Garizim, rival del Templo de Jerusalén. Con esto se consagró el cisma religioso entre ambos pueblos. A partir de entonces, las tensiones fueron en aumento y en tiempos de Jesús la enemistad era muy profunda. Estaba prohibido expresamente el que judíos y samaritanos se casaran, porque éstos eran impuros en grado extremo. Tampoco podían entrar en el Templo de Jerusalén ni ofrecer sacrificios. Se les llamaba “el pueblo estúpido que habita en Siquem”. Los samaritanos se sentían honrados de descender de los antiguos patriarcas de Israel y, aunque realmente tenían sangre hebrea, el resto de los israelitas terminó considerándolos como paganos y extranjeros.

Los samaritanos guardaban escrupulosamente la Ley mosaica, pero se les tenía como idólatras por rendir culto a Dios en el monte Garizim. El Garizim, la montaña sagrada de los samaritanos, era ciertamente un monte muy importante en la historia de Israel, por ser el lugar en donde se pronunciaron las bendiciones sobre el pueblo que al entrar los  israelitas en la Tierra Prometida con Josué al frente (Josué 8, 30-35). El templo samaritano allí erigido estaba destruido en tiempos de Jesús, pero la cima del monte siguió siendo lugar de culto y allí subían los samaritanos a rezar y a hacer sus sacrificios.

Los samaritanos de hoy siguen guardando celosamente sus tradiciones, suben por Pascua al Garizim a sacrificar un cordero según su rito, distinto del judío, y conservan en la sinagoga del barrio de Nablus un rollo de la Ley, que dicen fue escrito por un nieto de Aarón, el hermano de Moisés, aunque esto no tiene ningún fundamento histórico.

3. Sicar era una pequeña aldea, entre el Ebal y el Garizim, montes guardianes de la región de Samaria. Allí estaba el terreno que el patriarca Jacob compró, en el que abrió un pozo, y después regaló a su hijo (Génesis 33, 18-20 y 48, 21-22). La Siquem o Sicar de tiempos de Jesús corresponde a la actual Nablus, una de las ciudades más árabes en territorio de Israel. En Nablus está el barrio de los samaritanos, donde viven los descendientes de esta raza rebelde y singular. En la actualidad quedan muy pocos, sólo se casan entre ellos, conservan un dialecto propio, tienen sus escuelas y su literatura. Los jefes de la comunidad samaritana usan turbantes rojos, como señal de su jerarquía.

4. En los terrenos de Sicar, en Samaria, hay un pozo que, después de casi dos mil años, se sigue llamando como en los tiempos de Jesús: pozo de Jacob. Aún hoy es posible, después de cuatro mil años, beber agua fresca de este pozo, que los cristianos llaman Pozo de la Samaritana. Muy cerca del pozo, la tradición árabe conserva un túmulo funerario que venera como la tumba de José, el hijo del patriarca Jacob, heredero de las tierras de Siquem. Los pozos siempre han tenido gran importancia en Palestina, por la escasez de agua. Las fuentes subterráneas, por ser tan poco abundantes, son fácilmente localizables con exactitud aún después de siglos. Para los pastores y nómadas, los pozos -que llegaban a tener hasta 20 metros de profundidad- eran vitales, pues de sus aguas dependía la vida del ganado, su única fuente de riqueza.

5. Sólo el evangelio de Juan recoge el diálogo de Jesús con la samaritana en una densa elaboración teológica cargada de símbolos. El elemento sustancial del diálogo se resume en la palabra libertad. Al hablar con la mujer samaritana a solas, Jesús rompió a la vez dos arraigados prejuicios de su tiempo: el de género, que prohibía a todo varón hablar a solas con cualquier mujer, y el nacional-racista, que enemistaba a muerte a israelitas y samaritanos. Son índices de su enorme libertad y de su amplísima capacidad de relación humana. Desde un punto de vista teológico, también esta escena habla de libertad. La libertad de Dios, que no quiere ser encerrado en los templos -ni en el de Jerusalén ni en el de Garizim-, sino que quiere relacionarse con nosotros como Padre, en espíritu y en verdad. La nueva comunidad que viene a inspirar Jesús no se distinguirá ya por el culto que de a Dios, sino por la fraternidad con la que haga presente a ese Dios en mitad de la vida.

http://1.bp.blogspot.com/_9JZFMHtx01k/TFXHeKeBWsI/AAAAAAAAA9w/S6hjRCRCqOs/s1600/26+de+julio-+post+concurso+005.JPG

––––––––––––––––––
Esta historia está tomada del libro "Un tal Jesús" (pp. 620-627), de José Ignacio y María López Vigil. Lóguez Ediciones. Salamanca 1984, 2ª edición.
En Hispanoamérica fue muy divulgado en emisiones radiofónicas, y creo que aún sigue en onda…

http://3.bp.blogspot.com/_9JZFMHtx01k/TFXJJFvTZOI/AAAAAAAAA94/p7UiRti0tn4/s1600/26+de+julio-+post+concurso+007.JPG 

12 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Estás haciendo trampas, truhán.

mariajesusparadela dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Miguel Angel.....
¡¡hijo!!...esto es un macrorelato....
¿sabes una cosa?...que como la rana me voy a beber un trago de vino antes de acabar de leerlo todo...o mejor me tiro al pozo...¡por Dios!..jajajaja
Amigo contrincante y rival, bienvenido a la locura Paradelica.

ARO dijo...

Largo relato, mas buen relato. Un temible competidor. Te espero en el campo de esta incruenta batalla en la que nos ha metido Mariajesusparadela.

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Ya comprenderéis que mío no es más que copiar y pegar. Si hay pues algún mérito competitivo es el oportunismo, puro y duro.
¡Es la guerra!

nocheinfinita dijo...

Ofú, esta entrada tendré que leerla por partes, jejej, que tiene mucha miga para mi cerebro. :)

Un abrazo, y como dice Anna, si te has metido en esta paradeladelocos, ya no podràs salir.

noche

Anusky66 dijo...

tan largo como interesante el relato !!!
En esta guerra creativa si que merece la pena "pelear"-
Un beso

PD espero poder poner hoy mi pequeña aportación-

Dilaida dijo...

Buen relato e instructivo.
Bicos

Dilaida dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Ya sé que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Pero es que según me han contado, esta serie radiofónica, que luego terminó en libro (que es lo que yo tengo) lo escuchaba el personal del otro lado del charco como aquí las telenovelas. Paraban lo que fuera para poner la radio.

Tal vez nos viniera bien a nosotros parar un poco, y escuchar o leer, sin prisas y sin agobios. Al final hay tiempo para todo.

Calvarian dijo...

Parece que finalmente acabaron entendiéndose el galileo y la samaritana. Final esperanzador...
Saludos

Carmela dijo...

Interesante relato.
El diálogo entre Cristo y la samaritana está plagado de mensajes.
Uno de ellos es : erradicar los prejuicios.
Otro mensaje aleccionador.: "Dios se bajó del trono y del monte ... puso su tienda entre los pobres".
No hay que buscarlo en los tronos.
Muy bueno!

Seguidores

Etiquetas

20 N Abraham Abstención Abuelez Abuso de menores Abuso de poder Abusos sexuales Acacia Acebo Aceras Actualidad Acuario Ada Colau Adán Adolfo Suárez Adviento Aféresis Afganistán Afilador Afirmación África Agricultura Agua Aguaviva Agustín del Agua Agustinos Filipinos Ain Karem Aire libre Ajo Alandar Albert Einstein Alberto Cortéz Alberto Iniesta Albino Luciani Alcalde Aldous Huxley Alegría Alejandro Guillermo Roemmers Aleluia Alemania Alex Ubago Alfabetización Alfonso Álvarez Bolado Alfredo Velasco Alicante Alicia Martín Baró Alimentos CE Alma de las cosas Almendro Álvaro Pombo Alzheimer Amando López Amanecer luminoso Amapola Aminatou Haidar Amistad Amor Amusco Ana y Simeón Anacoreta Anastasio Rojo Ancianidad André Wénin Andrés C. Bermejo González Andrés Torres Queiruga Ángel Álvarez Ángel Galindo Ángel García Forcada Animaladas Aniversario Anthony de Mello Anton Chejov Antonio López Baeza Antonio Machado Antonio Machín Año nuevo Añoranza Aparcamiento Apocalipsis Apócrifos Árbol Argentina Arguiñano Armarios Armas Armonio Arte Ascensión Ascensor Asertividad Asesinato Aspidistras Astou Pilar Asunción Ataxia Atletismo Atrio.org Auditorio Miguel Delibes Ausencia Austeridad Autoconfianza Autoridad Avaaz Avería Avisos Ayelet Shaked Aymeric Picaud Ayuntamiento Azorín Azucenas Baltasar Garzón Banco de Alimentos Banco de España Barack Obama Barcelona Barrio de Delicias Barro Bartolomé Esteban Murillo Baruck Spinoza Bautismo Baxter Keaton Beagle Beatriz Cariño Beethoven Belén Benedicto XVI Benito Prieto Coussent Benjamín Prado Bernabé Berta Berto Bertolt Brecht Biblia Biblioteca Bicicleta Bienaventuranzas Bienve Blog Bloque Blowin’ in the Wind Bob Dylan Boda Boj Bolivia Bolsa Bondad Borja Borrado Breva Breviario Buena voluntad Buenos consejos Bufanda Bujedo Cabreo Cactus Cadarso Café Cala Calabaza Calendario Calidad de vida Cáliz Calor Calzado Caminar Camino Camino Astorga Redondo Camino del Pesquerón Campamento Campeonato Mundial de Fútbol Canal de Castilla Cáncer Cancha deportiva Canela Canena Cantabria Caracoles Cardenal Martini Caritas Cáritas Carlos Carlos Aganzo Carlos F. Barberá Carlos González Vallés Carlota Carmen Tablada Carnaval Carne Castilla Castromocho Castromonte Catecismo Catecismo Holandés Catedral Catequesis Caza CCP Cedro Celibato Celina Maricet Celtas Cortos Cena de Pascua Cenar Cenizas Censura Cervantes César Vallejo Change.org Chapuzas Charlot Chetán Chile China Chiquilladas Chispa Cielo Ciencia Cine Ciro Alegría Cisne Claudio Coello Claudio Sánchez Albornoz Clint Eastwood Clonar Cocina Codex Calixtinus Codorniz Coherencia Colegio Colesterol Colón Coltán Comadreja Comedor Social Comentarios Comer Comillas Compañeros Compasión Competición Compromiso Comuneros Comunicación Comunión Concilio Vaticano II Cónclave Concurso Conferencia Episcopal Española Confesión Congo Constitución Española Consumismo Contaminación Control Córdoba Cordura Corea del Norte Corea del Sur Coronavirus Corpus Corrección Correo Corzos Cosas Cosas de la vida Cosecha Creación Credo Crisantemos Crisis Cristales Cristianisme i Justícia Cristo Crucificados Crucifijo Cruz Cuadros Cuaresma Cuento Cueva del Cobre Cuidados Paliativos Cultura Cumbre sobre Clima de Copenhague Cumpleaños Curiosidad Dalí Dámaso Alonso Daniel Barenboim Daniel González Poblete Dante Dante Pérez David Déficit de atención Delacroix Delatar Delibes Delito informático Democracia Dentadura Denuncia Deporte Derecho Derecho a la intimidad Derecho Canónico Derecho de propiedad Derechos Humanos Desagües Desahucio Desaparición Desarrollo sostenible Descalificación Descubrimientos Desiderio Desilusión Despedida Despertar Día de los Sin Techo Diálogo Diapositivas Dietrich Bonhoeffer Difuntos Dignidad Dinamarca Dinero Dios Dios con nosotros Distopía Diversidad Dolor Dolores Aleixandre Domingo Don Dionisio Don Domnino Donald Jhon Trump Donald Zolan Doñana Droga Duda Duende Duero Ébola Ecce Homo Eclesalia Ecología Economía Edad Edelweiss Edición Eduardo Galeano Eduardo Haro Tecglen Ejercicios espirituales El Cid El club de los poetas muertos El Corazón de Jesús El factor humano El Gordo y el Flaco El Mal El muro de Berlín El Norte de Castilla El País.com El Papa El pinar El Pino El Roto El Salvador El tiempo Elba Julia Ramos Electricidad Eloy Arribas Eluana Emaús Emigración Emilia Pardo Bazán Emilio Calatayud Emisión Emma Martínez Ocaña Emoción En Portada Encinas Energía Enfermedad Enrique Barquín Sierra Enrique Estencop Equilibrista Erlich Ernestina de Champourcin Ernesto Cardenal Escalera Escritura Escuela Escultura Esfuerzo Esgueva Esopo España Esperanza Esperanza Aguirre Espíritu Estafa Estandarte de San Mauricio Estrellas Estrellita Castro Estudios Eta Eucaristía Eugenio Europa Euros Eurovisión Eutanasia Eva Evangelio Evidencia Evo Morales Expectación Extranjeros Eylo Alfonso Ezequiel Ezequiel Zaidenwerg Fabio Nelli Facundo Facundo Cabral Familia FAO Fe Febrero Federico García Lorca Feedly Felicidad Felicitación Felipe Felipe VI Félix López Zarzuelo Félix María Samaniego Fernán Caballero Fernando Altés Bustelo Fernando Fernán Gómez Fernando Lorenzo Fernando Manero Ficus Fidel Castro Fidela Fidelidad Fin de año Fiódor Mijáilovich Dostoievski Florence Nihtingale Florentino Ulibarri Flores Florián Rey Folk Fontanería Forbes Forges Foto palabra Fotos Fotos raras Fra Angelico Francia Francis Francisco Cerro Chaves Francisco de Asís Francisco Pino Frases Friedrich Engels Friedrich Wilhelm Nietzsche Frutas Frutos Fuego Fuencisla Fuensanta Fumar Funeral Fútbol Futuro G. B. Ricci Gabriel Celaya Gabriel Fauré Gabriel García Márquez Gabriela Mistral Gaillot Gala Galarreta Gallinas Gamberrada Gandhi Garoña Gas Gatos Gaza Género Generosidad Gente Gerhard Ludwig Müller Girasol Gitanos Gloria Fuertes Godspell Góngora Google Docs Goya Goyo Ruiz Granada Grecia Greda Gregoriano Gregorio Fernández Gripe A Gripe porcina Grupo sanguíneo Guernica Guerra Guerra española Gumi Gustavo Adolfo Béquer Gustavo Gutiérrez Gustavo Martín Garzo Gustavo Poblete Catalán Gutenberg Hacienda Haiku Haití Hambre Hamlet Lima Quintana Händel Hans Küng Harina Haruki Murakami Helecho Hemodonación Hermanitas de los pobres Hermanos Marx Higo Higuera Hiperactividad Hirosima Historia Historias HOAC Hobbes Hodegética Hogar Horacio Horario de invierno Horario de verano Hormigas Hortensia Hosta Huelga Humanidad Humildad Humor Ibrahim iDVD Iglesia Ignacio Ignacio Ares Ignacio Ellacuría Ignacio Manuel Altamirano Ignacio Martín Baró Ildefonso Cerdá Ilusión iMac iMovie Imperio Argentina Impresora Impuestos Incendios Indagación India INEA Infancia Infierno Informe Semanal Ingenuidad Inmaculada Inmigración Innocenzo Gargano Inocencia Interesante Intermón Internet Invictus iPhone iPhoto Irak Irán Isaac Isabel Isabel y Jesús Isaías Isla Islam Israel ITV J. Ratzinger James Dean James Mollison Jan van Eyck Japón Jara Jardín Javier Domínguez Javier Fesser Jazmín Jefté Jenny Londoño Jerusalén Jesús Jesús de Nazaret Jesús Espeja Jesús Visa JMJ Joaquín López JOC Johann Baptist Metz John Carlin John Martyn John P. Meier John Selby Spong Jon Sobrino Jorge Cafrune Jorge Manrique Jorge Negrete José Afonso José Antonio Pagola José Arregui José Delicado Baeza José Gómez Caffarena José Hierro José I. González Faus José Jiménez Lozano José Luis Borges José Luis Cortés José Luis Cuerda José Luis Martín Descalzo José Luis Martín Vigil José Luis Saborido Cursach José Luis Sampedro José Manuel Calzada José Manuel Vida José María Castillo José María de Pereda José María Díez-Alegría José María Manso Martínez José Martí José Mugica José Zorrilla Juan Antonio Marcos Juan de Juni Juan Goytisolo Juan José Tamayo Juan José Tamayo Acosta Juan Martín Velasco Juan Masiá Clavel Juan Pablo II Juan Ramón Jiménez Juan Ramón Moreno Juan Valera Juan Vicente Herrera Juan XXIII Jubilación Judit Juegos Jueves Santo Julia Ardón Juliana Vermeire Julio Lois Justicia Justicia y Paz Juventud Karl Marx Karl Rahner Kaunas Khalil Gibran Konrad Adenauer La Alhambra La Arbolada La Cañada La Codorniz La Fontaine La radio La Ser La Virgen de Guadalupe Labordeta Lacomunidad.elpais.com Lágrimas Laico Lampedusa Lanuza Las Cambras Las Edades del Hombre Las mañanitas Las Villas Laurel Lawrence Ferlinghetti Lenguaje Leocadio Yagüe León León Felipe Leon Gieco León Gieco Léon L'hermitte Leonard Cohen Leonardo Boff Leopoldo Panero Lesbos Ley Ley del aborto Leyendas Libertad Libertad de expresión Libia Libros Lilas Lilit Limonero Limpieza Lina Lince Linda Literatura Lituania Liu Xiabo Liuba María Hevia Llano Llaves Lluis Llach Lluvia Lola Lombarda Lope de Vega López Vigil Loquillo Luar na lubre Lucía Caram Ludwig Feuerbag Luis Argüello Luis Darío Bernal Pinilla Luis Espinal Luis García Huidobro Luis García Montero Luis González Morán Luis Guitarra Luis Mariano Luis Pastor Luis Resines Luna Lunes Lunes Santo Lutero Machismo Maestro de escuela Mafalda Magisterio eclesiástico Mal Maltrato Malvarrosa Mamá Manifiesto del día internacional del Voluntariado Manifiesto por la Solidaridad Manos Manos Unidas Manuel Azaña Manuel del Cabral Manuel Mujica Láinez Manuel Sánchez Gordillo Manuel Vicent Manuela Carmena Máquina Marc Chagall Marciano Durán María María Magdalena María y José Mariamma Mariano Cibrán Junquera Maricas Marinaleda Mario Benedetti Mark Twain Marruecos Marte Martes Santo Martha Zechmeister Martín Jelabert Martin Luther King Martin Niemöller Martirio Marzo Máscara Matilde Moreno rscj Matrimonio Matteo Ricci Maximino Cerezo Barredo Mayo'68 Medicina Médicos sin frontera Medina de Rioseco Medio ambiente Mediterráneo Membrillo Memoria Mentiras Mercado Mercedes Cantalapiedra Mercedes Navarro Puerto Mercedes Sosa Meses México Mi canario Mi casa Mica Michael Czerny Michel Quoist Miedo Miedo escénico Miércoles de Ceniza Miércoles Santo Miguel Ángel Baz Miguel Angel Buonarroti Miguel Ángel Ceballos Miguel Ángel Mesa Miguel Cabrera Miguel de Unamuno Miguel Hernández Miguel Ligero Miguel Manzano Milagro Millán Santos Ballesteros Minueto Miradas Mirlo Mis Cosas Mistagogia Moda Moderación Moisés Moli Molino Monasterio de Moreruela Monseñor Algora Monseñor Romero Montaña Montealegre Moral Moral de la Reina Morgan Freeman Morir con dignidad Morten Lauridsen Mosca cojonera Mosqueo Mouse Mucho queda por hacer Muerte Mujer Mundo rural Munilla Muros Muros de la vergüenza Museo Museo del Prado Museo Oriental Música Nacimiento Nadal Narcisos Natación Natalicio Naturaleza Navidad Neil Armstrong Neila Nelson Mandela Nevada Nicodemo Nido vacío Nieve Niñez Nochebuena Nombres Nona Nuevo Mester Obediencia Obras Obsolescencia Ocas Octavio Paz Oliver Sacks Olivo Olor ONU Opera Oración Ordenador Oro Ortega y Gasset Oscar Wilde Oslo Otoño Pablo Milanés Pablo Neruda Pablo Picasso Paciencia Paco Alcántara Padre nuestro Paellada País Vasco Paisajes Pájaros Pajarradas Pala Palabras Palacios de Campos Palacios del Alcor Palencia Palestina Palomas Pamplona Pan Pancho Pancho Aquino Papá Papa Francisco Paquistán Para pensar Paradilla Paraguas Parlamento Europeo Paro Parque infantil Parquesol Parras Parroquia de Guadalupe Parroquia La Inmaculada Parroquia Sagrada Familia Parroquia San Ildefonso Parroquia San Pedro Apóstol Partenia Partidos Políticos Partituras Pasado Pasatiempos Pascua Pasión Pastores y ángeles Patata Patines Patxi Loidi Pavo real PayPal Paz Paz Altés PDF Pedro Ansúrez Pedro Antonio de Alarcón Pedro Calderón de la Barca Pedro Casaldáliga Pedro José Ynaraja Pedro Miguel Lamet Pentecostés Peñalara Peñalba de Santiago Pep Lladó Perdón Pereza Periodismo Periquito Perplejidad Perroflauta Perrunadas Persianas Personas Pesetas Pete Seeger Peter Menzel Pez Piano Picasa Pico Pie Jesu Pierre Teilhard de Chardin Pilar Pilar del Río Pintada Pinturas Pirineo Piscina Pisuerga Plaga Plantas Plaquetas Plasma Plástico Plata Platón Plaza de Tian'anmen Plegarias Pluralidad Pobreza Poda Poder Poesía Pol Política Pornografía Portugal Pozo Predicación Pregón Prejuicios Premio Nobel de la Paz Premios Goya Presencia Presentación Presente Preservativos Primavera Primavera de Praga Primera Comunión Profetas Prohibir Protesta Proyección Proyecto Hombre Prudencia Prudencio Publicidad Pueblo Puertas Quemadura Quevedo Quijote Quino Quintín García Quira Racismo Radiactividad Raíces Ramadám Ramón Ramón Cué Romano Ramos Rastrojos Ratón Raúl Castro Realidad Recados Recambio Recidiva Recolección Record Guinness Recorrido virtual por el Santo Sepulcro Recuerdos Redes Cristianas Reedición Reflexión Regalo Religión Religión Digital Reloj Remuñe Renglones Repuesto Reseña Bíblica Residencia de Ancianos Resiliencia Resistencia Resurrección Retiro Reyes Magos Ricardo Blázquez Ricardo Cantalapiedra Ripios Risa Roberto Roberto Rey Rock Rogier van der Weyden Rosa Rosalía Rosario Roselen Rossini Rostros Roy Bourgeois Rubén Darío Rudyard Kipling Rut Sábado Santo Sábanas Sabine Demel Sacerdocio Sahara Sal Sal Terrae Salamanca Salomón Salud Samuel Samuel Aranda San Agustín San Antón San Antonio San Bartolomé San Benito San Esteban San Ignacio de Loyola San Isidro San Jerónimo San Joaquín y Santa Ana San José San Juan Bautista San Juan de Ávila San Juan de la Cruz San Lorenzo San Miguel del Pino San Pablo San Pedro San Pedro Regalado San Romà de Sau San Roque San Valentín Sancho Sandalias Sandro Magister Sangre Sanidad Sansón Santa Ana Santa Clara de Asís Santa Espina Santa Marta Santa Mónica Santa Teresa Santiago Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger Santidad Santos Santos Cirilo y Metodio Santos Padres Sara Saramago Saulo Scott Fitzgerald Seattle Seguimiento Segundo Montes Selecciones de Teología Semana Santa Seminario Sentimientos Seriedad Servicio Jesuita a refugiados SGAE Shakespeare Shūsaku Endō SIDA Siega Siesta Silencio Siloé Silverio Urbina Silvia Bara Silvio Rodríguez Simancas Simone de Beauvoir Sínodo Siquem Siria Sócrates Sol Sola Soledad Solentiname Solidaridad Soltería Somalia Sopa Soria Sorolla Sotillo del Rincón Stéphane Hessel Stephen Hawking Sudor Sueños Sumisión Suni Sur T. S. Eliot Tabaco Taco Talleres López Tamarindo Tamarisco Tamiflú Tano Taray Tarifa TBO TDT Tea Teatro Teléfono Televisión Temor Tener tiempo Tensión arterial Teófanes Egido Teología Teología de la Liberación Tercera Edad Tere Teresa Forcades Ternura Terremoto Terrorismo Tetas Thomas Becket Tierra de Campos Tiken Jah Fakoly Tolkien Tomás Apóstol Tomás Aragüés Tomás Moro Tomás Segovia Tomates Torío Toro Torres gemelas de Nueva York Trabajo Tráfico Traición Transición Traveling Wilburys Trigo Trini Reina Trinidad Trufa Tsunami Tumba Twitter Ucrania Umberto Eco Unción de Enfermos Unidad Universidad Urbanismo Urracas Uruguay Utopía Uvas Vacaciones Vacuna Valladolid VallaRna Valle de Pineta Valle del Silencio Valporquero Van Gogh Vaticano Vegacervera Vejez Velázquez Velicia Ventanas Ventiladores Ventura Ventura García Calderón Verano Verdad Verduras Viajes Vicente Aleixandre Vicente Huidobro Vicente Presencio Revilla Víctor Codina Víctor Heredia Víctor Jara Vida Vídeo Viento Viernes Santo Viktor Frankl Villalar Villalón Villancicos Villaverde de Íscar Vino Viña Violencia de género Violencia en las aulas Violetas Virgen del Carmen Virgen del Pilar Visita Vladímir Mayakovski Voluntariado Vuelo 605 Whitney Houston Wikiquote Winston Churchill Wislawa Symborska Woody Allen Xabier Pikaza Yankhoba Youtube Zacarías Zenón de Elea