Dispuesto y disponible como siempre ha sido, ¿qué encargo habrá aceptado Ramón en la Casa de Abbá?
Me estoy precipitando. Acaba de marcharse y por tanto allá es un recién llegado. Seguro que estará recibiendo saludos y parabienes, achuchones y agasajos, y tiempo tendrá -claro que allí el tiempo no tiene valor- de ver, juzgar y actuar. Decida lo que decida escoger, triunfará, seguro.
Por si arriba necesitan referencias, sepan que Ramón vale para un roto y para un descosido. Lo mismo le da coger la escoba, organizar una cadena de montaje, o rellenar el frigorífico con lo necesario para toda la semana, que preparar la paella sabatina familiar o armarse de borrador y tiza y dar un curso bíblico en toda regla.
El último año ha colmado su vida con entereza, humildad, tesón…, hasta rebosar. Y así se ha ido. Calladamente, ha respirado profundo y, mientras yo le tenía de la mano, seguro que decía:
Déjame, Señor, así;
déjame que en ti me muera,
mientras la brisa en la era
dora el tamo que yo fui.
Déjame que dé de mí
el grano limpio, y que fuera,
en un montón, toda entera,
caiga el alma para ti.
Déjame, cristal, infancia,
tarde seca, sol violento,
crujir de trigo en sazón.
Coge, Señor, mi abundancia,
mientras se queda en el viento
el olor del corazón. (1)
déjame que en ti me muera,
mientras la brisa en la era
dora el tamo que yo fui.
Déjame que dé de mí
el grano limpio, y que fuera,
en un montón, toda entera,
caiga el alma para ti.
Déjame, cristal, infancia,
tarde seca, sol violento,
crujir de trigo en sazón.
Coge, Señor, mi abundancia,
mientras se queda en el viento
el olor del corazón. (1)
Mañana celebraremos junto a Tere, hijas e hijos, nietas y familia, amigos y amigas, que somos un mogollón, la suerte con que nos ha agraciado la Vida de tener a Ramón por amigo.
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(1) Himno de Laudes del Oficio de Difuntos. Liturgia de las Horas. Leopoldo Panero: Obras completas. (Volumen II). Editora Nacional. Madrid 1973, pág. 185.
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(1) Himno de Laudes del Oficio de Difuntos. Liturgia de las Horas. Leopoldo Panero: Obras completas. (Volumen II). Editora Nacional. Madrid 1973, pág. 185.
3 comentarios:
Pésame amigo. Para alguien tan creyente como vos, esta muerte no duele tanto, se sabe que pasamos por el mundo, que esta no es la verdadera vida, por lo tanto, no hay porque sufrir tanto, todo lo contrario. Pero se le va a extrañar (claro, a ustedes, a los que lo conocieron, a los que lo “aprovecharon”, a los que el ayudo, pero para el resto (o para mí), siempre extrañare a toda persona que es un “bien” para el mundo, aquel que aporta felicidad, trabajo, palabra, acción y gracia en la tierra), estoy seguro que hemos perdido la compañía de un ser extraordinario.
Que Dios lo tenga en la gloria, que su ausencia no nos sea tan pesada, que en algún momento puedan reencontrarse con el todos los conocidos.
Te dejo un fuerte abrazo a vos y a toda la familia y conocidos de Ramón.
HologramaBlanco
(Edgardo)
Bastan referencias como las que haces, señales tan expresivas, para saber que se trataba, se trata, de una gran persona. Vayan estas letras acompañadas de mi pésame y de mi aberazo más sincero para quienes han sentido esa pérdida.
Miguel Ángel me uno al dolor y a la vez a la "resurreción" de una persona que aquí lo dió todo, como se dice por aquí; Ramón fue (una estraletica de mano), a todo llegaba y a todos complacía.
El poema que le has dedicado es de los que pellizcan el alma.
Ramón lo entenderá y agradecerá.
Besos llenos de cariño y ánimo.
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