Tengo un enlace en este blog con un lugar que en teoría y en los papeles no existe. Lo tengo, sí, ahí está, justo a la derecha un poco abajo. Se titula Diócesis de Partenia.
¿Qué es Paternia? ¿Dónde está Partenia? ¿Vale para algo Partenia?
Pongo primero lo que en el mismo Partenia tiene como historia:
Partenia: algo de historia
En tiempos de San Agustín (siglo IV), Partenia figuraba en la "Mauritania Sitifense", dicho de otro modo, en la región de Setif, en las altas mesetas de la actual Argelia.
De esta diócesis, prácticamente, nada se sabe: ni su fecha de nacimiento, ni siquiera su localización exacta. Es inútil buscar hoy ese lugar: desapareció bajo las arenas.
En 484, Hunerico, rey de los vándalos, invadió el país y convocó a los obispos en su palacio de Cartago. Rogato, obispo de Partenia fue perseguido y exiliado.
Puesto que Partenia ya no existe, se convierte en el símbolo de todos aquellos que tiene la impresión de haber dejado de existir, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Es una inmensa diócesis sin fronteras donde el sol nunca se pone.
Y paso ahora a responder a las preguntas que antes me hice.
1ª. ¿Qué es Partenia?
Partenia no es un lugar, no es un sitio, por tanto no busquemos geografía, ni historia, ni literatura, ni poesía, ni ciencia, ¿ni humanidad?
¡Alto ahí! Faltará de todo menos eso, humanidad. Partenia es humanidad en estado puro. Humanidad a palo seco, pero sin tener nada de palo y mucho menos de seco. Partenia es por derivación la mejor concreción que yo conozco en la actualidad de aquel famoso texto evangélico que muchos citan y tantos temen y tantos alegremente encarnan sin tomarlo como base de ningún examen final temido y asustante: Evangelio de Mateo, capítulo 25. Sí, se trata de aquello que dice: “… porque tuve hambre, porque tuve sed, porque estuve preso, porque me vestisteis, porque no os olvidasteis de…”
Partenia es una nada repleta de olores refrescantes.
Partenia es una vida henchida de vidas de todo pelaje.
Partenia es un grito sordo, un coro de voces, una voz coral, sonido armónico que irrumpe suave-dulce-mansamente en el silencio ruidoso del mercado, de la prisa, del negocio, de lo políticamente eficaz, de lo religiosamente vacuo, de lo hermosamente frío, de lo inútil caro-negocio-ocio de esta sociedad…
Partenia es concreción bien concreta del suspiro alivio del profeta: “La caña cascada no la romperá, la mecha humeante no la apagará”.
2ª. ¿Dónde está Partenia?
Abre los ojos, sí los del alma y también los del cuerpo, porque de otro modo es difícil descubrirla. Y abre también los oídos de ambos lugares, porque grita con gritos innenarrables: Partenia está justo en el centro del mundo, o sea, exactamente en la periferia de la Iglesia, que mira tú por dónde es exactamente el corazón del evangelio, de Jesús de Nazaret, por supuesto.
3ª. ¿Vale para algo Partenia?
Difícilmente entrará alguna vez a cotizarse en bolsa. Que ya lo dijo alguien alguna vez:
Pues, eso. Tiene el valor de la mierda cuando nos mancha, y nos salpica, y nos desluce lo que con tanto afán pretendemos embellecer…
Vale lo que vale la mayoría mayoritaria de los seres humanos.
Vale también, hay que decirlo, lo que valoramos cuando en ese momento diario de alivio, nos aliviamos –unos con más dificultad que otros, esa es la verdad- y ya todo ligeritos nos disponemos a volver a tragar cuanto nos echen y más.
Y vale, finalmente, para situar en algún sitio todo lo que no apreciamos porque despreciamos, aquello de lo que huimos porque nos aterroriza, cuanto de ninguna manera podemos ocultar y/o disimular porque constituye nuestra verdadera naturaleza.
¡Ah! y también vale para disfrutar del sol, que en Partenia luce con todo su esplendor. Vamos, que en Partenia nunca sale ni se pone, que es todo, todo, y siempre, siempre, sol.
¿Qué es Paternia? ¿Dónde está Partenia? ¿Vale para algo Partenia?
Pongo primero lo que en el mismo Partenia tiene como historia:
Partenia: algo de historia
En tiempos de San Agustín (siglo IV), Partenia figuraba en la "Mauritania Sitifense", dicho de otro modo, en la región de Setif, en las altas mesetas de la actual Argelia.
De esta diócesis, prácticamente, nada se sabe: ni su fecha de nacimiento, ni siquiera su localización exacta. Es inútil buscar hoy ese lugar: desapareció bajo las arenas.
En 484, Hunerico, rey de los vándalos, invadió el país y convocó a los obispos en su palacio de Cartago. Rogato, obispo de Partenia fue perseguido y exiliado.
Puesto que Partenia ya no existe, se convierte en el símbolo de todos aquellos que tiene la impresión de haber dejado de existir, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Es una inmensa diócesis sin fronteras donde el sol nunca se pone.
Y paso ahora a responder a las preguntas que antes me hice.
1ª. ¿Qué es Partenia?
Partenia no es un lugar, no es un sitio, por tanto no busquemos geografía, ni historia, ni literatura, ni poesía, ni ciencia, ¿ni humanidad?
¡Alto ahí! Faltará de todo menos eso, humanidad. Partenia es humanidad en estado puro. Humanidad a palo seco, pero sin tener nada de palo y mucho menos de seco. Partenia es por derivación la mejor concreción que yo conozco en la actualidad de aquel famoso texto evangélico que muchos citan y tantos temen y tantos alegremente encarnan sin tomarlo como base de ningún examen final temido y asustante: Evangelio de Mateo, capítulo 25. Sí, se trata de aquello que dice: “… porque tuve hambre, porque tuve sed, porque estuve preso, porque me vestisteis, porque no os olvidasteis de…”
Partenia es una nada repleta de olores refrescantes.
Partenia es una vida henchida de vidas de todo pelaje.
Partenia es un grito sordo, un coro de voces, una voz coral, sonido armónico que irrumpe suave-dulce-mansamente en el silencio ruidoso del mercado, de la prisa, del negocio, de lo políticamente eficaz, de lo religiosamente vacuo, de lo hermosamente frío, de lo inútil caro-negocio-ocio de esta sociedad…
Partenia es concreción bien concreta del suspiro alivio del profeta: “La caña cascada no la romperá, la mecha humeante no la apagará”.
2ª. ¿Dónde está Partenia?
Abre los ojos, sí los del alma y también los del cuerpo, porque de otro modo es difícil descubrirla. Y abre también los oídos de ambos lugares, porque grita con gritos innenarrables: Partenia está justo en el centro del mundo, o sea, exactamente en la periferia de la Iglesia, que mira tú por dónde es exactamente el corazón del evangelio, de Jesús de Nazaret, por supuesto.
3ª. ¿Vale para algo Partenia?
Difícilmente entrará alguna vez a cotizarse en bolsa. Que ya lo dijo alguien alguna vez:
“Si la mierda tuviera algún valor, los pobres nacerían sin culo”.
[Bueno, ejem, también se ha dicho: "Come mierda, cien mil millones de moscas no pueden estar equivocadas". Pero esto no es seguro, ¿sabes?
Tampoco estos tienen asegurado no estar equivocados: "Come Mierda"]
[Bueno, ejem, también se ha dicho: "Come mierda, cien mil millones de moscas no pueden estar equivocadas". Pero esto no es seguro, ¿sabes?
Tampoco estos tienen asegurado no estar equivocados: "Come Mierda"]
Pues, eso. Tiene el valor de la mierda cuando nos mancha, y nos salpica, y nos desluce lo que con tanto afán pretendemos embellecer…
Vale lo que vale la mayoría mayoritaria de los seres humanos.
Vale también, hay que decirlo, lo que valoramos cuando en ese momento diario de alivio, nos aliviamos –unos con más dificultad que otros, esa es la verdad- y ya todo ligeritos nos disponemos a volver a tragar cuanto nos echen y más.
Y vale, finalmente, para situar en algún sitio todo lo que no apreciamos porque despreciamos, aquello de lo que huimos porque nos aterroriza, cuanto de ninguna manera podemos ocultar y/o disimular porque constituye nuestra verdadera naturaleza.
¡Ah! y también vale para disfrutar del sol, que en Partenia luce con todo su esplendor. Vamos, que en Partenia nunca sale ni se pone, que es todo, todo, y siempre, siempre, sol.
2 comentarios:
HOLA MIGUEL : QUE LINDO ME GUSTO MUCHO EL POST , ACA PASO a dejartes mis saludos
qeue dios te bendoga ricamente
Tu mundo es grande porque lo sabes recrecer. Sigue así y acabaremos descubriendo sus inmensos horizontes y sus espléndidas perspectivas. Hazlo poco a poco, para que vayamos percibiendo sus matices y singularidades. ¿Paternia?. Bonito nombre, a la vez que expresivo. Nombre que abarca muchos nombres a la vez, que lleva a percibir lo que hay más allá de lo inmediato y que nos mantiene alerta frente al olvido, la indiferencia o el adocenamiento. Cuidalo y muéstralo, que queda mucho camino por recorrer. un abrazo
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