Aprovecho un rato en
la mañana para escabuchar el jardín. La lluvia escasa pero suficiente ha dejado
la tierra blanda y mollar. En poco más de media hora lo he dejado limpio de
raíces perniciosas u ociosas, y listo para el abonado de primavera. Una gozada
darle a la azada con un sol claro y dominador a temperatura ambiente.
Mientras tanto la
lavadora, el mejor invento del último milenio, hacía su trabajo. Sólo he tenido
que restregar un poco unas manchas de carmín (?) del besapiés del Niño en Navidad.
Ahora hacen ese colorante de una fijeza y permanencia que asusta, oiga usted.
Claro que, por contra, protege los labios contra vientos ásperos y cura los
sareados* persistentes.
De otra parte, Gumi y
Berto riñen, que para eso son familia; y no sé bien cuál es la razón, si es que
se quitan uno a otro el sol, o es que deben de vez en cuando marcar quién de
los dos ostenta la autoridad. La paternidad no, porque esa está bien clara.
Compruebo un día más
que los periódicos digitales tardan bastante en actualizarse; y aunque son
online, es ya entrado bien el día y aún sigo con las noticias de ayer.
En la cocina esperan
tranquilos los preparados para la comida de hoy. En un momentín voy a trabajar
con ellos. Hoy toca pasta. Pero no será al estilo italiano, que va; aquí todo
es celtibérico y carpetovetónico. Spain is different!
Compruebo la
erudición, una vez más, del blog Joludi, y lo prolífico que resulta algunos días, tal que
hoy por ejemplo. Quince artículos, de variada extensión, pero todos con igual
chispa, estilo y dominio del saber de ahora y de antes. Instructivo al tiempo
que entretenido.
Carlos Carnicero, por su parte, certero, claro y
contundente. Hoy pone en evidencia que no toda estética es ética. ¿O habrá
querido decir lo contrario? Bueno que me lío; leedlo, maldit@s, leedlo**.
Aburrido por los
correos que me llegan, dejo este cacharro y me lanzo en plancha a rezar entre
cacharros. Si me sale bien, disfrutaremos. Y si no, pues también. ¿Por qué, si
no, iba a decir Santa Teresa que Dios me espera entre los pucheros?
Voy para allá a
comprobarlo. Aquí dejo esta pequeña historieta que he tomado de allí:
«Algunas veces se
extasiaba con la sartén en la mano, "que también entre pucheros anda el Señor".
Al comienzo de sus fundaciones ordenó la Santa que se
hiciese la cocina por semanas y cuando le tocaba a ella ponía un esmero
singular y ponía en evidencia su ternura maternal con las hermanas. Su
compañera de semana, Isabel de Sto. Domingo, la vio alguna vez arrobada con la
sartén en la mano, y dábase el caso que no quedaba en la casa más aceite que el
que había en la sartén, y asiéndose de la misma sartén para que no se
derramase, se sentía contagiada por el arrobo de la Madre y con riesgo de quedar
ambas extasiadas asidas de la sartén.
Dice F. Ribera que "de noche estaba pensando cómo
guisaría los huevos y el pescado y cómo haría el caldo que fuese diferente de
lo ordinario, para dar algún regalo a aquellas siervas de Dios, y aquella
semana era la casa bien proveída". Quedó memoria en San José de Ávila que
cierto día, no de su semana, preguntó la Madre a la semanera: ¿Qué
tienen para cenar mis monjas? Respondió la otra: Madre, tengo
rábanos y leche. Exclamó la Santa: ¡Dios sea
conmigo! ¡Rábanos y leche! Tráigame unos huevos, y con esa leche y pan rallado
haremos un manjarcillo, y con eso cenaremos. Hasta hoy se guarda
este guiso, en memoria de la Madre que no quiso matar a sus monjas con rábanos
y leche.»
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